Géneros

24 julio, 2014

Vendidas y esclavizadas: digamos que fue un pai

Tres niñas de 4, 12 y 13 años vivieron sometidas por una pareja en una casa de Monte Chingolo, en el partido de Lanús. Sin saber a ciencia cierta todavía durante cuánto tiempo estuvieron en esa situación, lograron escapar de la vivienda ubicada en Bouchard al 2000.

Tres niñas de 4, 12 y 13 años vivieron sometidas por una pareja en una casa de Monte Chingolo, en el partido de Lanús. Sin saber a ciencia cierta todavía durante cuánto tiempo estuvieron en esa situación, lograron escapar de la vivienda ubicada en Bouchard al 2000.

Las encontró deambulando sin rumbo un policía, que las trasladó inmediatamente a la comisaría 6° de Lanús. Estaban con claros signos de desnutrición, muy desalineadas y con marcas en diversas partes del cuerpo. Pudo establecerse que son oriundas de Los Hornos, partido de La Plata, y que habrían sido entregadas por su misma familia, si bien no se conoce si a cambio de dinero.

Las dos niñas menores son hermanas, mientras que la de 13 años es la tía de ambas. Y a partir del informe realizado por asistentes sociales del Servicio Local de Protección de los Derechos del Niño de Lanús y Peritos de Tribunales que las asistieron inmediatamente, pudo saberse que las tres permanecieron en esa vivienda sin asistir a la escuela, sin poder salir, sometidas a constantes torturas físicas y psicológicas y, al menos las dos mayores, abusadas sexualmente por diferentes adultos.

Los propietarios de la vivienda fueron detenidos a la brevedad. Se trata de Graciela Ledesma, de 45 años y su tío Jorge Luis Russo, de 54. A las pocas horas, el fiscal Jorge Grieco autorizó el allanamiento de la propiedad donde se secuestraron celulares, estatuillas religiosas y una computadora.

Estos objetos, sumada la declaración de los imputados de que profesarían la religión umbanda y que las niñas fueron entregadas por la madre por indicación del Dios Ory Oxala, abrió toda una serie de conjeturas sobre el umbandismo como secta peligrosa.

Mejor pensar que fueron los umbandas

Lo concreto es que estas dos personas están detenidas, acusadas de lesiones graves, corrupción de menores, explotación sexual agravada, trata de personas agravada y reducción a la servidumbre agravada. A pesar de haberse declarado inocentes de todas las imputaciones, las pericias realizadas demuestran resultados contundentes.

Los largos debates mediáticos que se abrieron sobre el umbandismo, e incluso los titulares que asocian esta religión con la tortura, el abuso y la servidumbre a la que estuvieron sometidas las menores, no hacen más que identificar a las religiones africanistas como algo ajeno a la cultura argentina, peligrosas y vinculadas a lo macabro. La religión umbanda no tiene nada que ver con la tortura y los abusos sexuales, aunque haya muchos casos de personas que, amparándose en ella, llevan adelante este tipo de delitos.

Esta banalización alimentada por prejuicios, tiene más que ver con una gran discriminación hacia formas de religiosidad no hegemónicas y con la consideración de que el único credo confiable es el católico. Credo en cuyo nombre y dentro del cual se han perpetrado las violaciones y los abusos a menores más numerosos de la historia, dicho sea de paso.

Tal vez asociar la enormidad de casos de abuso y tortura de niñas, niños y adolescentes con sectas, rituales y personas fanatizadas hasta lo patológico sean la excusa que encuentra, el Estado en primer lugar pero también gran parte de la sociedad, para expiar las propias culpas. Sobre todo para tomar distancia y no pensar en el desamparo y la violencia que golpea a los más vulnerables entre los vulnerables, así como en la falta de políticas públicas reales y concretas.
Años de tortura, abuso y sometimiento en una vivienda en un barrio populoso. Nadie vio nada. Nadie escuchó nada. Qué mejor que pensar en los umbandas y hablar de infierno, horror y rituales de secta.

Mientras tanto, las niñas se encuentran en La Plata bajo el cuidado de la Dirección General de Niñez y Adolescencia de la Municipalidad. Las dos hermanas están internadas en el Hospital de Niños, una por desnutrición y la otra por golpes. La de 13 años permanece en un hogar. Los funcionarios del gobierno bonaerense lograron identificar a la madre de las menores, aunque no pudo ser localizada.

David Quijano, el policía que las encontró deambulando el pasado domingo, está pidiendo su guarda y propone que vivan con él, su esposa y sus dos hijas.

María Paula García – @MariaPaula_71

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