24 septiembre, 2014
De cómo habitar la norma en busca de emancipación
Gett, the trial of Viviane Amsalem, de los hermanos Ronit y Shlomi Elkabetz, se presentará en la sección «Perlas» del inminente festival de San Sebastián. El film, ganador hace algunos meses del Jerusalem Film Festival, fue definido como el representante israelí a los Oscar. Una mirada sobre la larga lucha de una mujer para conseguir el divorcio en un país donde los matrimonios siguen regidos por ley religiosa y tribunales rabínicos. Aún sin fecha de estreno en Argentina.

Gett, the trial of Viviane Amsalem, de los hermanos Ronit y Shlomi Elkabetz, se presentará en la sección «Perlas» del inminente festival de San Sebastián. El film, ganador hace algunos meses del Jerusalem Film Festival, fue definido como el representante israelí a los Oscar. Una mirada sobre la larga lucha de una mujer para conseguir el divorcio en un país donde los matrimonios siguen regidos por ley religiosa y tribunales rabínicos. Aún sin fecha de estreno en Argentina.
Intimista, inteligente, crítica, aguda y conmovedora. Gett, the trial of Viviane Amsalem (Gett, el proceso -o el divorcio- de Viviane Ansalem), de 2014, es la tercera parte de la trilogía de los hermanos Elkabetz que se abre con Prendre femme (2004) y se continúa con Les sept jours (2008). En esta última co-producción franco-germana-israelí, los directores nos vuelven a invitar a adentrarnos en la historia de una pareja, la lucha de una mujer y el extenso proceso de un divorcio que se vuelve el reflejo de los límites y las contradicciones de una sociedad israelí atada a viejas armaduras y con anhelos de emancipación al mismo tiempo.
Con una remarcable y emotiva actuación de Ronitz que sabe interpretar con magistral sutileza y sin perder profundidad, el sufrimiento y la impotencia que atraviesa una mujer cuyo destino se encuentra amarrado a las estructuras jerarquizadas de la tradición. En una estética fílmica impecable, la trama se va tejiendo al ritmo de la larga y lenta agonía de una pareja sefaradí frente al tribunal rabínico.
Dos horas de film à huit clos teatralizado, que representan 5 años de la vida de los personajes. De un lado, la incomprensible tesitura de Elisha (interpretado por el francés Simon Abkarian), un marido apegado a la tradición que niega conceder el divorcio en defensa de su honor. Del otro lado, la persistente lucha de Viviane, una mujer infeliz atrapada en un matrimonio no deseado y sin amor, en busca de emancipación.
Entre planos cerrados y miradas entrecruzadas, el lenguaje audiovisual nos ofrece como simbología principal el interior de una austera sala de espera y el tribunal rabínico, única autoridad competente que regula el divorcio en Israel. Interior que se traduce en metáfora de una sociedad israelí encerrada en su propias paredes, dominada por una normativa patriarcal y una moralidad en la que se esconden las desigualdades. A contrapunto, el exterior penetra en esta sala a través de un desfile de personajes como testimonios: vecinos, familiares, amigos. En ellos lo tragicómico, la impotencia, la asfixia de la situación, la incomprensión y cansancio son las notas que se escuchan. Cada testimonio dibuja una pincelada más en el cuadro que desentraña la anatomía de una pareja y la geografía de un escenario que descubre a una sociedad israelí vacilante entre la conservación de la tradición-normativa religiosa y la jurisprudencia secular del estado moderno occidental.
En la actualidad, tanto el acta de matrimonio (ketuba) como el acta de divorcio (gett en hebreo, que significa liberar a la mujer de sus obligaciones matrimoniales) en el estado de Israel se encuentran regulados por un tribunal rabínico y no civil. De esta manera, lo religioso se constituye en garante de la regulación del modelo familiar y de la moralidad.
Si bien el acto del gett se consume con el acuerdo de las dos partes, siendo un práctica de más de 2000 años dentro de la tradición judía, su modelo en las sociedades contemporáneas se torna más complejo especialmente en lo que respecta a la posición que ocupa la mujer. El eje en dónde se posa la trama de la película es principalmente en la “última palabra” del marido que debe “repudiar” a su esposa para concederle la libertad. De lo contrario, si el marido se niega, el gett no puede ser concedido y no puede ser habilitado por el tribunal rabínico, por más que la mujer insista en la demanda. Es en torno a este momento del ritual jurídico apoyado en la normativa tradicional-religiosa en donde los directores dan muestra de un buen conocimiento tanto escenográfico como problemático que deja al descubierto los límites y las complejidades que contiene el proceso en sí. “Es mi derecho”, reclama Viviane. “Sí, pero no depende de usted”, recibe como respuesta a lo largo de una lucha legal que se extiende por años.
Brillante guión que lejos de simplificar la lectura en una única dirección, nos despliega las contradicciones de una sociedad en donde tanto varones como mujeres se encuentran atrapados bajo los ropajes de la moralidad y el funcionamiento de un sistema obsoleto que se viste de honor, tradición y poder patriarcal. Un gran film que nos habla de los límites de la norma, del género y de la condición humana.
Mari-Sol García Somoza
Más información en: http://www.filmsdistribution.com/Film.aspx?ID=3688
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