16 marzo, 2015
UCR-PRO: sobre llovido… mojado
Por Ulises Bosia. La Convención Nacional del radicalismo terminó de zanjar el debate planteado por Elisa Carrió prácticamente desde la fallida fundación del Frente Amplio UNEN. Se fortalece la tendencia al crecimiento del macrismo y se acrecienta la polarización en la escena nacional.

Por Ulises Bosia. La Convención Nacional del radicalismo terminó de zanjar el debate planteado por Elisa Carrió prácticamente desde la fallida fundación del Frente Amplio UNEN. Se fortalece la tendencia al crecimiento del macrismo y se acrecienta la polarización en la escena nacional.
El triunfo de la tendencia que comanda Ernesto Sanz en la interna radical encolumnó a la UCR detrás de la candidatura presidencial del macrismo. Se consumó así un largo giro político de sectores de la oposición, reseñado a tiempo real en esta columna semanal, que iniciaron el siglo con posiciones de centroizquierda pero que fueron virando progresivamente hacia la centroderecha.
La estratega principal de este movimiento no fue otra que Elisa Carrió, que logró anticipar y marcar el camino a la UCR, al socialismo, al GEN, a Proyecto Sur y a Libres del Sur, entre otros, aunque su influencia llegó sólo hasta allí: nunca supo, pudo o quiso ser su conducción.
El desprendimiento final de quienes apuestan a mantener vivo un perfil “progresista” y se sienten traicionados no resulta verosímil ni siquiera a ellos mismos. Participaron concientemente de una estrategia de polarización contra el kirchnerismo que sólo podía conducir a posiciones reaccionarias. Ahora deberán esperar el veredicto de las urnas, muy probablemente más adverso que los de 2011 y 2013.
Alimentando la polarización
El FAUNEN ya estaba muerto, pero la Convención Radical le dio su certificado oficial de defunción. Se abre así una disputa para capitalizar la ausencia de una opción de centroizquierda opositora.
A nivel nacional el socialismo propone a Stolbizer para tratar de mantener esa referencia, pero habrá que ver qué decisión toman estos sectores, porque no puede descartarse que cedan ante las presiones para acompañar a la UCR. También el Frente de Izquierda intentará captar una porción de ese voto, con capacidad de hacerlo, como ya demostró en algunas elecciones provinciales. Y en tercer lugar lo intentará Víctor De Gennaro, que supo acompañar en su momento al progresismo opositor, pero abandonó el barco ante las tempranas señales de tormenta en el horizonte y ahora buscará capitalizar esa decisión.
Sin embargo, el alineamiento de la UCR con el PRO fortalece la tendencia a la polarización de la escena nacional, que por ahora es el vector predominante. Y en ese marco, le permite al macrismo ser la opción mejor preparada para recibir a votantes/sobrevivientes del naufragio del FAUNEN. En otras palabras, la desaparición del FAUNEN será capitalizada principalmente por derecha.
Finalmente, el Frente Renovador de Sergio Massa es el principal perjudicado por la decisión radical. Con Scioli fuerte en la interna del Frente para la Victoria y un macrismo en franco crecimiento apoyándose en posiciones “republicanas” y “antipopulistas”, el espacio político del massismo cada vez se reduce más. Al día de hoy ya sobrevuelan al Frente Renovador las dudas sobre si le alcanzará la nafta para llegar hasta agosto.
¿Fin del bipartidismo?
A lo largo de la década la UCR no logró oponer a un candidato boina blanca como principal rival del kirchnerismo. En 2007 llevó como candidato a presidente a Rodolfo Lavagna, ex ministro de economía del presidente Néstor Kirchner. Pero terminó por detrás de Elisa Carrió. Además sufrió la ruptura encabezada por Julio Cobos, que integró la fórmula “transversal” del Frente para la Victoria. En 2011 probó con volver a las fuentes y postuló a Ricardo Alfonsín, pero tampoco tuvo éxito, siendo superado por Hermes Binner. Ahora todo indica que Ernesto Sanz o bien irá a las PASO contra Macri -buscando un cómodo segundo lugar- o bien directamente se ubicará como vicepresidente del jefe de Gobierno porteño. En cualquier caso su figura quedará relegada por el líder del PRO.
Es decir que si bien la UCR sigue siendo la segunda estructura política más importante del país, a lo largo de esta década no estuvo nunca en condiciones de generar un liderazgo nacional. Y para peor, hoy la versión hegemónica del ideario radical -republicanismo, antipopulismo, liberalismo- logró ser mucho mejor representada por Mauricio Macri.
Por eso sus objetivos para las próximas elecciones son más modestos: recuperar terreno en provincias y municipios y mantener su fortaleza legislativa. A cambio se dispuso a subordinarse a un candidato ajeno con el que difícilmente pueda acordar un programa de gobierno.
La UCR es simplemente una estructura para acceder a cuotas de poder político, del mismo modo que el PJ, pero con mucho menos poder de fuego. Por otro lado, el radicalismo y el peronismo, en tanto identidades de una parte importante del pueblo argentino, se encuentran en reconfiguración y no siempre se ven interpretadas por las estructuras que en su momento las canalizaban.
@ulibosia
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