25 febrero, 2015
Comenzó el juicio por la apropiación de Javier Penino Viñas
Se realizó la primera audiencia por el juicio que tiene como única imputada a Ana María Grimaldos, apropiadora del nieto restituido Javier Penino Viñas, quien es juzgada por «sustracción y retención de un menor, falsificación de documento público y supresión de estado civil». La imputada se negó a declarar.

Se realizó la primera audiencia por el juicio que tiene como única imputada a Ana María Grimaldos, apropiadora del nieto restituido Javier Penino Viñas, quien es juzgada por «sustracción y retención de un menor, falsificación de documento público y supresión de estado civil». La imputada se negó a declarar.
Un poco de historia
Javier Penino Viñas es hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino, ambos secuestrados el 13 de julio de 1977, en la ciudad de Buenos Aires, cuando la joven estaba embarazada de 7 meses.
Por testimonios de sobrevivientes se supo que Cecilia permaneció detenida en el Centro Clandestino de Detención (CCD) «El Vesubio», luego fue llevada a la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata y, finalmente, a la ESMA donde a mediados de septiembre de 1977 dio a luz a su hijo, al que llamó Hugo Carlos, en un parto asistido por el médico genocida Jorge Magnacco. Hugo Penino, posiblemente, haya permanecido detenido en el CCD «El Vesubio» y fue visto por sobrevivientes del ESIM de Mar del Plata.
Javier fue apartado de su madre e inscripto de manera ilegal por Vildoza, que hasta 1979 fue jefe del grupo de tareas 3.3.2 de la ex ESMA, y su mujer como su hijo biológico.
Los episodios posteriores configuran una historia desgarradora, como muchas de las que hemos conocido a raíz de las prácticas genocidas.
Las primeras pistas con las que dieron los familiares de Javier vinieron de parte de Sara Osatinsky -que decía que Cecilia había dado a luz en la ESMA- y de Juan Gasparini (otro sobreviviente), quien dijo que había visto a Vildoza un día feriado salir de la ESMA, vestido de civil con un bebe en brazos.
En 1984, un médico atendió a ese mismo niño en una casa de Martínez. Le llamó la atención que la supuesta madre pareciera la abuela, que la pieza pareciera un quirófano, que el chico estuviera tan triste y que en la casa hubiera un cuadro con un marino. El médico habló con las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes iniciaron una causa judicial contra Vildoza. En 1986, Vildoza y su esposa, Ana María Grimaldos, se fugaron con el niño, a quien habían inscripto como hijo propio.
Javier recuperó su identidad en 1999, cuando tomó finalmente el apellido de sus padres biológicos, pero aún se encuentra bajo la órbita de sus apropiadores. A tal punto que hace poco más de un año escribió una carta, cuyo título es «Soy Javier Penino Viñas y pido que me escuchen.»
El texto contiene un relato pormenorizado acerca del modo en el que los Vildoza huyeron del país al comenzar las denuncias contra los represores. Javier describe con detalles la aparición de agentes secretos de la Armada en Paraguay –el primer destino de los Vildoza–, correos con dinero y especialistas en confeccionar papeles falsos. «Esto incluía partidas de nacimiento para los tres –señala Javier–, partidas de casamiento, pasaportes que parecían ser completamente oficiales, DNI, cédulas de identidad y hasta registro de conducir y calificaciones de ingeniero-técnico electrónico para mi padre de crianza».
Pero sobre todo, la carta busca suavizar las responsabilidades de Vildoza –que para la Justicia está prófugo desde hace más de dos décadas, pero Javier lo da por muerto y “cremado” en 2005–, y para mejorar la situación judicial de Ana María Grimaldos (única procesada y detenida desde 2012) y del grupo de empresas de casinos (American Data) ligadas a esa familia, investigadas por el robo de bienes a los desaparecidos.
Ante la inminencia de la llegada de Javier para declarar en el juicio oral que juzga a su apropiadora, y fiel a su estilo de no bajar los brazos, Estela de Carlotto señaló que «Sería muy bueno escucharlo y que escuche. Creo que si tuviera oportunidad de escuchar la voz de su madre clamando desde el secuestro por él y pidiendo la oportunidad de que se lo salve, y se lo encuentre, por ahí le llega al alma el mensaje que le da su mamá desde el cautiverio, una mamá que nunca volvió.»
Comenzó el juicio oral: Grimaldos se negó a declarar
Sin embargo, Javier se mantuvo en su postura, intentado concentrar todas las responsabilidades en Vildoza (supuestamente muerto) y desligando a Grimaldos, quien se negó a declarar, en el día de ayer, frente al Tribunal Oral Criminal Nº 4. En tal sentido remarcó que fue Vildoza el que siempre supo su verdadero origen: «Él estaba seguro que yo era hijo de desaparecidos pero no sabía si era de Viñas».
Allí el joven afirmó que su «madre adoptiva», al referirse a su apropiadora, siempre pensó que había adoptado a un bebé huérfano, en base a los dichos de su marido, el jefe de los Grupos de Tareas de la ESMA Jorge Vildoza, prófugo de la Justicia. Buscando desligar, de ese modo, a Grimaldos del delito de apropiación.
Además, Javier volvió a afirmar que Jorge Vildoza, -quien para la justicia está prófugo desde 1986- está muerto, como ya lo había sostenido en su carta, aunque sin presentar una constancia fehaciente de ello.
Por otra parte, el joven relató que cuando los tres se fugaron en 1984 con documentos falsos provistos por «gente de la Armada» la familia pensó que era por lo hecho por su padre en el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA y no por su adopción.
«Grimaldos se sintió traicionada cuando se enteró» y consideró que a Vildoza «le favorecía que se demore que yo supiera que era adoptivo. Nosotros lo creíamos prófugo por lo del grupo de tareas», concluyó.
Luego de Javier, declaró su abuela materna, Cecilia Pilar Fernandez de Viñas, quien con palabras cargadas de dolor, pero también de esperanza, trazó el trágico recorrido de su hija y de su yerno, al tiempo que dejo ver que Grimaldos lejos estaba de no saber nada sobre la procedencia de Javier. Este último fue “violentamente separado al nacer de su madre, en el infierno de la ESMA, ese bebé se fue convirtiendo en un niño preso de la mentira en la que lo sumieron Jorge Vildoza -uno de los jefes de aquel centro clandestino, todavía prófugo de la Justicia- y su mujer Ana María Grimaldos”.
Y la Abuela Viñas concluyó, dirigiéndose a los jueces y al público: “Esto es muy duro para todos. Yo a Javier nunca tuve ganas de cuestionarle nada. Me encantaría que me hable, que me escriba, y me queda poco tiempo, así que lo que más deseo es ver a sus dos hijos, que son mis bisnietos, junto con mis otros dos bisnietos, todos juntos”.
¿Cómo sigue esto?
El juicio se desarrollará en tres audiencias, en los tribunales federales de Comodoro Py. La acusación estará a cargo del fiscal Horacio Azzolin y la querella, de la asociación «Abuelas de Plaza de Mayo».
La próxima audiencia será el 26 de febrero, donde brindarán testimonio Guadalupe Penino (tía paterna); Jorge Hipólito Meijide; y Carlos Viñas (tío materno).
En la foto: Cecilia Viñas y Hugo Penino, padres de Javier Penino Viñas, secuestrados el 13 de julio de 1977.
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