7 agosto, 2014
El viaje de Chihiro llega a su fin
Studio Ghibli, el estudio de animación del cineasta Hayao Miyazaki, uno de los próceres en la materia, cierra (al menos momentámente) sus puertas después de 29 de años de producir y exportar sueños.

Studio Ghibli, el estudio de animación del cineasta Hayao Miyazaki, uno de los próceres en la materia, cierra (al menos momentámente) sus puertas después de 29 de años de producir y exportar sueños.
Un tsunami partió de Japón e hizo estremecer al mundo de la animación. El Studio Ghibli, uno de los majors del género más importantes del mundo, cuyo fundador es el mítico cineasta japonés Hayao Miyazaki, cerró sus puertas y despidió a sus trabajadores hasta nuevo aviso, según reza su página.
Factoría de joyas como La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro (Oscar a mejor película de animación en 2002), El increíble castillo vagabundo o Ponyo en el acantilado se vio hundido en serios problemas financieros, profundizados tras el retiro del propio Miyazaki de la industria en 2013.
El estudio, al menos temporalmente, dejará de producir nuevas películas y se dedicará a únicamente administrar los derechos de las obras ya lanzadas al circuito según informara el productor y uno de los fundadores del estudio, Toshio Suzuki al programa JounetsuTairiku. La última película salida de la mente de Miyazaki había sido Se levanta el viento, que recaudó apenas 91 millones de dólares y no llegó a cubrir sus costos de producción.
El estudio Ghibli fue fundado en 1985 por Hayao Miyazaki y su amigo IsaoTakahata, bautizándolo igual que los aviones de exploración que los italianos utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial sobre el desierto del Sahara. La primera película que lanzaron fue Nausicaä del Valle del Viento, en 1984 (incluso antes de la fundación formal del estudio) adaptación del manga del mismo nombre publicado en la TokumaShöten. A partir de ella pocas fueron las obras que no tuvieron una amplia repercusión no sólo en Japón, sino en todo el mundo. Mi vecino Totoro, PorcoRosso y El Castillo del Cielo, entre muchas otras, lograron un status de íconos en la cultura popular japonesa. Motivo de esto fue la dirección de todas a cargo del propio Miyazaki, quien dejó un sello claro en cada una de las películas: una fábula surgida a partir de hechos históricos (ya sea mitología japonesa o alguna guerra en el occidente) dotada de elementos fantásticos más destinados a la reflexión que a la simple humorada o el suspenso. Fue así como el adorable Totoro o el llamativo chanchito aviador de PorcoRosso se convirtieron en emblema de la infancia de muchos alrededor del mundo.
Esto se hizo sentir al anunciar el director, en 2013, su retiro del mundo de la animación. La única película lanzada tras su salida, La historia de la Princesa Kaguya, ni siquiera logró recuperar lo invertido en el film lo cual llevó a las cabezas del estudio a verse obligados a repensar sus estrategias y lograr así a llegar al corazón de las nuevas generaciones, quienes sin dudas merecen conocer todo el encanto de este entrañable estudio.
Ivan Soler – @VanSoler
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