18 junio, 2014
La economía venezolana: problemas y desafíos (I)
En los últimos meses Venezuela ha atravesado una coyuntura política que captó la atención del mundo entero. En este escenario, muy poco se ha señalado ante el mundo cuál es la situación económica del país y cómo se cruzan estos acontecimientos con los intereses en disputa.

En los últimos meses Venezuela ha atravesado una coyuntura política que captó la atención del mundo entero. En este escenario, muy poco se ha señalado ante el mundo cuál es la situación económica del país y cómo se cruzan estos acontecimientos con los intereses en disputa.
Un dato significativo, pero que no se tiene mucho en cuenta cuando se habla de los principales referentes de la oposición que han cobrado protagonismo durante los últimos meses, es su relación directa y hasta sanguínea con las clases dominantes de la economía venezolana. Basta recordar que la madre del hoy detenido Leopoldo López fue gerente de la petrolera PDVSA durante el último gobierno de la llamada IV República; o que los padres de María Corina Machado son históricos propietarios de medios de comunicación, siderúrgicas y aeropuertos.
López y Machado, como una parte representativa de la burguesía autóctona de Venezuela, cayeron en desgracia durante los 15 años de gobiernos chavistas. A la familia Machado Zuluaga se le han expropiado empresas como la briquetera Orinoco Airon. Y la famila López Mendoza tiene en proceso una causa judicial por la donación de más de 60 millones de bolívares realizada por PDVSA a Primero Justicia, el partido que dirige hoy Henrique Capriles, en el año 1998. Ellos expresan una política surgida desde los sentimientos más profundos de odio hacia la Revolución Bolivariana que afectó sus intereses.
Venezuela vive un proceso político inédito que con el liderazgo de Hugo Chávez eligió comenzar un camino alternativo a las políticas neoliberales que predominaron en América Latina durante las últimas décadas del siglo XX. Hoy, con Nicolas Maduro como presidente y habiéndose instalado el proyecto de construir el Socialismo del Siglo XXI, la economía venezolana asume problemas y desafíos nuevos. Problemas y desafíos que son el resultado de haber asumido un proyecto que rompa con la dependencia y afecte directamente los intereses de las clases dominantes.
Oro negro para la dependencia o para el socialismo
Hablar de la economía venezolana implica inevitablemente hacer referencia al petróleo. Se trata de un país que tiene como herramienta fundamental de su economía, desde hace un siglo, a una industria cada día más determinante y escasa en el mundo entero.
Según las últimas estadísticas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela se ha transformado en el país con más reservas probadas, contando con el 25% de las reservas mundiales. A este dato se le deben sumar la posibilidad de que las reservas probadas tiendan a subir en futuras exploraciones. Las reservas petroleras y las importantes reservas de gas con las que cuenta Venezuela hacen de PDVSA una de las empresas más importantes del mundo.
El elevado precio del crudo durante los últimos 15 años es el resultado, en parte, de una política construida desde la OPEP, la ofensiva militarista de Estados Unidos, el crecimiento significativo de la producción industrial en China y que -según los especialistas- ya se haya alcanzado el pico histórico de producción petrolera. Esta situación mundial, en el caso de Venezuela fue acompañada por la decisión de su gobierno de terminar con los fraudes a PDVSA en las exportaciones y por la firme decisión de tomar el control de semejante recurso estratégico.
Durante estos años han existido acuerdos con empresas estatales y privadas, tanto con aliados geopolíticos como Rusia y China, así como con empresas norteamericanas y europeas. Aunque vale aclarar que ninguna de estas alianzas supera el 50% de la inversión en cuestión. Por otro lado, cuentan con importantes cargas impositivas y dejan el control de la producción en manos del Estado.
El funcionamiento de la política petrolera permitió un sustancial aumento de la renta, que permanece en el país y fue seguido por una política radical en su distribución de la misma. Luego de los intentos de golpes de Estado de 2002 y 2003, el gobierno decidió avanzar en el control de la renta y comenzaron a llevarse adelante las misiones sociales. Desde entonces, cientos de miles de millones de dólares fueron invertidos en misiones de salud, educación y vivienda (entre las decenas de misiones existentes). Esas políticas distributivas llevaron a los indicadores de pobreza a niveles poco imaginados décadas atrás y mejoraron las condiciones de vida de la mayoría del pueblo venezolano.
A partir de esta rentabilidad extraordinaria se intentan llevar adelante iniciativas que diversifiquen la producción local y permitan una menor dependencia de las importaciones. Con esa finalidad se crearon también misiones agrícolas y productivas, se financió el surgimiento de empresas de producción social y se buscaron encaminar las empresas del Estado.
En el año 2013, la exportación de bienes energéticos alcanzó un 97% del total de las exportaciones, habiendo crecido su lugar en la economía nacional en comparación con los años anteriores. El petróleo hizo durante el último siglo de Venezuela un país monoproductor y dependiente. Actualmente, a partir de las políticas gubernamentales se ha avanzado en conquistar un nivel mayor de soberanía nacional sobre las riquezas existentes, aunque debido a la demanda mundial de bienes energéticos y las dificultades para emprender un desarrollo sustentable y alternativo, no se ha roto para nada con la condición de ser un país monoproductor.
Definiciones y perspectivas
El ahora ex ministro del Poder Popular para la Planificación, Jorge Giordani, en su libro La transición venezolana al socialismo, considera que la renta petrolera tiene que dar lugar a una “acumulación originaria socialista” que tenga la perspectiva de construir una mayor democracia política, económica y cultural. El proyecto de construir el Socialismo del Siglo XXI se encuentra en disputa permanente con el que propone una oposición ligada directamente a los intereses de las clases dominantes, aliadas al imperialismo norteamericano.
La renta petrolera que ha constituido al sistema económico, político y cultural del país es el botín de guerra en disputa entre las partes. Es el trasfondo de las batallas económicas que se dan en una multiplicidad de planos que continuaremos analizando.
Lucas Villasenin, desde Caracas / @villaseninl
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.