27 noviembre, 2014
¡Globo campeón!
Huracán derrotó por penales a Rosario Central y se consagró campeón de la Copa Argentina, después de igualar sin goles en los 90 minutos. Los de Parque Patricios vuelven a levantar un título tras 41 años.

Huracán derrotó por penales a Rosario Central y se consagró campeón de la Copa Argentina, después de igualar sin goles en los 90 minutos. Los de Parque Patricios vuelven a levantar un título tras 41 años.
Dieciséis de septiembre de 1973. Huracán, en el Palacio Tomás Adolfo Ducó, perdía 2-1 con Gimnasia, pero igual aprovechaba la derrota de Boca frente a Vélez para consagrarse campeón por primera vez en el profesionalismo. Antes, lo había logrado cuatro veces en la era amateur. Aquel equipo brillante, que quedo en la historia del fútbol argentino como uno de los mejores, estaba liderado adentro de la cancha por hombres como Alfio Basile, René Houseman y Miguel Ángel Brindisi, y guiado desde el banco por un joven César Luis Menotti. Con su fútbol de toque permitió recuperar la tradición de “la nuestra” y detener la tendencia defensiva y poco vistosa que había impuesto, años antes, el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía.
Mucha agua pasó bajo el puente desde entonces. Huracán descendió por primera vez en 1986, y volvió a hacerlo en 1999, 2003 y 2011. De las últimas 28 temporadas, 12 las pasó en el Nacional B. Sin embargo, en aquel tiempo el Globo tuvo dos chances de cambiar la historia: en 1994 llegó a la última fecha puntero, con uno de ventaja sobre Independiente, rival que lo derrotó 4-0 en la vieja Doble Visera. En 2009, con un equipo vistoso que se comparó con aquel de Menotti, dirigido por Ángel Cappa, llegó en la misma situación a enfrentarse con su contendiente directo, Vélez: fue derrota 1-0, con un polémico arbitraje de Gabriel Brazenas.
Con toda esa carga, y con su lugar en el lote de 10 equipos que jugarán el próximo año en Primera todavía en veremos, llegó Huracán a la final de la Copa Argentina. Dejó en el camino a Crucero del Norte, Boca, Banfield, Estudiantes y Atlético de Rafaela. Arribó a la final de punto. Contra un rival de categoría superior, que además está fuera de toda pelea en el torneo y pudo darse el gusto de poner suplentes en la previa a este partido. Pero San Juan era el momento indicado, porque no hay mal que dure 100 años, ni siquiera 41.
El partido no dejó mucho lugar para el análisis. Fue verdaderamente pésimo. El equipo de Néstor Apuzzo tuvo la más clara en el segundo tiempo, cuando un pelotazo largo agarró a la defensa canalla mal parada y el goleador quemero, Ramón “Wanchope” Ábila, se sacó de encima a un defensor y definió débil, para que Mauricio Caranta despeje con el pie. No hubo demasiado más. Hubo que ir a los penales.
La definición desde los 12 pasos no podría haber arrancado peor para el a la postre campeón: su figura, Gonzalo “Pity” Martinez, pateó anunciado, a media altura, y permitió la atajada del arquero de Central. Luego de que fallara Ferrari para los rosarinos, fue Ábila el que la tiró por arriba del travesaño. Y fue en ese momento en que apareció Marcos Díaz, el héroe de esta consagración. El arquero ya había sido figura en las clasificaciones contra Crucero del Norte, Banfield y Estudiantes. Y esta vez no iba a ser menos.
Primero fue de arquero a arquero: Caranta quiso patear como un volante talentoso, suave y a un palo, pero Díaz le adivinó la atención e igualó la serie. Y luego, la consagración definitiva, la foto de la noche. Séptimo penal de la noche, Huracán en ventaja y el arquero que acierta el palo frente a Encina, ataja el tiro que venía alto pero bastante al medio y desata el festejo de todo Parque Patricios.
Así, con ese héroe, con esa imagen final conmovedora, se llevó el título el Globo. No termina con eso su crisis, esa que lleva casi 30 años. El lunes mismo se jugará la mayoría de sus fichas para ascender frente a All Boys. Pero qué enorme mochila que se acaba de descolgar. En el momento más impensado. No pudo ese buen equipo de Héctor Cúper; tampoco lo lograron los Ángeles de Cappa. Fueron estos muchachos, sacrificados, muchos de ellos de carrera en el ascenso, unos cuantos pibes formados en el club, dirigidos por ese soldado quemero que se llama Néstor Apuzzo. Salud, Globito, lo tenías merecido.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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