8 octubre, 2014
«La sustitución de identidad no es un invento de los militares»
Mercedes Yañez, directora de la Oficina de Derechos Humanos del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, repasa el trabajo que viene realizando hace 16 años desde la única institución que trabaja los casos de sustitución y robo de identidad en democracia.

En esta entrevista Mercedes Yañez, directora de la Oficina de Derechos Humanos del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, repasa el trabajo que viene realizando hace 16 años desde la única institución que trabaja los casos de sustitución y robo de identidad en democracia.
Yañez dialogó con La Mar en Coche, programa de FM La Tribu, y allí también cuestionó la falta de políticas de Estado para resolver la ausencia del derecho a la identidad. En el mismo sentido problematizó la idea instalada de que la dictadura inventó este delito al asegurar que es algo que existía previamente y los militares solo tuvieron que apoyarse en una plataforma que ya funcionaba.
A su vez cuestionó las políticas del gobierno nacional por restringir este delito solo a ese periodo histórico y no contribuir con políticas que ayuden a abordar estos casos desde 1983 hasta la actualidad.
-¿Cuándo y por qué se creó la Oficina de Derechos Humanos dentro del Registro Civil?
-Se originó cuando se decidió cerrar el archivo del Registro Civil para la atención al público y abrir bocas de expendio en toda la ciudad. Entonces todas las personas que iban a buscar actas de nacimiento, defunción, etc. vinieron al central.
Entraban 2500 personas por día y en el medio de esa multitud apareció una persona que era adoptada legalmente pero que estaba buscando a su madre. A lo largo de los años no había logrado que ninguna institución pública le respondiera sobre la identidad de su madre.
Pidió hablar con la jefa, lo atendí en la cocina (porque no teníamos un lugar para atención al público más que boxes) y escuché todo su relato. Le pedí su documentación y su madre era una persona con muchos homónimos. Había muchas personas que se llamaban como ella.
A raíz de eso sentí que algo estaba faltando. No podía ser que una persona no tuviera una respuesta. Lo pensé mucho tiempo, subí a la Dirección General y les dije que me parecía que estábamos incumpliendo los deberes de funcionario público porque había aparecido esa situación.
La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, en su artículo 12, dice que toda persona nacida en la ciudad tiene derecho a conocer su identidad biológica y no estábamos cumpliendo esto. Por lo que propuse crear un lugar para atender a esa persona.
Me dijeron «bueno, ¿qué hacemos» y a las 48 horas les lleve el proyecto de creación de la Oficina de Derechos Humanos que yo dirijo para atender el derecho a la identidad que es donde hay que atenderlo, en el Registro Civil. Porque acá está la historia de cada uno de los ciudadanos.
-Por la historia argentina, cuando hablamos de sustitución de identidad lo asociamos con el robo de bebés durante la dictadura. Pero por ahí conociendo algún ejemplo de otros modos de sustitución de identidad podamos entender mejor de que se trata ¿de qué manera se da esto en períodos democráticos?
-Se dan en todos los períodos históricos. La problemática de la sustitución de identidad tiene que ver básicamente con el tráfico de personas. Y esto es más viejo que la escarapela.
No es una invención de los militares. Estos encontraron toda la plataforma ya operando en los distintos distritos. Ya había enfermeras, médicos y hospitales que se dedicaban a la sustitución de identidad y a la venta de niños.
Hay muchas maneras de que esto suceda. Se habla de tres millones de casos, eso es una falacia a la cual yo no adscribo porque no hay realmente ninguna estadística viable que se haya hecho para dar determinada cifra. Pueden ser más o menos. No importa. Basta con que sea uno para que haya una persona a la que se le quitó un derecho.
Esto se produce básicamente por una falencia como ciudadanos en tanto y cuanto tenemos leyes que nos permiten adoptar. Y sin embargo sorteamos estas leyes. No es porque el Estado no controla, es porque el ciudadano no cumple con esas leyes.
Hay una demanda cierta. Si yo no puedo tener hijos ¿cuáles son los métodos? Un listado de adopción. Es engorroso el trámite y lo fue siempre. Ahora ¿esto habilita a que sortee todos estos trámites, tome una persona como si fuera un objeto y lo inscriba como propio utilizando métodos ilegales como falsificar documentos públicos ya sea en la casa de una partera, un hospital o una institución religiosa?
Entonces se está cometiendo un delito no solamente contra la persona sino también contra el Estado.
-¿Creés que las reformas en el Código Civil respecto a la adopción pueden combatir esto que estas contando?
