6 febrero, 2015
Gustavo Ng: «Hay que ir a China a pelearla, pero hay que pelearla mejor»
Entrevista exclusiva de Notas a Gustavo Ng, periodista especializado en la relación entre Argentina y China y editor de la revista de intercambio cultural argentino-chino Dang Dai. Análisis de la relevancia de la visita presidencial a China y de las inversiones del país asiático en la Argentina.

Entrevista exclusiva de Notas a Gustavo Ng, periodista especializado en la relación entre Argentina y China y editor de la revista de intercambio cultural argentino-chino Dang Dai. Análisis de la relevancia de la visita presidencial a China y de las inversiones del país asiático en la Argentina.
-¿La visita de Cristina a China realmente implica un “salto de calidad” en las relaciones bilaterales, como sostuvo la presidenta en sus declaraciones?
–Hay mucho de marketing. La relación avanza a los saltos, de todas maneras
-Entonces ¿para qué fue Cristina a China?
-Bueno, a China le interesa Argentina. Pero hay que dimensionar, porque ellos reciben dos o tres presidentes por semana. Pero este es un país que tiene recursos que los tipos van a necesitar. Y además tiene muchas posibilidades de crecimiento y ellos acá pueden hacer y deshacer. Entonces quieren cultivar eso y armar un esquema a 5 o 10 años. Y el gobierno lo vio. Es decir, solos no nos mantenemos. Y se presenta esa oportunidad y el gobierno la encontró conveniente.
Pero además es medio inevitable. Se está siguiendo hacia dónde va la ola. La oposición, que es una oposición delirante, está diciendo “Estados Unidos, Estados Unidos”. Pero es un delirio, porque Estados Unidos también está diciendo “China”. Entonces el movimiento va hacia ahí. Y estos son peronistas, son pragmáticos. Claro que van otros presidentes y siempre están con perfil bajo, pero los argentinos siempre tienen que dar la nota, como con lo del famoso tweet de Cristina. Pero está todo arreglado en la relación entre los dos. No puede venir el presidente chino acá y después no ir alguien para allá.
-Pero a lo largo de la década hubo distintos momentos. Algunos en los que se anunciaron grandes acuerdos e inversiones con China y otros momentos en los que nada parecía estar a la altura de lo anunciado. ¿Ahora te parece que estamos ante algo significativo o se trata de una nueva declaración de intenciones sin mayor impacto real?
-Bueno, los ritmos de la realidad, muy determinados por China, no coincidieron nunca con los ritmos de los medios. En 2004 vino el presidente Hu Jintao y se reunió con Néstor Kirchner y cuando se fue, alguien del gobierno largó que iban a invertir 11 mil millones de dólares. Pero eso no se derivaba de ninguno de los acuerdos. Los acuerdos siempre son lábiles, de amplias intenciones, casi anhelos. Después viene la implementación. Y la oposición agarró eso, a las dos semanas, para empezar a decir que todo eran cuentos chinos. Pero lo cierto es que después vino más guita que la que se dijo en ese momento. Lo que pasa es que no fue en los tiempos y ni en las cosas que se dijo.
A nivel medios hay momentos de sube y baja de la presencia de China, gran amor y relaciones carnales y después achatamiento. Pero si mirás una línea de inversiones vas a ver un crecimiento. Puede ser que haya algunas fluctuaciones: 2011 fue muy fuerte, cuando compraron la petrolera, 2013 fue bastante fuerte cuando vino el banco chino. Pero en promedio es bastante constante el crecimiento de la inversión. Y eso es lo que desde el sentido común y los medios no está contemplado. La inversión en infraestructura es grande. Antes de ayer se inauguró el mayor complejo de represas, está lo del petróleo, los trenes…
-Este jueves Rodríguez Larreta y Vidal anunciaron la compra de una cantidad de vagones de subte a China para la línea A.
-Y después critican al gobierno. Pero es cierto que el gobierno tampoco informa. Estas cosas no tienen ningún escenario de discusión. El gobierno no abre el juego. Okey, no podés licitar todos los temas, pero sí abrirlos. Si con la ley de medios se pudo hacer eso que fue democráticamente muy positivo, dos años de hacer circular ese proyecto de ley por todos los ámbitos… Está bien que no podés hacer eso con todos los proyectos, pero sí se hubiera podido involucrar más a la gente en este debate.
-Y el dinero que ha venido, ¿a dónde fue? A Infraestructura, represas, petróleo, trenes… ¿Y qué más? ¿En el tema de la soja realmente se ha puesto plata?
-Es más complicado, porque Cofco compró Nidera y Nidera es dueña del complejo entero de la soja, entonces ahora los chinos te venden el grano, el RoundUp y después te compran la soja. Entonces quedás medio cautivo en ese caso. Pero también Cofco responde a distintos intereses, tiene que hacer un armado internacional. Pero está claro que a China le interesa la soja argentina porque es muy importante dentro de la cadena alimenticia. Hay como un 60% de la soja que es forraje para chanchos. Y los chanchos son el 90% de la carne de ellos. Otro 10% es pescado. Y una cantidad importante de la soja va para aceite de cocina. Y ahí está la discusión. Los chinos dicen “yo te compro el grano” y acá le dicen “yo te vendo el aceite”.
