22 diciembre, 2014
Del nido de un gorrión: el adiós a Horacio Ferrer
El poeta, escritor y compositor, Horacio Ferrer, falleció el domingo a los 81 años. Sus inicios en el tango, la relación con Anibal Troilo y la sociedad con Astor Piazzolla. La fundación de la Academia Nacional del Tango y el reconocimiento internacional.

Horacio Ferrer, poeta, escritor y compositor de tango, falleció en Buenos Aires durante el día domingo a raíz de complicaciones cardiacas. El autor de Chiquilín de Bachín y Balada para un loco, entre muchas otras obras, y que supo constituir junto a Astor Piazzolla una imponente dupla compositiva, había nacido en Montevideo en el año 1933.
Proveniente de una familia cuyo linaje se remontaba a Juan Manuel de Rosas, una visita de joven a Buenos Aires para tratarse por un problema en la vista lo acercó al tango. Ya curado, en su regreso a Montevideo fue creador del programa radial Selección de Tangos, así como del grupo El Club de la Guardia Nueva. Desde ambos lugares difundió y defendió la renovación que estaba sufriendo el género durante los años 50 de la mano de compositores como Horacio Salgán, Anibal Troilo y Astor Piazzolla.
El acercamiento definitivo se dio de la mano de sus primeras publicaciones como El Tango: su historia y evolución (1959), Discepolín, poeta del hombre de Corrientes y Esmeralda (1964) y El romancero canyengue (1967), poemario que contenía La última grela, tango al cual Troilo le puso música.
Con la publicación de El romancero canyengue, recitado junto al acompañamiento del guitarrista Agustín Carlevaro, Astor Piazzolla decidió ir a buscarlo a Uruguay para ofrecerle trabajar como dupla compositiva. Ferrer se trasladó entonces a Buenos Aires, instalándose en el propio departamento del músico marplatense y de aquella síntesis salió la operita María de Buenos Aires, estrenada en 1968.
“Me convertí en autor teatral con María de Buenos Aires. De repente, una noche Piazzolla me dijo: ‘Escribime un libreto, como West Side Story pero bien de acá. Un musical bien porteño, y yo después le pongo música”, reconoció tiempo después el propio Ferrer.
La obra supuso toda una novedad dentro de las fronteras del tango y le valió tanto a Piazzolla como a Ferrer un reconocimiento de carácter internacional, siendo representada en 25 países, así como el descubrimiento de la cantante Amelita Baltar.
La sociedad entre el poeta y el músico continuó de manera extensa, dando lugar a otras obras hoy consideradas insignias como Balada para un loco, Chiquilín de bachín, El gordo triste (dedicada a Anibal Troilo) y Balada para mi muerte.
En su reconocimiento al bandoneonista sostuvo: “Soy un eterno agradecido a la vida y especialmente a Astor (Piazzolla) quien permitió que algunas de mis poesías recibieran su música y a partir de ahí iniciamos un camino juntos” y agregó sobre su compañero: “Reformó el tango, una cosa muy difícil de reformar, y nunca dejó de ser tanguero porque nunca dejó el bandoneón, ni las variaciones, ni la dirección de orquesta ni los arreglos. El que diga que Piazzolla no era tanguero no sabe nada de Piazzolla ni del tango”.
Ya afincado definitivamente en Buenos Aires, Ferrer se trasladó en 1976 al Hotel Alvear, donde compró un departamento en el cual vivió hasta su muerte, junto a su mujer Lulú.
La llegada de los años 90 incluyeron la fundación de la Academia Nacional del Tango, de la cual fue su presidente, la declaración de ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, en 1992, el otorgamiento de la Medalla de Honor de la Sorbona de Paris, en 1998 y del premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, en 1999.
Creador de alrededor de 200 tangos, junto obras más recientes como Libro del tango: arte popular de Buenos Aires, El Gran Troilo o Sonetos Mozart, inspiración de un lego, su última composición fue la murga Dandy, el príncipe de las murgas, estrenada durante febrero de 2014 en Montevideo.
Sobre el tango y sus músicos supo decir alguna vez: “Hoy hablar de Aníbal Troilo ‘Pichuco’, Homero (Manzi), Salgán (Horacio), De Caro (Julio) como mis profesores en el tango y en la vida, son cosas de todos los días porque están presentes en cada una de mis composiciones”.
En este recuerdo de Notas a Horacio Ferrer incluimos dos tangos de su autoría, su más celebre composición Balada para un loco y El gordo triste. Ambas con música del Astor Piazzolla y en la voz del Polaco Goyeneche.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.