-De ninguna manera. Porque la adopción corre por carriles legales y esto corre por carriles ilegales donde no se tiene control. El único distrito que se ocupa concretamente de esta problemática, la única oficina existente en toda la República Argentina que atiende y trata de resolver acerca de los ciudadanos nacidos y sustituidos es esta Oficina.
Por ejemplo la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) no se ocupa de esto. La Conadi se ocupa de los hijos de desaparecidos y estamos hablando de 235 adn. Hay 115 aproximadamente encontrados. Pero yo recibo entre 300 y 500 denuncias por año hace 16 años.
Esto se tiene que resolver pero no a través de leyes nacionales, superconceptuales, que nunca se reglamentan, que crean instituciones que después son huecas. Yo no necesite ninguna ley para funcionar. Apenas fueron dos disposiciones de la Dirección General del Registro Civil.
-¿Con cuánta gente trabajas cotidianamente para responder a todos estos casos?
-De 16 años, diez los hice trabajando sola. Absolutamente sola. Hasta el mate me hacía.
Después logré tener tres empleadas. Hoy estoy trabajando con ninguna de nuevo porque una tuvo un embarazo complicado y no vino en todo el año. Y las otras dos, recientemente me tuve que desentender porque ha habido toda una promoción de jubilaciones dentro del Registro Civil y la gente más vieja se ha ido.
Han quedado desprovistas las áreas y la nueva Dirección me solicitó ayuda para cubrir las vacantes. Yo amo esta institución y no voy a permitir que se caiga así que cedí por tres meses las dos empleadas que vengo formando hace varios años.
-O sea que sos la única persona en la República Argentina que recibe las denuncias por sustitución de identidad y las investiga.
-Así es.
-¿Cómo es tu trabajo cotidiano?
-Papeles, datos, bases de datos. Entre medio de eso, entrevistas que pueden durar media hora o seis. Porque yo hago contención de la persona.
A la persona le cuesta venir una vez que se entera. Se entera tarde, le cuesta subir hasta el quinto piso. Se arrepiente, se vuelve a ir, vuelve a venir, hasta que toca la puerta y es atendida. Ahí escucho cosas horrorosas de vidas humanas.
Me siento una privilegiada por la confianza que depositan en mí para contarme lo más profundo de su vida. A partir de esa escucha y un sistema de interrogación que he ido desarrollando voy armando un rompecabezas. Hace poco supe que se llama historiografía del testimonio vivo.
Es recibirla y decirle contáme, habláme de esto que te han hecho callar siempre. Sentíte como en casa y decíme porque en base a eso yo voy a poder ir armando una historia. Después voy a tener que hacer una hipótesis de trabajo abordándola sabiendo que no es una certeza. Investigar documentalmente y si tengo que revisar 800 actas, las tengo que revisar.
En este momento debo tener 160 carpetas en espera. Y sigo recibiendo.
-Además imagino que recibís historias que tienen que ver con robos, con ventas de recién nacidos, con madres instigadas para entregar a sus hijos.
-El tema de los robos no son los mayores casos. Si tuviera que hacer una estadística, el 98% de las víctimas han sido entregadas voluntariamente por sus madres. Igual lo pongo entre comillas porque muchas veces se trata de madres menores que no deciden por ellas mismas.
Esto tiene que ver con la indefensión social, con la pobreza, con el desamparo de las mujeres de la Argentina. Obviamente las pobres, porque las hijas de ricos no tramitan en hospitales públicos estas cuestiones.
Por eso me niego a hablar de apropiación. Me parece un término absolutamente indebido. La propiedad remite principalmente a los objetos y yo no trato con objetos. Trato con personas. Si ellas fueron tratadas como objetos yo no puedo ser cómplice de esa cadena.
-Por último te queríamos preguntar respecto a la ley 26.548, impulsada por el oficialismo y que limitó el accionar del Banco Nacional de Datos Genéticos para resolver la sustitución y restitución de identidades solamente hasta el 10 de diciembre de 1983. Es decir que comprende solo robos de bebés durante la dictadura.
-Lo del Banco Nacional de Datos Genéticos es una infamia política y social. Es un despropósito. El mismo Estado está estableciendo que hay ciudadanos de primera y de segunda. No entiendo como legisladores se han prestado a esto.
Por supuesto que se necesita el Banco de Datos Genéticos pero tiene que ser para todos. No importa si tiene sustitución de identidad, es hijo de desaparecidos, si es una madre soltera que está pidiendo que un padre se haga cargo y reconozca a su hijo o una persona con una enfermedad desconocida que deja la muestra para que se investigue.
El Banco es de todos y esto tiene que volver a ser restituido. Y si no debe ser creado uno para que cumpla con todas las funciones necesarias.
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