Asia

1 agosto, 2014

Desarma o sangra: la tragedia de Laos ayer y hoy (1)

Durante 9 años (1964-1973) Estados Unidos bombardeó sistemáticamente a la República Popular de Laos, uno de los veinte países más pobres del mundo, en el mayor de los secretos. Esta es su historia.

Foto: Valeria Soledad

Durante 9 años (1964-1973) Estados Unidos bombardeó sistemáticamente a la República Popular de Laos, uno de los veinte países más pobres del mundo, en el mayor de los secretos. Esta es su historia.

Bienvenidos a Laos, el país más bombardeado en la historia de la humanidad. En esta porción de tierra, la mitad de la superficie de España, cayeron más bombas que en Alemania y Japón durante toda la Segunda Guerra Mundial.

La “Guerra Secreta”, tal como denominó la prensa a las operaciones de bombardeo sobre Laos, fue un escenario colateral dentro de la Guerra de Vietnam. Al contrario de lo que podría creerse, Laos era un actor neutral y contaba con gobierno aliado a los Estados Unidos. Sin embargo, a poco de comenzadas las hostilidades, fue arrastrado a la guerra, por su ubicación geográfica, clave para vencer en la contienda.

Los vietnamitas del norte tenían un sistema de caminos camuflados en la selva que se internaban en territorio de Laos y Camboya. A través de ellos transportaban armas y suministros. Estos caminos eran conocidos como la Ruta de Ho Chi Minh. Estados Unidos, preocupado por la importancia de la Ruta de Ho Chi Minh, y desconociendo la ubicación exacta de estos caminos, comenzó a saturar de bombas regiones enteras de Laos y Camboya en junio de 1964 con el fin de neutralizarlos. Estas bombas caían sobre aldeas, casas y campos indistintamente. Había comenzado la más secreta de las guerras.

Durante nueve años Estados Unidos realizó misiones de bombardeo en todo el territorio de Laos, con la decisión, en palabras del General del Estado Mayor Curtis LeMay, de “hacerlos regresar a la edad de piedra”. Para ello se utilizaron las llamadas bombas de racimo. Dentro de una carcasa metálica se encuentran alrededor de 300 bombas del tamaño de una granada que son soltadas en el aire. Estos explosivos de fragmentación están pensados para eliminar todo tipo de vida. En este período, se arrojaron más de dos millones de toneladas de bombas (esto equivale a media tonelada de explosivos por habitante).

No fue la primera vez que se utilizaban estos ataques criminales ni sería la última. Los bombardeos por saturación fueron utilizados por primera vez por los nazis durante los ataques de la Lufftwafe al pueblo español de Guernica. El sufrimiento que generan es tan grande como lo refleja Picasso en su famoso cuadro.

Gran parte de la comunidad internacional ha condenado este tipo de operaciones militares; en el año 2008 se firmó la Convención sobre Municiones en Racimo, ratificada por 84 países, que prohíbe su utilización y almacenaje. Estados Unidos, que no es parte de esta convención, las sigue utilizando en Afganistán y lo hizo en Irak hasta su retirada en 2012.

Los hombres de las cavernas

Las palabras del General LeMay no se cumplieron y Laos no volvió a la edad de piedra pero sí a la época de las cavernas. Sucedió en Vieng Xai, un pueblo al norte del país, que sufrió uno de los peores azotes de la guerra. Allí, la guerrilla comunista laosiana, el Pathet Lao, tenía sus cuarteles centrales. Fieles aliados de Vietnam del Norte, luchaban por imponerse a las fuerzas pro-norteamericanas del gobierno central. Por ello, Estados Unidos bombardeó Vieng Xai de lunes a lunes, durante 9 años.

Laos Cueva
Una de las cuevas de Vieng Xai

En Vieng Xai los habitantes del pueblo tuvieron que buscar refugio en las cuevas cercanas para sobrevivir. En más de 300 cuevas se instalaron aldeas enteras, hospitales, escuelas y hasta una fábrica. Hei Chi tan sólo una niña durante esta época, ahora rememora: “Teníamos que trabajar los campos en la oscuridad, porque durante el día pasaban los aviones y tiraban bombas y disparaban”.

Hei Chi es una mujer adulta pero lo que sucedió hace 30 años todavía la afecta. “Cada día nos escondíamos en las cuevas, esperando que los aviones se fueran y cuando se iban volvíamos a cosechar el arroz para comer. Un día mi papá tuvo que matar todos nuestros animales. Tenía miedo que las bombas nos cayeran encima si los aviones los veían”. El doloroso recuerdo de Hei Chi es quizá la razón por la cual hoy sigue viva.

En la visita guiada que ofrece el Centro para la Memoria que funciona hoy en Vieng Xai dan a conocer el testimonio de un ex piloto de la CIA que contó que en sus operaciones de bombardeo buscaban gallinas y patos y allí tiraban las bombas, porque eso significaba que la gente no estaría lejos. La impunidad es total: por estas operaciones de exterminio nadie jamás fue juzgado.

Las consecuencias siguen hasta hoy: cada día muere una persona por la explosión de artefactos sin detonar que quedaron en la zona. La mayoría de los muertos y heridos son niños. Desde el cese de las operaciones 50.000 personas han perdido la vida.

En la próxima entrega, presentaremos testimonios y realidades de una guerra que sigue azotando al país a casi 40 años de finalizada.

 

Nicolás Bianchi, desde Vieng Xai (Laos) – @nebianchi_

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