América del Norte

25 junio, 2014

Los niños inmigrantes, un nuevo problema de Estados Unidos

En las últimas semanas se ha puesto en la agenda pública estadounidense el problema de los inmigrantes menores de edad. El aumento exponencial que ha tenido este tipo de migración en los últimos años lo ha convertido en debate de Estado. Entre la cárcel y la concesión de derechos.

En las últimas semanas se ha puesto en la agenda pública estadounidense el problema de los inmigrantes menores de edad. El aumento exponencial que ha tenido este tipo de migración en los últimos años lo ha convertido en debate de Estado. Entre la cárcel y la concesión de derechos.

Desde el comienzo del último año fiscal (octubre de 2013) a la fecha, han arribado a los Estados Unidos alrededor de 50 mil inmigrantes ilegales menores de edad que han cruzado la frontera con México. Se estima que para el mes de septiembre, cuando finalice el ciclo de 12 meses, ese número se eleve a 90 mil.

El presidente Barack Obama ha calificado esto como una “crisis humanitaria” ya que el aumento de la inmigración infantil ha sido notable en los últimos dos años. En 2011 la cifra fue de entre de seis mil a ocho mil, en el 2012, fue de 13.625 y se incrementó a 24.668 en el 2013. Según las estadísticas oficiales, la mayoría de los menores provienen principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador.

El Ejecutivo inicialmente solicitó 868 millones de dólares para el programa de menores no acompañados en este año fiscal, el mismo nivel que 2013, a pesar del aumento en el número de niños en la frontera. Sin embargo, se ha estimado que la crisis podría costarle al gobierno hasta dos mil millones de dólares.

La organización no gubernamental Niños en Necesidad de Defensa (KIND, en sus siglas en inglés), junto con el Centro para Estudios sobre Género y Refugiados, informó que estos niños y niñas emigran para escapar de situaciones de violencia -incluyendo la derivada del narcotráfico-, abuso familiar, abandono, explotación, privaciones y matrimonios obligados, entre otras.

El informe que elaboraron, llamado A Treacherous Journey (Un Viaje Traicionero), da cuenta también que una parte de estos menores son enviados a Estados Unidos para convertirse en víctimas de explotación sexual o laboral.

Las alternativas planteadas

Esta situación generó un debate en la sociedad estadounidense que se vio obligada a tomar el tema y pensar políticas públicas para resolverlo. En los hechos, lo que está sucediendo es que el gobierno habilitó tres bases militares en Oklahoma, Texas, Arizona y California donde los menores permanecen recluidos.

Distintos medios de prensa denunciaron que miles de estos pequeños permanecen hacinados en celdas de concreto insalubres de la Policía Fronteriza, y duermen en el piso. Las imágenes de infantes hacinados en refugios temporales han reanimado el debate para tratar modificaciones a las leyes de inmigración y naturalización.

Al respecto, el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Jeh Johnson, negó la existencia de algún permiso para que los menores indocumentados que cruzan solos la frontera puedan quedarse en el país, mientras insistió en que serán deportados.

Por su parte el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, responsabilizó al mandatario Barack Obama de la crisis humanitaria. «Ha fallado en tomar los pasos necesarios para confrontar la crisis, así que decidí formar un grupo de trabajo para asesorarnos y mantener informados a los legisladores de la situación allí (en la frontera sur)», señaló el republicano por Michigan.

Boehner había solicitado a Obama que desplegara a la Guardia Nacional en la frontera con México para frenar la inmigración, pero su propuesta fue rechazada.

Como alternativa, un grupo de congresistas demócratas de la Cámara de Representantes presentó una iniciativa para proveer de abogados a los menores no acompañados que cruzan la frontera con Estados Unidos. «En nuestro país, asesinos, narcos y pandilleros tienen garantizada asistencia legal bajo la Constitución. Nuestra propuesta de ley simplemente le da estos mismos derechos de asistencia legal a niños pequeños y vulnerables que se enfrentan a una posible deportación», explicó en rueda de prensa la congresista por California, Lucille Roybal-Allard.

Esta congresista explicó que «trágicamente, hoy en día, los niños pequeños que se enfrentan a un proceso de deportación no tiene este derecho básico» garantizado. El objetivo de este proyecto de ley es, según Roybal-Allard, evitar que estos menores comparezcan ante un juez de inmigración «sin saber cómo navegar nuestro sistema de inmigración, un sistema que confunde incluso a adultos licenciados en derecho».

«El Tio Sam versus un niño pequeño no es una lucha justa», dijo el congresista por Nueva York, Hakeem Jeffries, otro de los impulsores de la iniciativa. «Ningún niño bajo ninguna circunstancia debe enfrentarse solo a un juicio» de deportación, añadió la congresista por California, Judy Chu.

Los derechos de los niños inmigrantes

Megan McKenna, responsable de KIND, explicó que «el 40% o más de estos niños» podrían recibir algún tipo de alivio migratorio que les permitiera quedarse en Estados Unidos, aunque sea temporalmente.

Según McKenna, más allá de la deportación, existen otras tres salidas legales para estos niños: solicitar asilo en caso de que teman ser perseguidos si regresan a sus países de origen, solicitar el Estatus de Inmigrante Juvenil Especial (SIJS) si han sido abandonados o abusados por sus padres o solicitar un visado U si han sido víctimas de un crimen grave.

«La clave está en si tienen o no abogado. Si no tienen abogado no pueden acceder a estas formas de alivio. Con un abogado tiene más éxito», concluyó la representante de la ONG.

 

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