Derechos Humanos

22 febrero, 2015

Marcha en reclamo de justicia para Omar Cigarán

Cientos de personas se manifestaron este viernes frente a Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad para reclamar que se aparte de la fuerza al policía que asesinó al joven de 17 años en un caso de gatillo fácil y está a la espera del juicio por homicidio. El joven era perseguido y hostigado por la Bonaerense.

Familiares de Omar Cigarán acompañados por distintas organizaciones se movilizaron hasta la Auditoria General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad para reclamar que se expulse o, al menos, suspenda de la Policía Bonaerense al agente Diego Walter Flores, autor del disparo que terminó con la vida del joven de 17 años en un nuevo caso de gatillo fácil en la ciudad de La Plata. La exigencia se produce en momentos en que el integrante de la fuerza está a la espera de la fecha del juicio que lo juzgará por homicidio mientras continúa portando un arma en funciones.

La manifestación se realizó en el marco de lo que la familia llamó “la semana de Omar”, ya que el pasado 15 de febrero se cumplió el segundo aniversario de su muerte y este viernes hubiera cumplido apenas 20 años. Pero hay un dato más. El día anterior a su asesinato, el 14 de febrero de 2013, una patota de policías de la Comisaria Segunda entró a la casa de Omar. Rompió todo, maltrató a la mamá del adolescente, Sandra Gómez, y uno de ellos, apuntándole con una itaka, le dijo: «¿Dónde está el guacho? Si no lo entregás hoy en la Comisaria, mañana lo tenés muerto». Y así fue. Murió por la bala ejecutada por un agente que se encontraba de civil y disparó desde arriba de un auto en un confuso episodio.

Durante la concentración, la titular de Asuntos Internos, Viviana Mónica Arcidiácono, recibió a una delegación de la familia de Omar, patrocinada por la Asociación Miguel Bru. Tras la reunión, Rodrigo Pomares, abogado de la organización, manifestó que la funcionaria formalizó “el compromiso de hacer todo lo posible para avanzar con un sumario” contra Flores, aunque aclaró que necesita que “avance la causa penal” ya que, de lo contrario, no puede lo desplazar por mal desempeño.

El letrado señaló que “esto es una dificultad” debido a que “una condena penal es algo muy distinto a una denuncia administrativa”. En ese marco, destacó que “planteamos que se evalúe el caso de manera profunda entendiendo que hay elementos que permiten identificar una causa grave en el accionar del policía que intervino en el hecho. No es necesario llegar a la condena penal para darse cuenta de que usó el arma de forma temeraria, ya que sacó el revólver con la mano invertida del lado derecho de la ventanilla y mató a una persona”.

Omar murió de un disparo en el tórax cuando, según la versión policial, Flores vio que intentaba robarle la moto a otro efectivo de civil. El agente justificó su accionar diciendo que el chico tenía un arma, pero el arma no fue hallada en la escena del crimen sino en la morgue policial, luego de una serie de irregulares. La familia denuncia que fue plantada.

Incluso, la fiscal Ana Medina sin mirar las pruebas aportadas por la querella dictaminó que el agente actuó en legítima defensa, cerró la causa y pidió su absolución, por eso hoy no hay fiscal en la causa elevada ya a juicio.

“La historia de Omar es repetida en muchos casos. Es la secuencia del hostigamiento, el reclutamiento para el delito y llevar cada vez más a los márgenes a estos pibes que después terminan muertos por la policía”, dijo Pomares.

El Estado provincial y municipal siempre estuvo ausente en la vida de Omar. Era un joven que a los 8 años dejó la escuela por problemas de conducta. Poco después conoció las drogas y el delito y recién ahí llegó la mano del Estado. Formaba parte de los pibes de ‘la banda de La Frazada’, un grupo conformado por jóvenes en situación de calle que se reúne en Plaza San Martín de La Plata.

La familia de Omar recorrió distintos estamentos del Estado para pedir ayuda pero siempre se encontraba con las puertas cerradas. Ninguna de las instituciones que abordan las problemáticas vinculadas a la niñez y adolescencia en situación de vulnerabilidad estuvo a la altura.

Además, era perseguido, golpeado, hostigado y amenazado por la policía. Dieciséis veces denunciaron esta situación y solo una tuvo devolución de parte de la Justicia. La presentación había sido formulada contra un servicio de calle. “Nos llamaron tres meses después de que mataran a Omar para que rectifique la denuncia. Eso es una terrible vergüenza y una canallada. Si se hubieran ocupado antes Omar estaría vivo”, subrayó Sandra.

Hace poco más de un año la mamá de Omar denunció amenazas. Las sufrió su hija de 14 años. Fue luego de una manifestación para reclamar justicia. “Un policía se bajó de un auto particular, la agarró y le dijo: ‘decile a tu mamá que se deje de romper las pelotas con la causa porque le vamos a volver a pegar donde más le duele”, contó Sandra, pero la causa se archivó por falta de pruebas.

 

Leopoldo Coda, desde La Plata – @LeoCoda

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