13 marzo, 2015
«Trabajar es un derecho que tenemos todos, también en prisión»
A partir de la polémica suscitada porque un recluso que fue trasladado de la cárcel de Devoto a Ezeiza pidió una indemnización debido a que se consideró despedido, Notas dialogó con Ariel Cejas, director General de Protección de Derechos Humanos en cárceles.

A partir de la polémica suscitada porque un recluso que fue trasladado de la cárcel de Devoto a Ezeiza pidió una indemnización debido a que se consideró despedido, Notas dialogó con Ariel Cejas, director General de Protección de Derechos Humanos en cárceles.
La historia es breve, Germán Ranieri fue condenado a prisión perpetua en 2004. Estando detenido en la cárcel de Devoto comenzó a trabajar pero este año fue trasladado al penal de Ezeiza. Frente a esta situación, a través de su abogado, el defensor oficial Sebastián Tedeschi, el recluso se consideró despedido y pidió una indemnización.
Los medios de comunicación tomaron esta noticia de manera amarillista, cuestionando la legitimidad del reclamo y estigmatizando a Ranieri. De esta forma, mostraron el desconocimiento absoluto que se tiene de la legislación argentina. Por eso Notas decidió entrevistar a un funcionario de la Procuraduría Penitenciaria, especialista en el tema: Ariel Cejas, director General de Protección de Derechos Humanos en cárceles.
– ¿Cómo surge este caso que cobró tanta repercusión considerando que se están diciendo cosas muy disimiles en distintos medios de comunicación?
– El caso lo presentó la defensoría y atraviesa el debate sobre equiparar los derechos del trabajador a los de quienes están privados de su libertad.
Nosotros entendemos que debe hacerse un contrato especial por este trabajo, pero mientras tanto debe regirse por la Ley de Contrato de Trabajo. Hasta tanto este reglamento no se constituya todo trabajador tiene los mismos derechos.
El tema es que los medios solo levantan esto de la forma más amarrilla, pero nunca hablan de las muertes que hay en prisión, de las torturas. Esa es la realidad de la cárcel, no la realidad de que un detenido puede pedir el mínimo vital y móvil o una indemnización.
– Lo que que subyace en el fondo es la necesidad de un castigo social al recluso, un castigo que sea cercano a la deshumanización, por eso se puede pensar en la imposibilidad del trabajo en un ámbito privado de la libertad ambulatoria. Ahí hay un debate muy importante sobre si el preso pierde todos sus derechos al entrar a la cárcel, o solo una parte de los mismos, y el resto sigue siendo el mismo ser humano con las mismas obligaciones y garantías que tiene cualquiera.
– Diste una introducción exacta. El único derecho que se pierde al cometer un delito es del de la libertad. El derecho a la salud, al trabajo, a visitar a su familia, los seguís teniendo, están reconocidos por la Constitución. Es más, son derechos que cada persona tiene desde que nace y que no se cumplen sobre un montón de personas porque el Estado está ausente en una porción muy grande de población. Imaginate cómo es eso privado de la libertad.
– Lo único que el Estado le garantiza a muchas personas es el techo en el pabellón de la cárcel. Ahora, tengo entendido que hay una figura que está repitiéndose mucho que es la del trabajo forzado.
– Exactamente. Son los derechos que tenemos todos, no es un derecho que es un privilegio. Ese es el problema lo quieren mostrar como un privilegio y no es así. Sobre el trabajo forzado están quienes quieren volver a como es en la Provincia de Buenos Aires que te pagan $30 por mes, $50 por mes, te sancionan si no trabajás, si tenés fiebre, si tenés visita no importa, tenés que ir a trabajar.
– ¿Tienen números para mostrarle a la sociedad sobre como un trabajo bien planteado, organizado, desde un lugar que sea de recuperación de derechos, también aporta a tener mejores números en términos de reincidencia, en términos de posibilidad de reinserción posterior?
– Yo no creo en la resocialización dentro de la cárcel, pero si hay algo que te puede dar una oportunidad al momento de salir es la educación y el trabajo. El poder tener un oficio, haberse recibido, tener un título terciario, universitario, te da las herramientas que te pueden permitir tener un trabajo digno afuera.
Está demostrado que las personas que han pasado por el Centro Universitario de Devoto tienen un nivel de reinserción mucho menor. El sistema no quiere que la mayor parte de la población penal pase por el centro universitario o por los centros universitarios, o alance un trabajo con todos los derechos que eso implica, porque se retroalimentan también de eso. Es la selectividad el sistema, siempre se buscan a los mismos. Los que terminan en la cárcel son siempre los mismos.
– ¿Cómo podemos pensar la política penitenciaria en términos de los traslados? Porque este conflicto puntual nace también de como a un recluso lo castigan a partir de los traslados.
– Sin lugar a dudas. Nosotros tenemos hecho un trabajo sobre esto, que demuestra que el traslado permanente es tortura, es un acto de tortura. Condenarte, alejarte de tu familia y llevarte a 1500 kilómetros de tu familia es un acto de tortura. Es mentiroso incluso con respecto a la propia ley 24.660, que es la de ejecución de la pena, que sostiene que debés afianzar los vínculos familiares. Volvemos de nuevo a como el mismo sistema juega en contra para que vos puedas tener un mínimo de herramientas para el día de mañana.
Hemos hecho recomendaciones y presentaciones judiciales, tenemos hecho un proyecto de ley para que justamente las personas que son condenadas deban permanecer en la jurisdicción de su familia y de donde se cometió el delito. No puede ser que el día de mañana quieran sacar la cárcel de Devoto. El 70% u 80% de la población federal es de la Ciudad de Buenos Aires. Pero no, dicen ‘saquemos a los presos de la Capital Federal’, es como una casa la Ciudad de Buenos Aires. Como dice Macri los vecinos no pueden tener presos. Ya sacaron la basura, sacaron los locos, los mandaron a Ezeiza, ahora siguen los presos. De una buena vez por toda la sociedad se tiene que hacer cargo de los presos que tiene.
Federico Araya – @fedearayac
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