28 mayo, 2014
«Una Colombia incierta»
Mientras los principales partidos políticos se reúnen para definir la estrategia de cara a la segunda vuelta presidencial de junio, movimientos sociales y políticos aseguran que poco cambiará para las grandes mayorías de colombianos.

Mientras los principales partidos políticos se reúnen para definir la estrategia de cara a la segunda vuelta presidencial de junio, movimientos sociales y políticos aseguran que poco cambiará para las grandes mayorías de colombianos.
El próximo 15 de junio los colombianos deberán volver a las urnas para elegir en ballotage quién será el próximo presidente de la República. Las dos opciones provienen del coservadurismo: el actual presidente Juan Manuel Santos y el delfín del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, Oscar Iván Zuluaga. Es decir, se trata de una elección que dejaría por fuera cualquier posibilidad de cambio económico-social en el país. Por un lado, la continuidad de Santos prolongará por cuatro años más el proyecto de base neoliberal que gobierna desde 2010. Por el otro, Zuluaga representa el retorno del uribismo al poder, aunque el ex presidente no pueda ejercerlo personalmente.
Mientras tanto, los partidos políticos que se enfrentaron en los comicios del domingo afilan sus estrategias. Zuluaga cuenta, en principio, con el apoyo del Partido Conservador de Martha Ramírez, quien fue ministra de Defensa de Uribe en 2002 y encuentra cierta afinidad ideológica con el ex mandatario. El partido Verde de Enrique Peñalosa vive un fuerte debate interno. Si bien el mismo Peñalosa contó con el apoyo de Uribe para su campaña a la alcaldía mayor de Bogotá en 2007, entre los dirigentes verdes existe cierta resistencia ante la idea de devolver el favor en esta segunda vuelta. La izquierda, por su lado, definirá su estrategia en los próximos días, pero todo indica que harán lo posible para que el uribismo no vuelva a la Casa de Nariño.
La preocupación ante esa posibilidad incluye a aquellos sectores sociales y políticos que no tienen hoy expresión electoral y que representan una porción muy grande y muy activa de la política colombiana. Entre ellos, los movimientos indígenas y campesinos son hoy el actor más importante del país.
“Creo que si Zuluaga llega a ganar los campesinos vamos a desaparecer”, aseguró Olga Quintero, una de la principales dirigentes campesinas del país e integrante de la mesa de negociación establecida en 2013 entre la Cumbre Agraria y el gobierno. “Muchos desapareceríamos físicamente pero sobre todo el concepto mismo de campesino. Porque el uribismo está más enfocado en el tema de la gran minería del agroindustria», agregó.
Para Quinetro «un país necesita extraer sus recursos. Pero de manera responsable, sin afectar el medioambiente, las comunidades y su entorno. Por otro lado nosotros consideramos que de ganar Zuluaga ahí si la democracia estaría totalmente acabada. Porque lo de él es un régimen totalitarista». Además la dirigente campesina recordó que «durante el gobierno de Uribe, entre el 99 y el 2005, sólo en la región del Catatumbo nos mataron 11.200 campesinos. Y eso sólo en una región y sin contar al resto. Más 114.000 desplazados sin contar la zona urbana. Entonces si eso fue así ¿qué se puede esperar de Zuluaga cuando el presidente detrás de las bambalinas va a ser Uribe?”.
El análisis acerca de las elecciones pasadas sin embargo no deja espacio a la sorpresa entre los campesinos colombianos. Según Luzperly Córdoba, dirigente de la Asociación Campesina del Arauca, los resultados eran previsibles. “Sabemos que en Colombia tenemos una supuesta democracia que no es tal. La participación en completamente desigual en lo que tiene que ver con participación política. Los movimientos sociales, populares y campesinos tenemos poco y nada de posibilidades de participar aunque se coloquen unas urnas grandotas y digan que podemos hacer la cola y poner el votico eso no es suficiente, y hasta para eso estamos restringidos”, sostuvo.
Tanto Quintero como Córdoba sufrieron en carne propia la situación de violencia constante que viven los movimientos políticos y sociales en Colombia. Ambas deben moverse en carros blindados provistos por la Unidad Nacional de Protección, con escoltas armados y vigiladas. Eso no impidió, sin embargo, que hace pocos días en la casa de Quintero ingresaran sicarios para tratar de matarla. Ni que Córdoba haya tenido que exiliarse durante 7 años en Suiza para escapar de la represión.
“El periodo de Uribe para nosotros fue absolutamente nefasto. Desgraciadamente el pueblo colombiano tiene la memoria muy corta, o por lo menos así se ha querido desde los medios de comunicación. Porque en el periodo de Uribe se produjeron las peores masacres colectivas y asesinatos selectivos de la dirigencia campesina y popular, de los defensores de derechos humanos en el país. En el gobierno de Uribe se persiguió al movimiento social hasta el límite”, aseguró Córdoba, que sin embargo recordó que “la persecución no ha terminado contra el movimiento campesino. Ha disminuido pero no ha terminado».
Córdoba también precisó que durante el gobierno Santos «no es que no se hayan asesinado a dirigentes sociales. Han matado a varias decenas de reclamantes de tierras por ejemplo. El hecho de que nos coloquen una escolta, o un carro blindado eso no es garantía. Nosotros lo que estamos pidiendo son garantías políticas porque en cuanto las haya nosotros vamos a poder ejercer nuestro trabajo, nuestra actividad que es absolutamente legítima. Lo hemos pedido tanto a nivel nacional como a nivel internacional y eso ha sido imposible. Nosotros no tenemos garantías política”.
“Si gana Zuluaga nos van a judicializar. Si no nos judicializan nos van a matar. Y si no, deberemos irnos al exilio. Quién sabe cual de toditas estas cosas nos tocará. Es una Colombia incierta”, añadió Quinteros.
Sea cual fuere el resultado de la segunda vuelta del 15 de junio, y tal como lo dan a entender el clima apático que se respira en Colombia por estos días y la bajísima concurrencia a las urnas del domingo (40%), las mayorías tienen muy poca confianza en la posibilidad de una mejoría durante el mandato 2014-2018. “Sea el uno o sea el otro la situación va a seguir siendo muy compleja” aseguró Córdoba en este sentido. “En términos de que tenemos aquí encima todos los intereses de la Unión Europea, de las multinacionales, tratando de sacar nuestros recursos al menor costo posible. Con las crisis tan terribles que están viviendo necesitan de nuestros recursos y de gobiernos afines para sacarlos. Y eso a nosotros no nos coloca en una situación ventajosa. Sin embargo hemos logrado tener un puñado de dirigentes capaces de sentarse tu a tu con el gobierno y decirles que no es cuestión de que nos cacen como ratones y nos maten sino mostrar razones y ponerlas en la vida pública nacional», concluyó.
Federico Larsen, desde Bogotá – @larsenfede
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