18 marzo, 2015
Brecha salarial: las mujeres ganan un 27,2% menos que los hombres
“Igual salario por igual tarea”, es una de las reivindicaciones históricas del movimiento de mujeres y feminista. ¿Cuál es la situación de los salarios en la Argentina desde una perspectiva de género?
“Igual salario por igual tarea”, es una de las reivindicaciones históricas del movimiento de mujeres y feminista. ¿Cuál es la situación de los salarios en la Argentina desde una perspectiva de género?
Un reciente informe de las economistas Mercedes D’Alessandro y Magalí Brosio analizó el panorama salarial de las mujeres en la Argentina y concluyó que a pesar de las políticas de empleo implementadas en la última década, “la brecha salarial ha disminuido relativamente poco desde 2003 hasta la actualidad para el empleo registrado y aumentó para el empleo no registrado, en donde el porcentaje de mujeres en esas condiciones es mayor inclusive que el de varones”.
“En provincias como Misiones, Salta y Chubut la situación se agrava dramáticamente: las mujeres ganan alrededor de un 65% menos que un varón”, afirman las autoras de Las mujeres ganamos menos que los hombres en todo el planeta (y tu mamá, también). Algo similar sucede si nos enfocamos en los trabajadores con estudios secundarios incompletos. Dentro de este segmento -que ya se caracteriza por salarios bajos-, las mujeres reciben en promedio remuneraciones 47% menores que sus pares varones, indican.
De acuerdo al informe, uno de los principales argumentos de quienes no analizan la brecha salarial de género de forma crítica es que “la diferencia de promedios entre lo que ganan mujeres y varones no se debe a que las primeras son discriminadas, sino simplemente a que estas trabajan menos horas y en sectores peor pagos”. “Quienes mantienen esta postura parecen olvidar o desestimar que las mujeres partimos de una inequitativa distribución del trabajo doméstico no remunerado, que tiene un gran peso en el por qué muchas veces terminamos dedicando menos horas al trabajo fuera del hogar”, dicen D’Alessandro y Brosio.
Los datos muestran que la participación de las mujeres en el mercado laboral disminuye -por ejemplo‐ a medida que aumenta la cantidad de hijos/as. En Argentina, según el INDEC, las mujeres destinan casi el doble de tiempo que los varones a las tareas domésticas no remuneradas. A su vez, “casi el 90% de las mujeres realizamos estas labores mientras que de los hombres la participación apenas supera el 50%”.
Otro argumento también esgrimido para justificar esa posición es que las mujeres “eligen» trabajos peor remunerados, “sin siquiera preguntarse acerca de la segregación laboral, que nos excluye de participar en ciertos sectores económicos que se perciben como más masculinos, limitando nuestras decisiones (fenómeno es conocido como ‘paredes de cristal’)”.
Una parte de la brecha salarial no parece tener origen ni en una menor cantidad de horas de trabajo ni en la participación en sectores económicos peor pagos, indica la investigación. De acuerdo a la OIT, las diferencias en características observables de cada trabajador o trabajadora (factores como educación, experiencia laboral, sector económico, región, intensidad laboral y ocupación) sólo explican un 46,3% de la brecha de ingresos entre mujeres y varones (brecha explicable).
“¿Y el restante 53,7% cómo se explica?”, se preguntan las economistas. “Es difícil dar una respuesta concreta a ello ya que intervienen factores esquivos o incluso de imposible medición”. Sin embargo, los datos indican que trabajadores y trabajadoras iguales en papeles reciben distinta remuneración por la realización de la misma tarea.
La brecha salarial entre varones y mujeres es en Argentina de 27,2% (de las más altas en Latinoamérica), de los cuales 12,6% de la brecha salarial puede ser explicada por los elementos que corresponden al mercado de trabajo ya mencionados.
En el caso de Chile solamente un 1% de la brecha es atribuible a estos factores medibles y el resto (brecha no explicable) “cae en el lado oscuro de la fuerza en donde encontramos machismo, sexismo, prejuicios, factores culturales, dinámicas laborales que excluyen a las mujeres, derechos inequitativos, etc”, indican las autoras del artículo. “Si todo esto desapareciera en ese país, las mujeres y hombres deberían ganar lo mismo. Algo similar sucede en Brasil, donde incluso deberían terminar ganando más que los varones”.
Formación con perspectiva de género
D’Alessandro y Brosio, ambas graduadas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), además sostienen que una problemática adjunta es el escaso desarrollo teórico de la economía con perspectiva de género. Recién hace dos años en la Facultad de Ciencias Económicas de esa casa de estudios (la de mayor matrícula del país), donde ambas estudiaron y se desempeñan como docentes, se logró incorporar como materia optativa “Género y Economía”.
“La inserción de estas discusiones a nivel conceptual en el entramado del pensamiento e historia económica presenta un nuevo desafío para la ciencia económica en su conjunto y recién empieza a dar algunos frutos”, afirman.
La discusión sobre las causas de la desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral, “hay que abordarla con urgencia y profundidad, porque en ese diagnóstico está la clave para conquistar las herramientas que nos permitan que esa brecha desaparezca”, concluyen las economistas.
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