Nacionales

15 octubre, 2014

Pueblo Mapuche: se presume culpable

Este domingo por la madrugada un grupo de individuos robaron e incendiaron el histórico Refugio Neumeyer del Parque Nacional Nahuel Huapi. Lo único que sobrevivió al incendio fueron unos volantes donde un grupo autónomo mapuche se atribuía el hecho.

Este domingo por la madrugada un grupo de individuos robaron e incendiaron el histórico Refugio Neumeyer del Parque Nacional Nahuel Huapi. Lo único que sobrevivió al incendio fueron unos volantes donde un grupo autónomo mapuche se atribuía el hecho.

El lunes 13 de octubre Bariloche y sus alrededores amanecieron con los siguientes titulares en algunos medios de comunicación locales, provinciales y nacionales: “Feroz ataque al refugio Neumeyer por un grupo mapuche armado”; “Incendiaron el refugio Neumeyer en manifestación mapuche”; “Mapuches quemaron un refugio en Bariloche”; “A punta de pistola grupo ‘mapuche’ quema un refugio”.

Cuando uno se adentraba en las noticias se enteraba que el histórico Refugio Neumeyer -perteneciente al Club Andino Bariloche- había sido incendiado y que, curiosamente, lo único que había sobrevivido al incendio habían sido unos volantes firmados por el “Movimiento Mapuche Autónomo Puel Mapu” en los que podía leerse: “Fuera wingka capitalista del Wallmapu, fuera represas de Kintuante y el Puel Willimapu, fuera petroleras, mineras, latifundistas, todo el territorio libre y recuperado para nuestro pueblo”.

La zona del Valle del Challhuaco, en la que se encontraba el refugio desde la década del ‘70, es reclamada como territorio ancestral por la Comunidad Mapuche Maliqueo, por lo que los medios no tardaron en vincular ambos hechos y relacionar a los Maliqueo con el ataque. Muy pocos medios hicieron referencia al trabajo que esta comunidad viene llevando adelante con la Administración del Parque en el marco de un proyecto de co-manejo que implica gestionar los territorios y recursos de forma conjunta entre la institución y las comunidades, y en el que se trata de hacer prevalecer el diálogo, la articulación y el trabajo compartido.

Rápidamente, tanto el intendente del Parque, Damián Mujica, como la Comunidad Maliqueo y las organizaciones indígenas de Río Negro y Neuquén, salieron a repudiar el hecho y a marcar la diferencia con el trabajo cotidiano que se viene dando dentro del co-manejo. Patricio Maliqueo, werken de su comunidad y referente de las comunidades de Río Negro en la Mesa Intercultural de Co-manejo sostuvo: “Esto nos re perjudica porque ahora somos el blanco en cuestión. En ningún momento desde nuestra recuperación accedimos a la violencia, apostamos al diálogo y al consenso. Nosotros de ninguna manera vamos a avalar este tipo de acciones, poniendo en riesgo el territorio”.

Asimismo, en un comunicado firmado por representantes mapuche del Consejo Intercultural de Co-manejo, de la Coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro y de la Confederación Mapuche de Neuquén se sostiene que “actos violentos como el ocurrido solo ponen palos en la rueda a nuestros avances y pretenden crear la imagen que nos pone a un mismo nivel y utilizando los mismos métodos de los violentos que nos discriminan y nos han reprimido históricamente”.

Todas las aclaraciones, posicionamientos y repudios por parte de la Comunidad Maliqueo y de distintas organizaciones y colectivos del Pueblo Mapuche apuntan a dejar en claro que han trabajado de forma propositiva y pública, y no de manera anónima y violenta, y no dudan en remarcar el retroceso que este tipo de acciones generan en el camino a construir una sociedad verdaderamente intercultural. Asimismo, han enfatizado el parecido de este suceso con los “montajes” sufridos por el Pueblo Mapuche en Chile, que en muchos casos han culminado con integrantes de este Pueblo juzgados bajo la Ley Antiterrorista.

Sin embargo, los repudios y aclaraciones no han sido tan difundidos y no han ocupado las primeras planas de aquellos diarios que no dudaron en hacer del incendio y de la acusación a “los mapuches” la noticia principal. No es difícil imaginar las consecuencias de esta criminalización y estigmatización mediática, ni su vinculación con los argumentos acerca de la extranjería del Pueblo Mapuche. Los posicionamientos históricos que sostienen que los mapuches no son los verdaderos originarios de nuestra Patagonia también usan la violencia, la delincuencia y el crimen como fundamentación para negar derechos actuales. Así, tanto en el pasado como en el presente, “los mapuches” siguen siendo construidos como salvajes extranjeros incivilizables que ponen en peligro “el desarrollo” y “el progreso” de nuestra Nación.

En el camino, la complejidad de los procesos parece no tener importancia. La ausencia de cumplimiento de las legislaciones vigentes que reconocen a este Pueblo y garantizan sus derechos; las diversas situaciones de precariedad en la posesión territorial; los desalojos pasados y presentes; el genocidio físico y cultural sufrido por este Pueblo; el avance de diversas actividades económicas (explotaciones turísticas, inmobiliarias, forestales, de hidrocarburos convencionales y no convencionales, etc.) sobre sus territorios, no forman parte del panorama descripto en la mayoría de estas notas periodísticas.

Lo que abunda son los juicios apresurados y las explicaciones reduccionistas que continúan generando racismo y xenofobia en una ciudad como Bariloche, en la que hace una semana se presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante para que “se transforme en una ciudad intercultural”. Esto claramente va a ser difícil si lo que prevalece, cuando se trata del Pueblo Mapuche, es la presunta culpabilidad basada en la estigmatización y la criminalización permanente de su lucha.

 

Florencia Trentini, antropóloga – @flortrentini

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