21 febrero, 2015
Deuda griega: habemus acuerdo en el Eurogrupo
Luego de casi un mes de intensas negociaciones, este viernes se logró un acuerdo provisorio con el Eurogrupo en torno a la renegociación de la deuda griega. Durante la tercer reunión en la última semana y media el tuit del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el francés Pierre Moscovici, anunció que por fin se había llegado a conciliar las posiciones de ambas partes.

Luego de casi un mes de intensas negociaciones, este viernes se logró un acuerdo provisorio con el Eurogrupo en torno a la renegociación de la deuda griega. Durante la tercer reunión en la última semana y media el tuit del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el francés Pierre Moscovici, anunció que por fin se había llegado a conciliar las posiciones de ambas partes.
El breve documento consensuado en la reunión del Eurogrupo fue escrito por su presidente Jeroen Dijsselbloem y los ministros de Finanzas de Alemania y Grecia, Wolfgang Schäuble y Yanis Varufakis. El punto principal acordado tiene que ver con la extensión por cuatro meses del «Acuerdo master para facilitar la asistencia financiera» al país heleno. El objetivo que persigue dicha decisión consiste en revisar las condiciones del acuerdo para lograr una mayor flexibilidad.
Otro logro de la negociación para el gobierno griego tiene que ver con la disponibilidad de los 1.900 millones de euros que reclama por el rendimiento de los bonos de deuda al Banco Central Europeo (BCE). La entidad financiera, por su parte, volverá a tener a su disposición 10.900 millones de euros en bonos que estaban en las reservas griegas y sirven para cubrir la recapitalización de la banca en el país.
Varias de las concesiones que realizó el gobierno griego ya habían sido anunciadas en la última semana. Los integrantes de la troika (BCE, FMI y Comisión Europea) seguirán supervisando el desarrollo de los acuerdos, aunque posiblemente cambie su denominación y la forma de hacerlo. El documento señala que «las autoridades griegas reiteran su inequívoca obligación de honrar sus obligaciones financieras a todos sus acreedores completamente y oportunamente». El gobierno griego también se compromete a «abstenerse de cualquier revisión de medidas y cambios unilaterales de las políticas y reformas estructurales que podrían impactar negativamente en los objetivos fiscales, en la recuperación económica o la estabilidad financiera, como evalúan las instituciones».
El punto que queda pendiente definir el próximo lunes tiene que ver con la presentación por parte del gobierno griego de una especificación de la medidas y reformas inmediatas que va a llevar adelante.
En lo inmediato, este acuerdo evita un posible default en caso de que Grecia no cumpliera con el pago de 2.500 millones de euros el 28 de febrero. Más a mediano plazo, en junio hay un nuevo vencimiento de deuda de 3.500 millones de euros y, hasta ese momento, habrá tiempo para poder renegociar.
Una lucha dialéctica
El gobierno griego logró dos cuestiones fundamentales con el acuerdo. La primera de ellas es haber logrado una extensión del rescate (si bien en un comienzo de la negociación se pedía seis meses, desde el lunes ya se negociaba para lograr cuatro). La segunda, que era innegociable para las autoridades griegas, es la no imposición al país de medidas de austeridad para cumplir sus compromisos de deuda. En el acuerdo se fijan objetivos para la economía griega, pero no que los mismos se llevarán adelante a través de ajustes que recaigan sobre la inversión social o la descapitalización del estado con nuevas privatizaciones.
Yanis Varoufakis fue claro al respecto una vez finalizada la reunión cuando señaló que en su país no se aumentará el IVA ni habrá recorte de pensiones. El ministro de Finanzas griego destacó el consenso y declaró que: «a partir de hoy seremos coautores de nuestro futuro, desde hoy seremos nosotros los que decidamos las reformas».
Desde los medios de comunicación conservadores del continente se intenta presentar al acuerdo como una capitulación del gobierno griego. Intentan mostrar que la radicalidad de Syriza se acabó cuando tuvo que sentarse a negociar y que todas las concesiones que se le dieron ya estaban previstas.
Esa lectura política reproduce las conclusiones de Wolfgang Schuble que declaró: «El encuentro con la realidad es siempre muy duro, eso también vale a menudo para nuevos gobiernos. Gobernar es una cita con la realidad y la realidad a menudo no es tan bonita como los sueños».
Una apreciación semejante deja de lado que el ministro de finanzas español, Luis De Guindos, y su colega de Portugal, María Luis Albuquerque, intentaron bloquear el acuerdo hasta último momento. En ambos países no casualmente gobiernan partidos conservadores en los que hay elecciones este año y los oficialismos no llegan bien parados luego de aplicar medidas de austeridad durante los últimos años. Evidentemente, el acuerdo conseguido y el ejemplo de Syriza les juegan en contra.
¿Quienes ganan?
Entre los consensos parciales logrados hay concesiones de ambos lados. Ni el gobierno alemán y la troika lograron que en Grecia se despidan más trabajadores públicos, se continúe con los procesos de privatizaciones o se aumenten las tarifas de los servicios públicos continuando con el plan de austeridad; ni las autoridades griegas lograron desprenderse del control de los integrantes de la troika.
Lejos de tratarse de un episodio final, el acuerdo logrado es el primer capítulo de un proceso de renegociación que recién comienza. En la realidad política y económica del continente un acuerdo era necesario para ambas partes. El nuevo gobierno griego, luego de prometer que no se saldría de la zona euro, hubiese sufrido un duro golpe político si a menos de un mes de asumir entraba en default y no podía acordar con el Eurogrupo algún tipo de salida parcial. Mientras que desde la troika y el gobierno alemán tampoco era conveniente abrir las puertas a profundizar la crisis del euro en un continente convulsionado políticamente durante los últimos meses.
Los socialdemocratas, que han jugado un rol de mediadores en las negociaciones, tampoco salen directamente desfavorecidos. Que Ángela Merkel se haya reunido el último 30 de enero con François Hollande para fijar las condiciones de negociación y lo haya vuelto a hacer horas antes de la última reunión del Eurogrupo en la que se logró el acuerdo, demuestra que el consenso conservador entre conservadores y socialdemocratas aún se mantiene sólido. Aunque también hay un logro muy importante para el gobierno griego, pues como señala Varoufakis: «Hay que ser muy estrecho de mente para decir que seguimos teniendo el mismo rescate».
Lucas Villasenin – @villaseninl
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