27 febrero, 2015
Ataque contra el palacio presidencial de Somalia
Un guardia muerto fue el saldo del ataque con obuses de mortero contra el palacio presidencial de Mogadiscio, la capital de Somalia. Se produce en el marco de una nueva ofensiva contra el gobierno central del grupo salafista Al-Shabab, que no reivindicó la autoría del ataque.
Un guardia muerto fue el saldo del ataque con obuses de mortero contra el palacio presidencial de Mogadiscio, la capital de Somalia. Los disparos fueron al menos cuatro y cayeron sobre el estacionamiento, lo que evitó que el número de víctimas sea mayor.
El ataque no fue reivindicado por ninguno de los grupos armados que actúan en el Cuerno de África, pero se inscribe en una nueva ofensiva de Al-Shabab -organización relacionada con Al-Qaeda-, que controla algunas zonas del país, para hacerse con la capital.
Este hecho se produjo apenas días después de uno de los atentados más graves del último tiempo: el 20 de febrero, dos suicidas hicieron estallar cargas explosivas en el Central Hotel de Mogadiscio, cercano al palacio presidencial y lugar de reunión de ministros del gobierno. Hubo al menos 25 muertos, entre ellos dos diputados y el vice alcalde de la ciudad. Además, resultó herido el vice primer ministro, Mohamed Omar Arte.
Lucha por la existencia
Luego de la caída del general Mohamed Siad Barre, que había gobernado Somalia entre 1969 y 1991, el país estalló en mil pedazos. Devorado por una cultura de clanes, se mantiene desde entonces atomizado, gobernado en pequeñas porciones por distintos grupos liderados por warlords o señores de la guerra.
Diversas organizaciones intentaron hacerse con el poder, pero el único que lo logró fue la salafista Unión de Cortes Islámicas, ideológica y organizativamente cercana a Al-Qaeda, que tomó la capital entre 2006 y 2007. Luego de la rendición, los grupos islamista ultraconservadores se reorganizaron y eso permitió el surgimiento de Al-Shabab (“Los Jóvenes”), que ganó “fama” internacional en 2010, cuando durante el Mundial de Sudáfrica realizó un atentado en Uganda que dejó 75 muertos. También fue responsable de la toma de rehenes en un centro comercial de Kenia, en 2013.
Actualmente, el nuevo gobierno central somalí, formado en 2012 y liderado por Hassan Sheikh Muhamud, logró tomar el control de la mayor parte del territorio -sin contar las regiones de Puntland y Somaililand, ya consolidadas como países independientes aunque sin reconocimiento internacional-, pero la presencia de Shabab se mantiene en regiones del centro y sur del país, cercanas a Mogadiscio.
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