8 enero, 2015
Pegida, el movimiento islamófobo que crece en Alemania
Lo que inicialmente fue un pequeño grupo de manifestantes de extrema derecha en Dresde, se convirtió en apenas dos meses en un fenómeno nacional. Aunque los números indican lo contrario, buena parte de la población cree que el país corre riesgo de “islamizarse”.

Lo que inicialmente fue un pequeño grupo de manifestantes de extrema derecha en Dresde, se convirtió en apenas dos meses en un fenómeno nacional. Aunque los números indican lo contrario, buena parte de la población cree que el país corre riesgo de “islamizarse”.
El lunes 20 de octubre, en la ciudad alemana de Dresde se congregó por primera vez un pequeño grupo de manifestantes anti musulmanes, para protestar contra lo que denominaban “la islamización de Occidente”. Continuaron marchando por el centro de la capital del Estado de Sajonia cada lunes, aumentando en número en cada ocasión, hasta que finalmente, el último 5 de enero, alcanzaron la cifra de 18 mil personas. Mientras tanto, en otros capitales regionales, se sucedieron movilizaciones de apoyo.
El movimiento se denomina Pegida, un acrónimo alemán para el rimbombante nombre de “Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente”. Su líder es Lutz Bachmann, un fotógrafo y publicista de 41 años del que poco se sabe, además de que fue condenado por la justicia alemana a tres años y medio de cárcel por robo. Se caracteriza a sí mismo como conservador, pero asegura no ser racista, y dedica buena parte de su tiempo a atacar a cualquier espacio político que aunque sea huela a progresismo: de Gregor Gysi, el líder de la coalición de izquierda Die Linke, dijo que es un “cerdo de la Stasi (órgano de inteligencia de la antigua República Democrática Alemana)”; a los miembros del Partido Verde los acusó de “terroristas ecológicos”; y a los del SPD, socialdemócrata, los describió como “una tropa de criminales”.
Lo que Bachmann propone en Dresde es básicamente la solución a ningún problema. Los musulmanes -que en Alemania provienen mayormente de Turquía, Albania y Bosnia- representan el 0,1% de la población de Sajonia. En el resto del país la situación no es muy diferente: los practicantes del Islam no llegan a los cuatro millones, es decir alrededor del 5% del total.
Pero al mismo tiempo que los islamófobos rompían un nuevo récord en Dresde, en algunas de las ciudades más importantes de Alemania, como Berlín, Colonia y Hamburgo, se daban movilizaciones de repudio. En las dos primeras, además de las marchas que reunieron a cerca de diez mil personas, los mayores símbolos de la ciudad quedaron totalmente a oscuras en señal de rechazo: la puerta de Brandeburgo en la capital, y la Catedral en el centro industrial de la cuenca del Rin.
En tanto, los miembros del gobierno, integrantes de la conservadora Unión Democrática Cristiana, se ocupaban de dejar clara su posición opuesta a Pegida. La nueva derecha alemana lleva décadas de esfuerzos para desmarcarse de cualquier relación con la intolerancia racial del nazismo que gobernó el país entre 1933 y 1945. La canciller, Angela Merkel, dijo en su discurso de Año Nuevo que los líderes del movimiento islamófobo “albergan en sus corazones prejuicios, frialdad e incluso odio”.
El diario sensacionalista Bild, el más vendido de Europa, con una tirada superior a los tres millones y medio de ejemplares, abrió su edición del 6 de enero con un título en letras catástrofe: “Nein zu PEGIDA!” (¡No a PEGIDA!). Como ilustración llevaba la cara de 50 personalidades destacadas que firmaron un comunicado de rechazo: entre ellas, los ex cancilleres socialdemocrátas Helmut Schmidt y Gerhard Schröder, la mayoría del actual gabinete de ministros, y el ex futbolista y actual mánager de la Selección Alemana, Oliver Bierhoff.
A pesar de los repudios a distintos niveles, y de que las manifestaciones islamófobas aún no llegaron a las calles de las grandes ciudades, un reciente sondeo del semanario Der Spiegel indicó que un 34% de los encuestados creía que Alemania estaba siendo “islamizada”, y 1 de cada 8 aseguraba que participaría de una movilización anti-Islam si se organizara en su ciudad. Según el gobierno, entre enero y septiembre de 2014 se registraron 86 ataques contra los refugios de asilados, que provienen mayormente de Irak y Siria.
El proceso, entonces, está abierto y tiene un final incierto. También en el marco de la oposición a Pegida, se viralizó a través de Twitter el hashtag #Niewieda (nunca más). Que así sea.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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