América Latina

16 marzo, 2015

La polarización política salió a las calles en Brasil

La derecha brasileña, fogoneada por la oposición y por los medios de comunicación hegemónicos, salió a la calle el domingo 15 de marzo para pedir la destitución de Dilma Rousseff. Dos días antes, sectores de la izquierda marcharon pidiendo una reforma política.

La derecha brasileña, fogoneada por la oposición y por los medios de comunicación hegemónicos, salió a la calle el domingo 15 de marzo para pedir la destitución de Dilma Rousseff. Dos días antes, sectores de la izquierda marcharon pidiendo una reforma política.

Todavía está presente en la memoria de muchos las manifestaciones en Brasil de junio de 2013. Iniciadas a partir de una bandera progresista -en contra del aumento de los boletos del transporte público- por sectores de la izquierda, las protestas fueron posteriormente capitalizadas por sectores conservadores de la sociedad que vieron una oportunidad de desestabilizar el gobierno petista. El resultado fue miles de personas -de derecha e izquierda- en las calles del país, cada cual con su reivindicación.

Casi dos años después, y pasadas las elecciones presidenciales que reeligieron a Dilma Rousseff en la disputa más ajustada de la historia de Brasil, los brasileños volvieron a las calles, pero ahora derecha e izquierda marcharon separados y la polarización política se agudizó.

El domingo 15 miles de brasileños salieron a protestar. La destitución de Dilma por el Congreso, el impeachment, fue la palabra que ordenó la protesta que en San Pablo, epicentro de las manifestaciones, reunió 210 mil personas, según datos del instituto de encuestas Datafolha. La Policía Militar habló de un millón de personas, número que fue repetido y festejado por los medios de comunicación hegemónicos, en clara campaña anti-petista.

Periodistas y blogueros independientes, que por twitter hicieron la cobertura de los actos usando la hashtag #JornalistasLivres (periodistas libres), desmintieron rápidamente los números afirmando que por sus dimensiones, la Avenida Paulista, escenario de las protestas, no puede albergar más que 600 mil personas.

La Policía Militar, en Brasil, responde a los gobiernos estadales que, en San Pablo está en las manos del PSDB, principal partido de la oposición de derecha. Los subtes, que también son administrados por el gobierno paulista, abrieron los molinetes para los manifestantes, algo nunca antes visto en la ciudad.

Dos días antes, el viernes 13, sectores de la izquierda marcharon sobre la misma Avenida Paulista exigiendo una reforma política. La Policía Militar contabilizó 12 mil personas, mientras Datafolha divulgó el número de 41 mil. Los organizadores, entre ellos la Central Única de los Trabajadores (CUT) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), afirman que fueron 100 mil quienes pasaron por el acto, bajo una intensa lluvia.

La Unión Nacional de los Estudiantes (UNE), Levante Popular de la Juventud y la Marcha Mundial de Mujeres fueron otras de las organizaciones que se sumaron al acto. El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), el Movimiento Pase Libre, el Partido Socialismo Y Libertad (Psol) y el Partido Socialista de los Trabajadores Unificados, la principal agrupación trotskista del país, no participaron de la manifestación.

Reivindicaciones

Los sectores de derecha piden el impeachment de Dilma motivados por las denuncias de corrupción que involucran miembros del Partido de los Trabajadores y otros partidos aliados, como el PMDB. El esquema de corrupción, todavía bajo investigación, estaría vinculado a la petrolera estatal Petrobras.

En la marcha de domingo no faltaron pancartas y declaraciones pidiendo intervención militar y las comparaciones de Brasil con Cuba y Venezuela. Personas utilizando remeras rojas y periodistas de medios no hegemónicos fueron hostilizados por una multitud vestida de verde y amarrillo.

Los manifestantes también critican el gobierno en el área económica, afirmando que no han podido sostener el crecimiento económico de los dos primeros mandatos petistas y que no ha podido responder a la crisis económica que se avecina.

El domingo por la noche, el ministro de la Justicia, José Eduardo Cardozo, y el secretario general de la Presidencia de la República, Miguel Rossetto, dieron una conferencia de prensa donde anunciaron un nuevo paquete de medidas contra la corrupción, a ser divulgado esta semana. Los miembros del gobierno defendieron la libertad de manifestación, pero rechazaron el contenido golpista e intolerante de algunos manifestantes.

Por su parte la izquierda, el viernes, se posicionó en contra del impeachment de la presidenta. Sin embargo, exigieron una reforma política que ponga fin al financiamiento privado para las campañas electorales, lo que identifican como una de las raíces del problema de la corrupción en el país.

Los manifestantes también pidieron la investigación de todos escándalos de corrupción en el país y no solamente los vinculados al PT. La manutención de los derechos laborales y democratización de los medios de comunicación fueron otras reivindicaciones presentes.

 

Dafne Melo, desde San Pablo – @daflpmm

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