19 junio, 2014
Las increíbles andanzas de Sammy en Brasil
Eto’o y sus compañeros en la Selección de Camerún estuvieron a punto de no participar de las eliminatorias por una suspensión de FIFA. Después, casi no viajan por un conflicto con los premios. Difícil esperar un resultado diferente a ser el peor equipo del Mundial.

Eto’o y sus compañeros en la Selección de Camerún estuvieron a punto de no participar de las eliminatorias por una suspensión de FIFA. Después, casi no viajan por un conflicto con los premios. Difícil esperar un resultado diferente a ser el peor equipo del Mundial.
El centro viene altísimo, pero François Omam-Biyik se eleva a una altura imposible para los centrales argentinos y consigue conectar un cabezazo que, aunque débil y al medio, se mete en el arco con la invalorable ayuda de Nery Pumpido. Es el 8 de junio de 1990 y el estadio es el Giuseppe Meazza de Milán. El campeón del mundo, con Maradona en cancha, pierde contra Camerún que consigue ganar un partido por primera vez en su historia, luego de empatar los tres que jugó en España ’82.
Aquel equipo, liderado por el veteranísimo Roger Milla, fue el único unido de su historia y logró llegar hasta los cuartos de final, hecho inédito en aquel momento para un combinado de África (recién lo pudo igualar Senegal en 2002 y Ghana en el pasado Mundial). Luego participaría de Estados Unidos ’94, Francia ’98, Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010; en ningún caso pasó de la fase de grupos. De hecho, apenas logró ganar un partido de doce.
A Brasil 2014, los Leones Indomables llegaron con esa carga en la espalda y un poco más: de la mano del español Javier Clemente, se quedaron afuera de la Copa de África en 2012 y 2013. Con la llegada del alemán Volker Finke al banco, lograron clasificar a Brasil, pero antes de eso hubo que superar un escollo en los escritorios. La FIFA suspendió a la selección de las competencias internacionales por un golpe al interior de la Federación, en el que el vicepresidente y ministro de Transporte del gobierno nacional, Paul Biya, anuló las elecciones y se autoproclamó presidente.
Con la apelación al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés), lograron participar en las eliminatorias y clasificarse, luego de superar a Libia en la segunda fase y golear a Túnez en el partido definitorio. Pero los problemas no habían terminado. La preparación para el Mundial se vio interrumpida en varias ocasiones por el conflicto con los premios, que el capitán del equipo, Samuel Eto’o, negoció directamente con el presidente Biya.
Primero, los futbolistas se negaron a entrenar y amenazaron con no disputar un amistoso que tenían previsto para el 1 de junio con Alemania. Finalmente la protesta se levantó y el amistoso terminó 2-2. Pero fue solamente un cuarto intermedio: en señal de repudio a la Federación y al gobierno, Eto’o, en nombre del plantel, se negó a recibir la bandera nacional de manos del primer ministro, Philémon Yang.
El conflicto recién se resolvió en el mismísimo aeropuerto de la capital, Yaundé, con el avión listo para salir. Acordaron pagarles un bono extra de alrededor de 8000 euros y arreglaron el sueldo para el torneo, que pasó a representar el 6% de lo que la Federación recibiría de la FIFA. Así fue como llegaron a Brasil, donde integran el grupo del anfitrión. De paso, en el primer día en Sudamérica, se olvidaron en el hotel a dos futbolistas, Cedric Djeugoue y Fábrice Olinga, camino al entrenamiento.
Si solamente se mira la ficha del partido, el debut con México puede pasar por un partido parejo. El Tri ganó 1-0. Claro, si observamos el desarrollo del juego, la cosa cambia bastante. Los aztecas tuvieron chances clarísimas para ampliar la ventaja y además el árbitro colombiano Wilmar Roldán les anuló dos goles por razones que todavía son difíciles de explicar. Uno, un fuera de juego inexistente; el otro, directamente se desconoce.
Y entonces sí, la realidad se subió también al resultado. Contra Croacia fue 4-0 y porque los balcánicos no quisieron hacer más. Un equipo absolutamente desarmado, que definitivamente no sabe defender, mucho menos si la pelota viene por arriba, y que encima se quedó con diez en el primer tiempo de manera estúpida, por la agresión al rival de una de las figuras, Alex Song, actual jugador del Barcelona.
La frutilla del postre la pusieron Benoit Assou-Ekotto y Benjamin Moukandje, que en pleno partido casi se van a las piñas y no lo hicieron porque los separó otro compañero, Pierre Webo. Síntoma esto, de la pelea más grande, profunda, la que excede a los 23 que viajaron a Brasil. Es la disputa entre las tres grandes etnias en que se divide el país, al igual que la mayor parte del oeste del continente: los bantú, los fulani y los fang.
Eto’o y Song, por ejemplo, son originarios de la tribu bassa, integrante de la etnia bantú. Los bassa son alrededor del 10% de la población camerunesa, por lo que, lógicamente, buena parte de sus compañeros tienen sangre de otro origen. Esta división llega al punto de que muchos jugadores no se hablen entre sí en el vestuario; y puede llegar al nivel de que se peleen adentro de un campo de juego, ante los ojos del mundo. Así, Italia ’90 queda cada vez más lejos.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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