Medio Oriente

6 agosto, 2014

El conflicto palestino-israelí visto desde un kibutz

Alejandro Stein nació en Argentina y tiene nacionalidad israelí, hace casi 40 años que dejó su país de origen y vive actualmente en el kibutz Barkay, entre Tel Aviv y Haifa. En diálogo con Llevalopuesto relató su mirada de la ofensiva de Israel sobre la Franja de Gaza.

Alejandro Stein nació en Argentina y tiene nacionalidad israelí, hace casi 40 años que dejó su país de origen y vive actualmente en el kibutz Barkay, entre Tel Aviv y Haifa. En diálogo con el programa Llevalopuesto, de FM La Tribu, relató su mirada de la ofensiva de Israel sobre la Franja de Gaza.

-¿Cómo es tu historia? ¿Por qué decidiste ir a vivir a Israel?

– Hace 37 años vivo en Israel, soy lo que se llama un “des exiliado”, me fueron a buscar a mi casa, yo era militante de izquierda en Argentina y con mucha suerte no me encontraron. Me escapé y llegué a Israel. Desde el 76 estoy viviendo acá. En pocas palabras soy un desaparecido que no desapareció. Vivo en el centro norte de Israel, a mitad de camino entre Haifa y Tel Aviv, cerca de Cisjordania.

La sensación de lo que está pasando es horrible, es muy deprimente, es muy fea. Soy profundamente pesimista con respecto al futuro. El análisis es muy simple. Este problema comienza, yo calculo, desde 1967 . El triunfo de Israel en la Guerra de los Seis Días es una de las peores cosas que pudo haber pasado, porque desató una ola de mesianismo tanto religioso, como por creernos los popeyes de la zona.

Lo que está pasando es una ola de odio por los dos lados, no solo por el lado israelí. El odio no se va a acabar hasta que no se termine la ocupación, hasta que no se acabe la relación colono-colonizado.

Por otro lado, el pueblo judío, con la historia trágica que tiene, tiene en primer lugar una memoria muy selectiva con respecto a su situación dentro del país y de la zona. Y en segundo lugar hay otro problema, y es que tanto el establishment judío como los grupos antisemitas, que no faltan, se encargan de hacer la línea que divide judaísmo de sionismo muy muy difusa, lo que da lugar a una ola antisemita que pagan los judíos que no viven el país también. No todos los judíos somos sionistas. Yo no soy sionista y, aunque les parezca raro, yo quiero a este país.

-¿Tú pensamiento es compartido por una parte importante de la población de Israel?

-Somos una selecta minoría los que pensamos así. Ojalá me equivoque, pero pronostico que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se va a presentar a las próximas elecciones y las va a ganar prácticamente caminando.

Incluso hay sectores de la izquierda que en este momento se embanderan con la guerra. Haciendo una comparación, podríamos compararlo con la Primera Guerra Mundial cuando vastos sectores de la socialdemocracia europea que eran antibelicistas se embanderaron con la guerra y salieron cantando al frente.

¿Cuáles son las razones morales para justificar internamente la situación que se vive en Gaza? ¿Cómo piensan los sectores más progresistas de Israel, no solo con la ofensiva de este mes, sino con el bloqueo permanente?

-En muchos aspectos, nosotros tenemos que ver los grises. Pero vamos a plantearlo de dos maneras. ¿Cómo lo toma la izquierda? La izquierda no lo toma. Toda la izquierda prácticamente, hasta antes de la guerra, pensaba como yo, algunos más radicales y otros menos. Pero a todos nos quedaba claro que la única solución es un Estado Palestino en la Franja de Gaza y en Cisjordania.

El problema es otro, porque desde le momento en que Israel dejó unilateralmente la Franja de Gaza, en 2005, el Hamás va tirando como gotitas bombas en las ciudades fronterizas entre Israel y la Franja. Hay una cosa que todo el mundo dice y es que ningún país puede permitir que le vayan tirando bombas sin reaccionar.

Por otro lado, tenemos en claro cuál y cómo es la reacción y creemos que son desde cualquier punto de vista injustificables los crímenes de guerra que se han cometido.

Yo sé que en la batalla que hubo hace dos años se usó napalm, que está prohibido por la convención de Ginebra.

-Si bien es condenable que haya muertos de ambos lados, vos mencionabas que hay una lógica dialéctica entre el colono y el colonizado que es importante remarcar, que la violencia no tiene el mismo nacimiento histórico.

-Vayamos a las bases. Las bases es el odio. El odio viene por la ocupación y el odio va a continuar siempre que la ocupación continúe. Y el odio va a continuar siempre que Israel esté en la parte musulmana de Jerusalén, por mucho que el Muro de los lamentos esté en la parte árabe. Y me cago en el Muro de los lamentos porque no vale la vida ni de un israelí ni de un palestino. Ninguna piedra la vale.

-¿Es posible una solución a través de la propuesta Pan-nacional, una sola nación  que incluya todas las nacionalidades y creencias?

-Estás hablando con un internacionalista. Pero yo no creo que eso sea posible, tanto por el lado palestino como por el lado israelí. Tenés otro problema aparte. Los grupos islámicos no van a querer mezclarse con nosotros, no van a ser tolerantes con quienes no son islámicos. Y dentro del sionismo, se mezcla la parte religiosa y la laica, pero ambos son profundamente nacionalistas, no van a querer mezclarse. Yo no veo la posibilidad de un Estado binacional ni plurinacional.

Entre los judíos más ultra religiosos y reaccionarios, el planteo es que el único autorizado para devolver territorios es Dios.

 

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