22 agosto, 2014
Rompiendo muros, desatando resistencias
La experiencia del Centro Universitario Devoto (CUD), un espacio que irrumpe en el contexto de encierro. Allí las personas privadas de su libertad pueden acceder a la educación universitaria alejados de la violencia cotidiana impuesta por la cárcel.

La experiencia del Centro Universitario Devoto (CUD), un espacio que irrumpe en el contexto de encierro. Allí las personas privadas de su libertad pueden acceder a la educación universitaria alejados de la violencia cotidiana impuesta por la cárcel.
“Donde a nadie le importamos
Donde nos olvidaron
Donde para jueces y fiscales
Somos culpables hasta demostrar
Lo contrario
Pero después cuando nos hacemos
Como somos se horrorizan
Y nos matan en la calle como a ratas
O nos encierran de por vida”.
Fuerte Apache
La Cárcel de Devoto nació en 1927, es el único penal ubicado dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a cargo del Servicio Penitenciario Federal.
Tras los muros, la historia de esta institución penitenciaria cuenta con varios hechos de transformaciones y resistencias, desde el “Devotazo” en el año 1973 hasta la “Masacre de Pabellón Séptimo” en 1978, más conocido como el “Motín de los Colchones” -que la semana pasada fue declarado por la Cámara Federal Porteña, Sala I, como delito de lesa humanidad-.
Dada la selectividad que caracteriza a nuestro sistema Penal y la falta desde siempre de políticas criminales efectivas, las cárceles son ocupadas por la población más vulnerable. Aquellos que han quedado fuera del sistema. Que no son parte. La Cárcel está creada para depositar a los excluidos de nuestra sociedad. Donde las condiciones de vida son inhumanas, donde mueren año a año cientos de detenidos por falta de atención médica y por las golpizas a las que son sometidos en las represiones constantes por parte del Servicio Penitenciario Federal. Ahí, tras las rejas, viviendo en ese contexto, hay personas que esperan su libertad resistiendo, haciendo eco de su lucha tras los muros.
Tan es así, que en 1985 nace el Centro Universitario Devoto (CUD), dando nacimiento al Programa Uba XXII de Educación en Cárceles y viniendo a saldar las deudas de la última dictadura. Desde sus inicios hasta hoy el programa intenta cubrir el vacío de un Estado ausente. Estudiantes que conocen, en el contexto de encierro, qué es el Derecho a la educación, mientras otros tantos derechos le son arrebatados.
El CUD es mucho más que la Universidad dentro de la Cárcel. Es el lugar donde no se detiene ninguno y por el contrario todos avanzan. Un espacio de libertad dentro de tanto encierro. Es la organización colectiva fruto de la obstinación de cientos de estudiantes que pasaron y pasan por sus pasillos y aulas dando lugar a La Cooperativa Esquina Libertad, a la Asesoría Jurídica Gratuita Dr. Horacio Adolfo Rojo, a Pensadores Villeros Contemporáneos, a la banda “Pórtate Bien” y a la Revista “La Resistencia”. Es un espacio de formación académica y artística pero, sobre todo, es el lugar donde muchos encuentran las herramientas para vencer esa lógica penitenciaria perversa a la que son sometidos por años.
En total hay 291 estudiantes, distribuidos tanto en el Ciclo Básico Común (CBC) como en las diferentes carreras de las Facultades que la Universidad de Buenos Aires ha ido incorporando con el tiempo. Hoy en el CUD se dictan clases de Sociología, Letras, Psicología, Economía y Derecho. En aulas colmadas de estudiantes con ganas de aprender y esforzarse día a día, convencidos de que el conocimiento es fundamental para dar esa batalla que a veces resulta un tanto injusta.
En tanto nuestra sociedad, y el mundo de hoy, acepten como forma de castigo la Cárcel, la existencia de un espacio como el Centro Universitario Devoto es fundamental y debe permanecer abierto. Mientras la Cárcel exista, la educación debe traspasar los muros y resistir será el camino a la libertad.
Gisele Mieres yJulieta Sosa, militantes de La Mella en Cárceles
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