Nacionales

28 mayo, 2014

«No al desalojo. Sí a la expropiación»

A partir de las 16 se llevará adelante en Callao y Corrientes un festival solidario en defensa de los trabajadores del Hotel BAUEN, amenazado por una orden judicial de desalojo. Entrevista a Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa, quien recapitula la historia del hotel y plantea posibles salidas al conflicto.

A partir de las 16 se llevará adelante en Callao y Corrientes un festival solidario en defensa de los trabajadores del Hotel BAUEN, amenazado por una orden judicial de desalojo. Entrevista a Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa, quien recapitula la historia del hotel y plantea posibles salidas al conflicto.

“No al desalojo. Sí a la expropiación” es la consigna del festival que se llevará adelante desde las 16 del día de la fecha a las puestas del Hotel Bauen, en Callado 360, casi avenida Corrientes. Con este festival solidario, del que participarán bandas de rock como Attaque 77, La Beriso o La perra que los parió, los más de 130 trabajadores de la cooperativa pretenden visibilizar la crítica situación que están atravesando desde que la Justicia librara la orden de desalojo contra el hotel recuperado y autogestionado por sus trabajadores.

Explica Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa, en entrevista con el programa radial Llevalo puesto, de FM La Tribu, que “El festival de hoy tiene que ver con eso. Manifestar públicamente que es el momento de definir algunas cuestiones y en el caso nuestro más todavía porque tenemos una sentencia de desalojo firme, es más vencida en cuanto a los plazos. No queremos que algún afiebrado cometa la locura de pretender desalojar un hotel que funciona con 130 trabajadores, que está repleto de huéspedes”.

La sentencia de desalojo definida por la jueza Paula Hualde del Juzgado Comercial 9, vencía el pasado 15 de mayo. Explica Tonarelli que, más allá de haber conseguido una incuestinoble legitimidad como referentes del movimiento de cooperativas y empresas recuperadas, los trabajadores del BAUEN no cuentan con ningún amparo legal: “Lo que ocurre por otro lado con este proyecto, que está muy afianzado después de muchos años de trabajo y cuenta con una gran cantidad de organizaciones que nos acompañan, es que no tiene correlato legal. Hay un proceso impresionante desde lo legítimo que sin embargo esto no tiene correlato con la situación legal. ¿Qué ocurre con esto? Que vivimos en vilo permanentemente. Las empresas recuperadas en general tienen problemas para seguir trabajando porque no se resuelve la propiedad de los bienes muebles e inmuebles (en nuestro caso la propiedad del edificio)”.

Recuerda Tonarelli que el proceso de autogestión del BAUEN ya cuenta con más de 13 años de historia: “No te olvides que nosotros somos hijos de un proceso que destruyó la Argentina y que hace eclosión en diciembre de 2001. Que se produce esta respuesta de los trabajadores de poner en marcha las fábricas y las empresas porque no había otra. No había posibilidad de reinsertarse en el mercado laboral. Era impensado creer que uno podía continuar con su vida normal ligada a lo laboral y se encontró esta respuesta de gestionar las empresas en nuestras propias manos”.

La historia del hotel es una clara parábola del neoliberalismo en el país. Fue construido en 1978 por la familia Iurcovich con fondos del Banco Nacional de Desarrollo, que nunca fueron cancelados, para alojar a las visitas internacionales convocadas por el Mundial de Fútbol organizado por la dictadura. “La familia Iurcovich construyó el hotel con estos préstamos del Estado, todavía esa liquidación está pendiente de pago y pasaron 36 años. Es totalmente impensado pensar a una persona común y corriente con su préstamo hipotecario sobre su departamento o casita que no lo pague durante 36 años y que no pase nada. Es un grupo económico que construyó el hotel, que hizo una fortuna a través de créditos del Estado”, señala Tonarelli.

Luego, los años ochenta fueron la época dorada del hotel, pero ya a fines de los 90 no podía competir con las cadenas hoteleras internacionales y se acuerda un traspaso al grupo chileno Solari, que tampoco cumple con los compromisos de pago y presenta quiebra. Luego de esto pasó a propiedad de la empresa Mercoteles, también de la familia Iurcovich, quien gestionó el hotel hasta que en el marco de la crisis de 2001 se presentó a convocatoria de acreedores, quebró y dejó a los trabajadores en la calle. El desalojo actual favorece la demanda presentada por el mismo grupo empresario, afirma Tonarelli: “En fin, todo indica que es el mismo grupo y que en caso de hacerse de nuevo con el hotel harán algún negocio inmobiliario y no emplearnos a nosotros como están manifestando públicamente”.

Finamente, el vicepresidente de la cooperativa señala que los trabajadores del hotel requieren la intervención del Estado nacional que “tiene muchas posibilidades de intervenir en esto y de favorecer a los trabajadores porque es el principal acreedor en las hipotecas con las cuales se construyó el hotel. Esta gente no terminó de pagar el hotel que construyó hace 36 años”. Y agrega: “Es hora de que el Estado ejecute las hipotecas, se quede con la propiedad del inmueble y busque con nosotros la solución más razonable. Que obviamente será la continuidad de la cooperativa y el trabajo autogestionado que es lo que venimos haciendo desde hace más de 10 años”.

Y concluye Tonarelli: “Nosotros planteamos históricamente la necesidad de un marco jurídico a partir de un proyecto de ley de expropiación nacional. Después de acuerdo a la particularidad de cada caso se reglamentaría puntualmente. Siempre planteamos una salida de carácter general. Nos pareció que lo más apropiado era una declaración de utilidad pública sujeta a expropiación en el Congreso nacional”.

 

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