26 septiembre, 2014
Chaco: Los poderosos arriba del ring y el pueblo abajo del cuadrilátero (2)
Por Mauro Cóceres, desde Resistencia. Segunda parte del análisis de la situación social y política chaqueña, la disputa entre Jorge Capitanich y Juan Carlos Bacileff Ivanoff y la realidad del pueblo de esa provincia. Desde el nombramiento de “Coqui” como Jefe de Gabinete hasta la actualidad.

Por Mauro Cóceres, desde Resistencia. Segunda parte del análisis de la situación social y política chaqueña, la disputa entre Jorge Capitanich y Juan Carlos Bacileff Ivanoff y la realidad del pueblo de esa provincia. Desde el nombramiento de “Coqui” como Jefe de Gabinete hasta la actualidad.
Capitanich a la Nación, Ivanoff al poder
Cerca de fin de 2013 -y en plena renovación del gabinete de Cristina Fernández- terminó de consumarse el nombramiento de Jorge Milton Capitanich como Jefe de Gabinete. Si bien esto no sorprendió a los chaqueños generó incertidumbre en cuanto al futuro de la provincia, puesto que a esta altura ya conocía a su vice, un fascista confeso y sin “caja”.
Desde su discurso, Bacileff Ivanoff arremetía fuertemente con calumnias contra dirigentes sociales y organizaciones barriales y dejaba en claro que no permitiría cortes de calles ni manifestaciones.
Mientras en un principio Capitanich intentó llevar los hilos de la gobernación desde Buenos Aires, al mismo tiempo en que hacía de vocero del Gobierno Nacional, en poco tiempo la relación con su Vice a cargo del gobierno del Chaco se fue deteriorando. Las decisiones unilaterales y autoritarias de Ivanoff caían cada vez peor hacia afuera, pero mucho más hacia adentro del propio PJ, en donde los caciques del aparato no estaban dispuestos a arrodillarse ante un líder que no habían elegido y que no les daba las respuestas que pretendían.
Como respuesta, la represión
La profundización del ajuste fue de la mano de la represión. El hombre de la “mano dura” cumplió con su promesa de no permitir cortes ni manifestaciones y el miércoles 4 de junio de este año, cuando se desarrollaba una movilización pacífica de miles de hermanos originarios y campesinos (acompañados por organizaciones sociales y sindicales), movilizados por la necesidad de agua, tierras y asistencia alimentaria. La marcha fue reprimida de manera salvaje mediante un operativo sin precedentes que nada, pero absolutamente nada, tiene que envidiarle a las operaciones represivas de la dictadura militar.
La policía persiguió a los manifestantes hasta 20 cuadras a la redonda, disparando a mansalva con postas de goma, camiones hidrantes y hasta balas de plomo. Las detenciones ilegales y arbitrarias se extendieron hasta el viernes y el campamento de las familias originarias y campesinas en el Parque 2 de Febrero fue atacado a balazos el jueves por la noche. La cacería incluyó la detención, entre otros, del propio Secretario General de los estatales de la Unión del Personal Civil de la Provincia (UPCP), José Niz, quien fue obligado a firmar un acta en donde le prohíbían participar de movilizaciones.
Semejante represión, sin dudas la más dura de los últimos años, tuvo respuesta inmediata de las organizaciones, que lejos de amedrentarse y retroceder, multiplicaron la convocatoria en los días siguientes y pusieron en el tapete la renuncia del gobernador a cargo. A todo esto, la interna del Partido Justicialista recrudecía, y la UCR que pedía juicio político contra el mandatario provincial, hacía tambalear al gobierno, que se aislaba cada vez más luego de las renuncias de Ministros de primera línea. Este fue sin dudas el fin de las relaciones entre el gobernador a cargo y el Jefe de Gabinete de la Nación.
Una disputa entre los de arriba
“El que se cree más de lo que es siempre termina siendo autoritario”, comenzó la contienda Capitanich, en reunión con su tropa. Ivanoff le retrucó: «Fue a buscar una candidatura presidencial a Buenos Aires y como no le dio resultado, ahora se dedica a entorpecer al peronismo de Chaco». Esto no quedó ahí, y el montenegrino lo desafió: “Que forme una línea y compita, y va a ver cómo le va, no tiene un solo voto”, a lo que “Yiyo” contestó: “Le molesta que yo mida alto. Pero éste es el auténtico Capitanich, no el conciliador que todos creen, es un tipo agresivo” y al mismo tiempo acusó “está jugando para el radicalismo. Que juegue y que venga de intendente de Aida Ayala”.
En la misma línea, “Coqui” no se quedó atrás y lo relacionó con Sergio Massa, para finalmente afirmar que no tendrá “ningún dialogo más” con el gobernador a cargo, calificando como un “error” haberlo elegido como vicegobernador en 2007 y 2011. “Pido mil disculpas al pueblo de la provincia del Chaco”, concluyó el actual Jefe de Gabinete.
Mientras se habla de una posible renuncia de Capitanich a la jefatura de Gabinete y su pronto retorno a la provincia, la situación en el Chaco no varió desde que se fue, y antes de que asumiera en la Rosada. El acceso al agua sigue siendo una utopía para cientos de miles de familias del interior, el remate de tierras, la sojización y la tala de bosques, continúan, y la falta de obras públicas para la población sigue pendiente. La polarización social en el interior, donde se combinan las 4X4 de los sojeros con los pueblos indígenas y campesinos en estado de pobreza extrema, son parte del paisaje cotidiano.
El analfabetismo en Chaco es uno de los mayores del país, al igual que la carencia de vivienda digna. Los planes miserias del gobierno provincial no compensan el crecimiento de asentamientos en Resistencia, estimulados por desalojos y despoblamiento rural en el interior. Las ocupaciones de tierras son un fenómeno diario. El trabajo en negro sigue siendo la norma en el Estado, donde hay porteros que trabajan por 800 pesos y empleados legislativos por 1.500. La «industrialización» es una fachada de talleres y callcenters con trabajo precario, bancados en su totalidad con subsidios del Estado.
Otro “ajustazo” se preparan para encarar, acuerdo mediante, los dos aparatos de poder y sus líderes, Capitanich, Ivanoff, Aída Ayala y Ángel Rozas. En fin, la realidad de una provincia históricamente olvidada, y profundamente desigual, en donde las necesidades del pueblo no fueron, no son, ni jamás van a ser prioridad para los partidos tradicionales.
En este contexto, el desafío del campo popular es, por un lado profundizar la lucha en las calles para frenar el plan de ajuste, y al mismo tiempo organizar, y avanzar en la construcción de una herramienta política superior, que sea el resultado de esas luchas y que tenga al pueblo como protagonista central, de manera que de una vez por todas esté arriba del Ring y le dispute el poder a los de siempre.
Ver también: Chaco: Los poderosos arriba del ring y el pueblo abajo del cuadrilátero (1)
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