13 agosto, 2014
¿LEAR-maron el libreto?
Por Matías Rey. Cualquier futbolero (o futbolera) sabe que en la cancha hay sólo una situación peor que perder y esa es: perder, y que encima te quieran “gozar”. Salvando las enormes distancias (sobre todo por lo que está en juego) algo similar viene a la mente al observar algunos de los conflictos obreros más destacados del momento.

Por Matías Rey. Cualquier futbolero (o futbolera) sabe que en la cancha hay sólo una situación peor que perder, y esa es: perder, y que encima te quieran “gozar”. Salvando las enormes distancias (sobre todo por lo que está en juego) algo similar viene a la mente al observar algunos de los conflictos obreros más destacados del momento.
No sólo se trata de conflictos “de repliegue”, esto es defensivos, de preservación del laburo. Encima de eso los compañeros tienen (y solidariamente, tenemos) que padecer posicionamientos verdaderamente impresentables por parte de quienes, se supone, deberían ofrecer respuestas a situaciones tan delicadas.
El caso LEAR es ejemplar y un síntoma bastante áspero de lo que las patronales pueden estar “cocinando” para los laburantes. Despidos masivos, persecución a delegados y activistas, amenaza de cierre (y finalmente, cierre, aunque supuestamente “provisorio”).
Se trata de una autopartista multinacional, que integra un sector de la economía señalado como una de las “estrellitas” del actual modelo: la producción automotriz. Sector cuya primera respuesta ante las incertidumbres económicas (y ya lo vimos en 2009, a otra escala) es reducir lo que ellos llaman “costos laborales”, que en buen criollo no es otra cosa que “rajar empleados a mansalva y amenazar con tomárselas del país”.
Ante esta situación en uno de los supuestamente “más dinámicos” sectores de la economía, el gobierno nacional ha adoptado una postura lamentable por boca de Jorge Capitanich. En conferencia de prensa, el jefe de Gabinete actuó como un verdadero vocero de la empresa: dijo que la multinacional quiere quedarse en el país y crecer, pero que “determinadas condiciones de trabajo, no los dejan”.
El mensaje es claro: a adaptarse a tiempos más difíciles muchachos y sin chistar. Si eso significa resignar salario y derechos, habrá que hacerlo. Sean “flexibles”. Discurso conocido y señero de una época histórica que creíamos superada en el país. Posición política a favor de una empresa de esas que “la han juntado en pala” (como supo decir la presidenta) y en contra de los despedidos y ajustados. Mirá que botón de muestra. Mirá… ¡mirá que botón!
Desde la conducción del SMATA (sindicato que agrupa a los trabajadores de LEAR) también llegaron algunos conceptos indignantes, y eso no es poca cosa teniendo en cuenta que se venía de intentar una “asamblea trucha” en la sede del gremio para hacer echar a los delegados. Cada palabra del secretario general, Ricardo Pignanelli, parece sacada de un manual de Recursos Humanos: “Por culpa de los delegados, LEAR está evaluando irse del país”, “estos son los mismos que le hicieron perder un día de producción a la Ford”, y otras barbaridades. Hasta cuando amaga con llamar a un paro, lo hace citando argumentos de la empresa: la famosa “falta de seguridad” con que la patronal cerró sus puertas (“momentáneamente” se supone).
Hasta para las peores burocracias sindicales, existe un punto de no retorno. Zanola (bancarios) adulteró medicamentos para enfermos de cáncer desde nuestra Obra Social y está procesado. Pedraza (ferroviarios) no sólo se volvió empresario sino que asesinó a un militante para defender su “kiosco”, y está preso. Pignanelli, sin víctimas fatales que se conozcan por el momento (y que esperemos que no lleguen) se está acercando peligrosamente a ese triste podio de los que están más allá de cualquier perdón. Es de esperar que los trabajadores mecánicos, que tan valiosas peleas han dado en nuestra historia, puedan evitarlo a tiempo sacándolo a patadas de un lugar que no le corresponde ocupar.
Hace un tiempo, en la semana que la Panamericana fue escenario de dos represiones contra los trabajadores (un día a los compañeros de EMFER-TATSA, otro día a los de LEAR) hubo manifestaciones de repudio popular por parte de distintos sectores de la militancia sindical, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Felizmente, esta bronca también incluyó a importantes sectores de compañeros y compañeras que apoyan al Gobierno y militan en organizaciones kirchneristas. No nos extraña: ante semejantes ataques, corresponde siempre actuar en unidad y solidaridad, vengan de donde vengan los palazos.
La plana mayor del Gobierno, por otra parte, respondió a los trabajadores y a quienes nos solidarizamos con ellos con acusaciones de “idiotas útiles de los grupos concentrados”. Habrá que llegar entonces a la conclusión de que LEAR es una humilde cooperativa de trabajo, ya que parece ser la que les escribe el libreto a más de uno de los que andan por allá arriba, en las alturas del poder.
Delegado General de la Comisión Gremial Interna del Banco Ciudad de Buenos Aires – @matiasdevc
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