8 septiembre, 2014
«La gran burguesía está decidida a sacar al PT de la presidencia»
Primera parte de la entrevista a Valter Pomar, miembro de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil y uno de los referentes de «Articulación de Izquierda», el ala más radical de la organización.

Primera parte de la entrevista a Valter Pomar, miembro de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil y uno de los referentes de «Articulación de Izquierda», el ala más radical de la organización.
En una entrevista exclusiva para Notas, Valter Pomar dialogó sobre la situación actual de Brasil y el PT de cara a las elecciones presidenciales del 5 de octubre.
El historiador y doctor en Historia Económica de la Universidad de San Pablo analiza las transformaciones de Brasil durante los tres gobiernos del PT (2002 – 2014) y como esto repercutió en el propio partido. A su vez repasa el panorama de cara a las elecciones donde, a priori, no está garantizada la reelección de Dilma Rousseff.
Pomar integra la dirección nacional del PT desde 1997, fue tercer vicepresidente de la organización desde ese año hasta 2005 cuando pasó a ser secretario de Relaciones Internacionales, cargo que ocupó hasta 2009. Además entre 2001 y 2004 fue secretario de Cultura de la Ciudad de Campinas.
Aquí la primera parte de la entrevista.
– El PT ha ganado las últimas tres elecciones presidenciales ¿Que transformaciones se han dado dentro de la estructura y la ideología de este partido de casi dos millones de afiliados? ¿Que ha ganado y que ha perdido en este proceso?
– Todos los partidos con los cuales el PT ha disputado, fueron creados en la misma época que el PT, entre 1979 y 1989. Hasta 1989, todas las elecciones se llevaron a cabo entre representantes de los partidos de la clase gobernante. De ahí en más tuvieron que disputar todas las elecciones presidenciales contra el PT, dando pie a una polarización política entre los partidos de la clase dominante frente a un partido de la clase trabajadora.
El PT experimentó tres períodos: el de la oposición a la dictadura y la transición conservadora de la dictadura a la democracia (1980-1988); el de la alternativa de gobierno (1989-2002); y el de gobierno (2002-2014). Durante estos tres periodos, el PT ha estado sufriendo cambios programáticos, cambios estratégicos y cambios en su funcionamiento interno.
Programáticamente el PT se fue convirtiendo de partido hegemónicamente socialista (anticapitalista) en partido hegemónicamente socialdemócrata (es decir, defensor de reformas dentro del capitalismo). Estratégicamente, el PT sale de una posición que defendía una combinación equilibrada de la lucha social, la lucha institucional, partidista e ideológica para una posición que hace hincapié en la lucha electoral. Organizativamente está transformándose de partido de militantes en partido de votantes.
Estos cambios no se completaron, hay una intensa lucha interna en el PT, puesto que si se continuara este camino el PT corre el riesgo de caer en la decadencia.
¿Qué ganamos? Posibilidad de cambiar el país aquí y ahora. ¿Qué perdimos? Posibilidad de cambiar el país estructuralmente y largo plazo.
– La principal potencia de Latinoamérica está a un paso de vivir una nueva elección nacional. ¿Cuál es el panorama económico y social de Brasil? ¿Hay síntomas de agotamiento en términos de crecimiento? ¿Se han alcanzado las metas gubernamentales en cuanto a distribución del ingreso y seguridad social?
– Brasil continua viviendo en el marco de una hegemonía neoliberal (es decir, del sector financiero) y de la influencia de los Estados Unidos. Sin embargo, desde 2003 el gobierno brasileño ha tomado varias acciones que van en contra de esta doble hegemonía.
La gran burguesía toleró esto porque, a lo largo de parte de los últimos doce años ganó (vía aumento del consumo, la inversión y los subsidios gubernamentales) más de lo que perdió (crecimiento del salario y el empleo formal, reduciendo su fuente de ingresos).
Pero ahora, la mayor parte de la gran burguesía está decidida a sacar al PT de la presidencia de la República, para con eso reducir el «costo Brasil» a través de un aumento del desempleo y de salarios más bajos.
– ¿A qué se debe este cambio de la política de la burguesía? ¿Cuáles fueron los factores que influyeron?
– Esto está relacionado con motivos nacionales y también internacionales.
El “viraje” en la en la posición de la burguesía tiene relación con la reducción en el crecimiento. Mientras este está en alza todos pueden beneficiarse, aunque unos lo hagan más que otros.
Pero cuando se crece, pero poco, la distribución de beneficios entre las diversas capas del empresariado es más fuerte afectada por la tendencia a la concentración (por lo que la pequeña burguesía se ve más afectada que la media, que es más afectada que las grandes, las cuales son más afectadas que los oligopolios transnacionales, que ganan menos que el capital financiero).
Así las cosas, quien está en la punta de la pirámide capitalista debería estar satisfecho. Pero como sabemos, es el más insatisfecho. ¿Cuál es el motivo? Más allá de su «naturaleza animal», digámoslo así, es preciso considerar que ellos buscan resultados en el terreno internacional y en este terreno la presión es terrible, debido a la crisis internacional y sus reordenamientos resultantes.
Luego, aunque por razones relativamente distintas, el conjunto de las fracciones que componen la clase capitalista en Brasil quieren un cambio en los principales fundamentos de la actual política económica. A saber: quieren ampliar el desempleo y reducir salarios. Este es el punto de acuerdo entre todos ellos, aunque puedan disputar en torno a otros asuntos
Lo «irónico» (entre comillas, porque es trágico) es que los llamados sectores medios (asalariados mejor posicionados, pequeños propietarios en general) adscriben a la necesidad de un cambio en este terreno.
No debería ser así, pero es así principalmente porque, dada la naturaleza de la política que se aplica desde 2003, mejoramos la vida de los de abajo sin tocar las vidas de los de arriba, lo que obviamente afecta la vida (y especialmente de su percepción de la vida) de los llamada clase media.
Y lo trágico (sin comillas allí) es que las capas populares, los trabajadores, también están «moderadamente insatisfechos» porque ya están sintiendo los efectos de la reacción de los capitalistas: «huelga de inversiones» y «estimular la inflación».
Lo que reduce la capacidad de consumo y tiende a «resetear» (desde el punto de vista político) el efecto de las políticas distributivas.
¿Cuál sería (y continua siendo) la solución con mayor impacto positivo para neutralizar esta ecuación perversa?
Desde el punto de vista de los llamados sectores medios, ampliar el alcance y mejorar la calidad de los servicios públicos, los de salud y educación por ejemplo, permitiendo a esos sectores medios reducir lo que gastan en esos servicios en el mercado; alterando su percepción acerca del Estado; disputando su visión de “ser feliz a través del mercado»; e integrándolos con la clase trabajadora.
Y desde el punto de vista del gran capital, la solución radica en el trato con los oligopolios que por su tamaño pueden imponer precios de cartel para toda la economía brasileña.
La única manera de hacer esto es usar lo que Rousseff dijo en el debate entre los candidatos en TV Bandeirantes, lo que se debe hacer con el oligopolio de los medios de comunicación. A saber: «regular». E incluso incluye, entre otras cosas, no tener monopolios, romper el oligopolio.
En el caso del sector financiero, por ejemplo, la gran banca tiene que ser nacional y pública. Los bancos medios y pequeños pueden ser privados.
Infelizmente, nuestro gobierno es poco práctico en estas cuestiones. Y nuestro Partido es poco enfático, digámoslo así. Pero como siempre, la burguesía no duda y avanza. Quién no quiera ser golpeado tendrá que reaccionar.
Federico Araya – @fedearayac
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