-Pero eso es un fenómeno que no es sólo argentino. China tiene una gran presencia en toda América latina en los últimos años. No es que esto pasa con Argentina porque sean especialmente amigos.
-Un trabajo interesante, que algunos lo han hecho, es ver cómo manejó el gobierno argentino la relación con China y cómo la manejan otros gobiernos latinoamericanos, incluso de diversos signos políticos (porque a los chinos no les importa eso). Hay más de 50 países con los que China tiene relación estratégica. Estratégica es porque ya es estructural. Para Argentina, China ya es una parte estratégica de la economía.
Y esto, lógicamente, tiene que ver con las dimensiones, con la escala. Porque es un país que estuvo creciendo durante 25 años entre el 11 y el 14% anual. O sea, era lógico que pasara lo que pasó con China, que volviera al lugar en el que estuvo siempre. Dicho sea esto sin ningún esencialismo. Este es un mundo distinto al de la última vez en que fueron el país más importante del mundo, hacia mediados del siglo XVIII, pero China, siendo un cuarto de la población mundial, hoy recuperó su lugar. Y te dicen: “Tengo una ciudad y necesito cinco veces el vino que vos podés producir, ¿qué hacemos?”.
Como vos decías, esto pasa en muchos otros países, pero lo más brutal es con Estados Unidos. Es terrible. Tienen 170 mil chinos en las universidades norteamericanas. Ya a esta altura la deuda cruzada que tienen Estados Unidos y China basta para hacer quebrar a cualquiera de los dos. Si te ponés analizar un poco, cuando China se vuelve la fábrica del mundo es Estados Unidos el que invierte, son las fábricas norteamericanas. Las ganancias son una parte para China y otra para las automotrices norteamericanas. En esto hay unos mitos de mucha ignorancia y muy berretas.
-En las últimas semanas pareciera haber una campaña mediática anti-China. ¿A vos te da esa sensación?
-Está bien clara la campaña, está bien identificada. Fue diseñada en Estados Unidos y está clarísima. La cuestión de la base militar en Neuquén, el discurso de que Argentina le entrega todo… ¿Viste el título de La Nación ? Que Argentina entrega todo básicamente. Es una campaña de las que larga Estados Unidos, igual que la de Nisman y todas esas cosas. Larga cosas contra los árabes, contra los chinos… Cosas muy fáciles de identificar. Y acá, obviamente, la oposición se suma a esto. Y es impresionante. Si esto es un pacto tipo Roca-Runciman es un episodio histórico y si esto es a favor de la Argentina también es un episodio histórico. Lo que no podés hacer es ignorarlo como hicieron Clarín y La Nación centrándose en el tweet de Cristina. Es una falta de responsabilidad histórica.
-O sea que el tema China va mucho más allá de las ventajas que pueda obtener coyunturalmente este gobierno…
-Yo creo que cualquier gobierno que venga, Macri o cualquiera que vaya a ganar, no puede ignorar a China. Si unilateralmente parás la relación con China, quebrás. Y si llega a quebrar China entonces nos morimos todos. Entonces no hay mucha escapatoria. La relación va a seguir. En todo caso la discusión es cómo se hace la relación. Algunos de la oposición, los más lúcidos, dicen el tema es negociar mejor. Bueno, puede ser. Pero yo no les veo mucha uña de guitarrero. El gobierno podría negociar mejores términos, pero tampoco veo a ninguno que vaya a negociar mejor.
Por ejemplo, yo hubiera esperado más visión de Macri, apoyándose en su padre (que es un viejo demoníaco pero es el arquitecto de esto, el que allanó el camino a la relación con China). Pero no. Tenían apenas una licenciada en Estudios Internacionales que sabía chino para que traduzca cuando llegaba un chino. Vos decime si esa es la perspectiva de un tipo que quiere ser presidente.
-¿Y cuáles serían los peligros de esta relación?
-Bueno, primero que si China nos tiene que hundir, lo hace. ¿Cuál es el problema? Los tipos no son buenos, sino que están buscando su conveniencia. Si dicen que no compran aceite, no se compra. Si uno le quiere vender miel y ellos si ellos dicen que no, no metés ni una gota de miel en China. Y ya está. Por el lado de la fuerza son inapelables. Entonces me parece que el problema ahí es no negociar bien.
Así que, pensando en si está bueno que Cristina esté allá, a mi me parece que tenés que estar. Si vos no estás perdiste. Tenés que estar con el tipo más bicho y si no, no importa, mandás a cualquiera, pero hay que estar en la mesa porque, si no, se hacen los porcentajes entre los que están y vos quedás afuera. Entonces hay que ir pelearla. Pero hay que pelearla mejor. Y esto se hace conociendo. Y creo que en lo que estamos fallando mucho es en el tema del conocimiento. La verdad que no hay apuestas a conocer a China, no hay formación de gente en ese sentido. En el gobierno no hay un think tank relacionado con China, ni uno sólo. Ahora Scioli está formando un equipo importante de investigadores… Pero eso es lo que tendría que haber hecho este gobierno en 2004. Y que hablen chino todos.
Pedro Perucca – @PedroP71
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