1 octubre, 2014
Si no puedo perrear, tu revolución no me interesa
Entrevista exclusiva a Romina Bernardo, líder de Chocolate Remix, y a las integrantes de esta banda pionera de un nuevo género musical: el Reggaeton lesbiano: “No sé si todas las personas hetero se han puesto a pensar si realmente es ese el camino que quieren elegir”

Entrevista exclusiva a Romina Bernardo, líder de Chocolate Remix, y a las integrantes de esta banda pionera de un nuevo género musical: el Reggaeton lesbiano: “No sé si todas las personas hetero se han puesto a pensar si realmente es ese el camino que quieren elegir”
Su lírica excita, seduce, corrompe. En el escenario Chocolate continua cantando, la rodea una multitud, la miran como si fuera, lo que es, una reggaetonera atrevida y arrogante, como el género musical se lo indica; le canta, con letras audaces, al sexo y al placer femenino. A su lado sugerentes bailarinas despojadas de ropa y pudor provocan a la multitud con una inyección candente de giros y perreo al mejor estilo puertorriqueño. El aire se espesa de humo y erotismo mientras la noche se consume al ritmo del “Lesbian Reggaeton”.
Pero ahora, en su departamento, Romina Bernardo deja guardado el personaje de Chocolate en el armario, colgado en una percha, junto al atuendo que usa en cada show. Tanto ella como el resto del grupo (DJ Maku y las bailarinas Belén y Shae), pueden interpretar las dos facetas con la misma naturalidad: la de las hembras que hacen de sus letras un culto al sexo entre mujeres o bien la de señoritas discretas y amigas que se reúnen para charlar, comer algo y luego ponerse a ensayar. Son casi las 7 de la tarde y en el living está todo dispuesto: hay una pava con agua caliente y un plato lleno de galletitas; desde una computadora apoyada en la punta de la mesa la canción del cantante centroamericano Tego Calderón se enciende y se eleva en espirales hasta la ventana donde se reflejan los fulgores amarillos y rosados de una disolución de tarde sólida.
Las cuatro chicas se sientan y forman una ronda. Romina se acurruca en la silla, dándole un sorbo al mate que, a juzgar por su mueca, aun se encuentra extremadamente amargo. Vive hace varios años en Buenos Aires, y otros tantos los pasó en San Miguel de Tucumán, la ciudad donde se crió y además aprendió a cantar y a tocar la guitarra. La joven resulta simpática; su carácter alegre y educado se manifiesta en su charla viciada de acentos regionales. Los ojos cristalinos azul-cielo le moldean una mirada dulce y delicada; su voz es suave, como la de una muchachita, y suena como si se filtrara a través de una seda.
-¿Cómo nació el nombre de Chocolate Remix?
Romina Bernardo: -Fue Chocolate Remix obviamente porque un reggaetonero tiene que ser lo suficientemente egocéntrico como para poner su nombre a toda la banda, pero en verdad fue porque al principio era yo sola y Chocolate es mi seudónimo.
-¿Qué es el reggaeton lesbiano?
R.B.: -Por lo que sabemos somos como una especie de pioneras en esto. Desde el principio la idea fue la de inventar ese concepto por la controversia que tiene el solo hecho de decir “reggaeton” que por si esa palabra ya trae a la mente a un “Súper-Macho” con anteojos diciendo: “Mové el culo nena” y ponerle la palabra lésbico al lado era como generar un cortocircuito. La idea surgió por ese lado.
-¿Se lo toman como un juego?
R.B.: -En un punto las cosas que hacemos son tan bizarras que desde el lugar que salen siempre es desde el juego. Hay cosas que no se con que seriedad las podes pensar: si nos entangamos como policías y aparecemos y decimos que vamos a meter presa a Chocolate porque está poniendo cachondas a todas las mujeres, es raro algo así que surja de un ámbito muy serio.
Shae: -Si bien tomamos en serio lo que hacemos, tratamos de darle la prioridad a esta cuestión de que nunca deje de ser un juego y poder divertirnos y pasarla bien porque así es como surgen las cosas buenas. Nosotras lo disfrutamos mas así.
-¿Hay lugares donde no podrían presentarse?
R.B.: -No, pero lo hacemos en sitios donde ya tenemos algún contacto y por lo general son del ambiente LGBT (lésbico gay bisexual transexual). Una vez las chicas de la banda Cumbia Nena nos invitaron a tocar a un boliche de Palermo y esa fue la primera vez que nos presentamos en un lugar que era totalmente hétero. Y fue buenísimo. Nosotras nos sorprendimos bastante porque tuvimos muy buena aceptación. Obviamente que el ambiente que había esa noche era de fiesta porque después de nosotros tocaba Nene Malo, entonces estaban todos bastantes eufóricos. Creo que habrían agitado a cualquier cosa que se suba al escenario (risas).
-¿Por qué eligieron el reggaeton y no otro estilo de música?
R.B.: -Siempre estuvo la visión de que si la mujer perrea lo hace solo para la satisfacción masculina y no para darse gusto a ella. Tratamos que se dejen de demonizar las cosas así porque sí, de decir que el reggaeton es un ritmo que no tiene porque tener nada de machista ni de feminista, que al fin y al cabo no deja de ser música y todos pueden hacer con él lo que se les dé la gana.
Por otro lado, lo que hacemos es una sátira para burlarnos del personaje del “Súper-Macho” y poner en jaque ciertas cosas; decir bueno, a nadie le jode que venga Daddy Yankee y diga que todas las minas quieren estar con él, pero si viene una lesbiana y lo dice, entonces ahí se ya se genera toda una polémica y se arma quilombo. Es preguntarse hasta qué punto se le permiten hacer cosas a una mujer y hasta qué punto no. Se trata un poco de instalar ese debate.
-¿Cómo se llevan con las criticas?
R.B.: -Hay un dilema con eso. A veces te dan ganas de contestar y después te das cuenta de que es al pedo. Además todo eso es parte de lo que la obra genera, entonces lo mejor es no interceder. Y a veces eso que pensás te lo guardás y queda solo en la emoción.
A mí me pasó una vez que vino una mina y me dijo: “Yo soy lesbiana pero si fueras la última mujer en el mundo me mato o me hago hetero”, todo en un tono muy agresivo. A mí no me molesta que ofendan a al personaje que construyo arriba del escenario, yo tampoco saldría con una mina como Chocolate que venga y me diga que se las sabe todas y que todo el mundo quiere coger con ella.
-¿Creés que las situaciones que reflejas en tus letras algún día van a dejar de ser tan polémicas?
R.B.: -Desde que nacés toda la sociedad supone que vos vas a ser hétero, que vas a responder al
género biológicamente asignado y hasta uno mismo lo tiene que ir suponiéndolo hasta que se da cuenta de que por ahí no es tan así. No sé si todas las personas hétero se han puesto a pensar si realmente es ese el camino que quieren elegir. Por eso lo que hacemos con el grupo es como una invitación al lesbianismo. Y está bien que haya invitaciones a esto que por el momento no es una opción por default, sino que es algo que podés llegar a encontrar o no.
S.: -Es parte de la construcción del concepto, de no ser tan literal en el discurso. Es distinto subirse a un escenario y empezar a protestar y a quejarse de un montón de cuestiones que pasan. Nosotras lo que intentamos es buscar que la entrada sea por otro lado, también al hacer mayor uso de la retórica vos lográs calar más hondo en la gente. Me parece que de esa forma el mensaje llega de otra manera.
Juan Manrique
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