20 noviembre, 2014
“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”
Este jueves se conmemoran 104 años del triunfo de la Revolución Mexicana. En la crisis política más grande de los últimos años, el gobierno mexicano deberá recordar esta fecha con la imagen de cientos de miles de personas, que llegarán a la capital del país para responsabilizar al Estado por el crimen de Ayotzinapa.

Este jueves se conmemoran 104 años del triunfo de la Revolución Mexicana. En la crisis política más grande de los últimos años, el gobierno mexicano deberá recordar esta fecha con la imagen de cientos de miles de personas, que llegarán a la capital del país para responsabilizar al Estado por el crimen de Ayotzinapa. Y también por los 150 mil asesinatos y las 26 mil desapariciones, que se acumulan día a día desde el inicio de la “Guerra contra el narco”.
Hace más de un siglo, el 20 de noviembre de 1910, el pueblo de México alzó su voz y sus armas contra un Estado que amparaba la más terrible explotación humana de los campesinos, indígenas y obreros, para mantener a numerosas compañías extranjeras y sus aliados, la oligarquía local. En el Estado Morelos, miles de campesinos acompañaron a Emiliano Zapata en la lucha por la reforma agraria.
“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”, fue la idea con la que Zapata resumió la indignación de una población entera que vivía en condiciones de esclavitud, bajo un férreo régimen colonialista que no tuvo modificaciones sustanciales tras la proclamación de la Independencia en 1821.
Ese mismo grito resume lo que hoy continúa reclamando el pueblo mexicano. El atroz crimen de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, donde seis personas fueron asesinadas y 43 estudiantes normalistas continúan desaparecidos, es un ejemplo gráfico de las condiciones en que un Estado desprecia a su población.
De crimen local a movimiento nacional: la caravana por la justicia
El pasado 13 de noviembre, una caravana de padres y normalistas de la Escuela Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, inició un recorrido nacional por los estados del sur y el centro del país. La «Brigada Nacional de los 43 Desaparecidos», conformada por cientos de compañeros y familiares de los 43 estudiantes, prevé llegar este 20 de noviembre a la capital del país, donde harán sentir, una vez más, el profundo estado de dolor e indignación que atraviesa actualmente la población mexicana.
Lejos de perder fuerzas, los jóvenes que actualmente mantienen una fuerte lucha en reclamo de justicia, se organizaron en tres brigadas nombradas como los estudiantes desaparecidos “Julio César Ramírez Montes”, “Daniel Solís Gallardo” y “Julio César Ramírez Nava”. Dos brigadas recorrieron los Estados del centro y sur de México y la tercera se centró en los municipios del Estado Guerrero, donde sucedió el crimen contra los estudiantes.
En Chiapas, al sur de México, la caravana fue acompañada por alrededor de diez mil personas. Allí fueron los padres y normalistas fueron recibidos en el caracol de Oventik “Resistencia y rebeldía por la humanidad”, por las autoridades autónomas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). “No están solos, su dolor es nuestro dolor y su rabia es nuestra digna rabia”, expresaron al recibirlos.
El Comandante Moisés, en la lectura del mensaje de la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, llamó a los normalistas y familiares “a continuar con su sabia terquedad de nombrar a los desaparecidos frente a los responsables de su desgracia, de demandar justicia frente a la soberbia del poderoso, de enseñar rebeldía y resistencia frente al conformismo y el cinismo. Queremos darles las gracias por las enseñanzas que nos están dando”.
#FueElEstado
La situación actual del presidente Enrique Peña Nieto es extremadamente débil. Las evidencias sobre hechos escandalosos se acumulan: la vinculación directa del Estado con el crimen organizado, los actos de corrupción que involucran directamente a la familia presidencial y hasta el tiroteo policial a estudiantes en la Ciudad Universitaria. Todo esto ha destruido la imagen pública de un presidente que, en una paradoja, ha sido elegido casi exclusivamente por eso: una “imagen” que el conglomerado de medios le supo construir.
La manipulación oficial del “Caso Iguala” profundiza la gravedad de la situación institucional. En la presentación judicial del pasado 7 de noviembre, el Procurador General, Jesús Murillo Karam, afirmó que los 43 estudiantes desaparecidos fueron asesinados, quemados y sus restos tirados al río. Pero esta declaración no contentó a los familiares de los normalistas y además levantó la suspicacia de la sociedad entera.
La frase “#YaMeCansé”, pronunciada por Murillo a micrófono abierto, tras el cierre de su conferencia de prensa, corrió como reguero de pólvora por las redes sociales, uno de los escenarios donde los mexicanos y mexicanas manifiestan su hartazgo de la política de gobierno. Otra frase-etiqueta ha marcado el ánimo de todo un país: #FueElEstado.
¿Qué hay detrás de esa frase? ¿Por qué se resalta en cada movilización, pronunciamiento, acto? Es que el crimen de Ayotzinapa ha develado el verdadero responsable de los miles de muertos y desaparecidos, que en esta última década casi alcanzan los 200 mil: el Estado. Ya no puede acusarse al “crimen organizado”, al “narco”, a los “paramilitares”, esos enemigos invisibles e indetectables. Porque si bien estos grupos tienen responsabilidades directas, la población identifica que son parte de una práctica sistemática de muerte y violencia en la que el Estado es el mayor responsable.
Y en eso, puede decirse, Ayotzinapa es un punto de inflexión en la historia mexicana.
Solidaridad internacional
Lejos de caer, la movilización y la solidaridad con los familiares y normalistas de Ayotzinapa, crece. Este 20 de noviembre, habrá movilizaciones en más de 115 ciudades en todo el mundo, mientras que los familiares y normalistas convocan, a quienes no puedan movilizarse, a demostrar la solidaridad vistiendo de luto. A pesar de que ya venía ocurriendo un genocidio, México aparece ahora como un tema urgente.
La pregunta que nos atraviesa a todos por estos días, es ¿qué dejará Ayotzinapa? ¿Puede la indignación de cientos de miles transformarse en fuerza necesaria para cambiar un sistema con más de 70 años de podredumbre? ¿Puede México, a más de un siglo de su revolución de los de abajo, torcer su angustiante rumbo hacia un cambio urgente para su sobrevivencia?
Micaela Ryan – @LaMicaRyan
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