2 marzo, 2015
Un clásico: Jugar sin visitantes
La tarde en la ciudad de La Plata está gris. La lluvia se va y vuelve. Se juega el clásico. Ambos equipos han entrado al campo acompañados por niños que llevan remeras con la inscripción «Queremos Jugar…». Piden parar con la violencia. Hace un año y medio que se juega sin visitantes.

La tarde en la ciudad de La Plata está gris. La lluvia se va y vuelve. Gimnasia ya está en el terreno de juego del estadio del Bosque. Mientras sus hinchas cantan, ingresa Estudiantes. Ambos equipos han entrado al campo acompañados por niños que llevan remeras con la inscripción «Queremos Jugar…». Piden parar con la violencia. Hace un año y medio que se juega sin visitantes.
El lema, que también fue cartel desplegado por ambos planteles, fue precedido con el signo #. Son tiempos de hashtag. Es día de comienzo de las sesiones ordinarias del Congreso y #CFKApertura2015 es tendencia. La cadena nacional transmite el discurso de la presidenta. El clásico va por América. Se puede ver de todos los rincones del país. Sobre todo desde los sillones de las casas de los hinchas de Estudiantes por ser visitantes.
El investigador Pablo Alabarces, con más de 20 años en el estudio del tema y autor de Héroes, machos y patriotas. El fútbol entre la violencia y los medios cree que «no se puede suprimir la violencia eliminando al público de los estadios» porque la lógica que guía la cultura violenta sigue intacta. La cultura del aguante está sana y la platea de Central la semana pasada así lo demostró. No era visitante el canalla. El visitante era Tigre.
Van 40 minutos de un partido chato, sin más que una pirueta de Vegetti con destino de gol y un atajadón de Hilario Navarro. Córner para Estudiantes. Cerutti desde la izquierda. Shunke anticipa a todos y gol. Nadie lo grita excepto los jugadores y el cuerpo técnico. En las tribunas habita el silencio por unos segundos. Los hinchas de Gimnasia vuelven a alentar para intentar revertir el mal trago. Los de Estudiantes se abrazan en el comedor.
El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, fue quien acercó la propuesta de la prohibición del público visitante a los estadios luego del enfrentamiento entre las facciones de la barra de Boca antes de un amistoso con San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. «Esto es una medida coyuntural que iremos profundizando», sostuvo entonces.
Ante tal fenómeno estructural de la violencia en el fútbol tuvo aspectos positivos dicha medida. Sin embargo, la profundización está sentada en el sillón con los hinchas de Estudiantes que esperan que Carrillo convierta el segundo gol. Van tres minutos del segundo tiempo y otra vez el silencio ante un gol en un clásico.
Apenas un mes antes del enfrentamiento de la Doce, el Estadio Único de La Plata fue el escenario donde la idea de Berni se comenzó a gestar cuando un hincha de Lanús fue asesinado por la policía. Se dijo más sobre si pertenecía o no a la barra, como si ello legitimara la muerte y para continuar con el reduccionismo de analizar el problema de la violencia desde las barras.
No importa la lógica que la motoriza. No importa saber que se hace con la plata que no genera pero maneja la barra, donde tienen implicancias dirigentes de clubes, políticos y la policía.
La tarde sigue gris en La Plata. Descontó Vegetti pero un minuto antes del cierre Cerutti convirtió, de penal, el tercer y definitivo tanto que selló el 3 a 1 de Estudiantes en una nueva victoria del equipo pincharrata sobre el tripero. En el estadio nadie festeja. El cartel «#Queremos jugar…basta de violencia» queda tirado atrás del banco de suplentes del visitante. El mismo que hace un año y medio no puede ir a la cancha aunque la violencia tiene platea preferencial.
Federico Coguzza – @Ellanzallama
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