26 mayo, 2014
Veinticincos de mayo
Por Ulises Bosia. Conocemos lo que pasó el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, pero la cosa no surgió de un repollo. Aprovechamos la fecha para recordar lo que pasaba exactamente un año antes y un año después. Y para mejor, con las palabras de sus protagonistas.

Por Ulises Bosia. Conocemos lo que pasó el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, pero la cosa no surgió de un repollo. Aprovechamos la fecha para recordar lo que pasaba exactamente un año antes y un año después. Y para mejor, con las palabras de sus protagonistas.
Puede decirse, de manera un tanto irreverente, que Bernardo de Monteagudo fue una suerte de Forrest Gump de la independencia latinoamericana. El tipo estuvo en todas. Desde el comienzo en el Alto Perú en 1809, donde redactó la proclama de la “Revolución de Chuquisaca” (¡horror!, ahora descubrimos que el proceso de nuestra independencia nació en Bolivia); pasando por Buenos Aires, donde integró la Sociedad Patriótica morenista y más adelante la Logia Lautaro con San Martín y Alvear; fue miembro de la llamada Asamblea del año XIII y después integró el Ejército de los Andes; en Chile redactó el acta de la independencia y en Perú fue el hombre de confianza de San Martín; finalmente entabló relaciones directas con Bolívar promoviendo el proyecto de unidad continental. Ah, en Lima fue asesinado en 1825, a la edad de 35 años…
Es decir que, a pesar del ninguneo de los relatos oficiales, fue un protagonista de primer orden. Era abogado, militar y político, como varios de sus compañeros, por necesidad y vocación revolucionaria; pero además fue escritor y periodista, entre otras cosas había fundado un periódico llamado “Mártir o Libre”, lo que hace que ya en 1812 escriba de primera mano un relato sobre lo que había pasado el 25 de mayo de 1809.
“El día 25 de mayo de 1809 se presentó en el teatro de las venganzas el intrépido pueblo de la Plata, y después de dar a todo el Perú la señal de alarma desenvainó la espada, se vistió de cólera y derribó al mandatario que lo sojuzgaba, abriendo así la primera brecha al muro colosal de los tiranos. Un corto número de hombres iniciados en los augustos misterios de la patria, y resueltos a ser las primeras víctimas de la preocupación, decretaron deponer al presidente Pizarro y frustrar por este medio los ensayos de tiranía que preparaba el execrable Goyeneche, entablando un complot insidioso con todos los jefes del Perú”.
Monteagudo habla de la “Revolución de Chuquisaca”, en la actual ciudad de Sucre, sede en aquel tiempo de una importante universidad que se había convertido en un centro difusor de las ideas de la revolución francesa. El levantamiento puede ser considerado como el “primer levantamiento libertario” de la América hispana tras la caída de Fernando VII y la creación de las Juntas de gobierno en España y principalmente en Sevilla, si bien como también ocurrió con las otras juntas de América, entre sus motivaciones existían tanto aspiraciones democráticas y antiabsolutistas, como intereses económicos comerciales, expresiones de lealtad al rey Fernando VII o contradicciones sociales de la colonia. Pero fue derrotado de manera violenta.
“Luego que la perfidia armada mudó el teatro de los sucesos –continúa Monteagudo relatando la represión armada que se desató sobre Chuquisaca y La Paz -, empezó el sanguinario caudillo a levantar cadalsos, fulminar proscripciones, remachar cadenas, inventar tormentos y apurar, en fin, la crueldad hasta obscurecer la fiereza del temerario Desalines. Las familias arruinadas, los padres sin hijos, las esposas sin maridos: las tumbas ensangrentadas, los calabozos llenos de muerte, por decirlo así: sofocado el llanto, porque aún el gemir era un crimen, y disfrazado el luto, porque el sólo hecho de vestirlo mostraba cómplice al que lo traía”.
Segundo round
Desatada la “Revolución de Mayo” en Buenos Aires, capital del Virreinato y asiento del poder virreinal, una de las primeras directivas fue enviar un ejército al Alto Perú, para enfrentar a los represores del movimiento desatado un año antes y asegurar esa zona neurálgica. Fueron los militares Balcarce y Díaz Vélez los que lideraron esa expedición junto con Juan José Castelli, enviado por el primer gobierno patrio. Así lo cuenta Monteagudo:
“El virrey Cisneros presencia con dolor los funerales de su autoridad, el gobierno se regenera, el pueblo reasume su poder, se unen las bayonetas para libertar los oprimidos, marchan las legiones al Perú, llegan, triunfan, se esconden los déspotas, huyen sus aliados, tropiezan con los cadalsos y caen en el sepulcro. Yo los he visto expiar sus crímenes, y me he acercado con placer a los patíbulos de Sanz, Nieto y Córdoba para observar los efectos de la ira de la patria, y bendecirla por su triunfo. Ellos murieron para siempre, y el último instante de su agonía fue el primero en que volvieron a la vida todos los pueblos oprimidos. Por encima de sus cadáveres pasaron nuestras legiones, y con la palma en una mano y el fusil en otra corrieron a buscar la victoria en las orillas de Titicaca; y reunidos el 25 de mayo de 1811 sobre las magníficas y suntuosas ruinas de Thiahuanacu, ensayaron su coraje en este día, jurando a presencia de los pabellones de la patria empaparlos en la sangre del pérfido Goyeneche y levantar sobre sus cenizas un augusto monumento a los mártires de la independencia”.
Y allí mismo aparece el tercer veinticinco de mayo, el de 1811, enlazado por el propio devenir de los acontecimientos, en las ruinas de Tiahuanacu donde Castelli, acompañado por Monteagudo, leyó en español su famosa proclama, que fue traducida al quechua y al aymara.
“Ordeno que siendo los indios iguales a todas las demás clases en presencia de la ley, deberán los gobernadores intendentes con sus colegas y con conocimiento de sus ayuntamientos y los subdelegados en sus respectivos distritos, del mismo modo que los caciques, alcaldes y demás empleados, dedicarse con preferencia a informar de las medidas inmediatas o provisionales que puedan adoptarse para reformar los abusos introducidos en perjuicio de los indios, aunque sean con el título de culto divino, promoviendo su beneficio en todos los ramos y con particularidad sobre repartimiento de tierras, establecimientos de escuelas en sus pueblos y excepción de cargas impositivas indebidas: pudiendo libremente informarme todo ciudadano que tenga conocimientos relativos a esta materia a fin de que, impuesto del por menos de todos los abusos por las relaciones que hicieren, pueda proceder a su reforma.
Últimamente declaro que todos los indios son acreedores a cualquier destino o empleo que se consideren capaces, del mismo modo que todo racional idóneo, sea de la clase y condición que fuese, siempre que sus virtudes y talentos los hagan dignos de la consideración del gobierno”.
Una advertencia final, de Monteagudo para sus lectores del siglo XXI
“Pero ya que en este día celebramos la gloriosa memoria del 25 de Mayo de 1810, debemos reflexionar antes de asistir a los espectáculos y fiestas públicas que todas las fatigas, angustias, sobresaltos y privaciones que hasta hoy hemos sufrido, son otros tantos motivos que nos empeñan a continuar la obra de nuestra salud con firmeza y con coraje: reflexionemos que la sangre derramada por nuestros campeones en las llanuras de Huaqui, en los campos de Aroma, en las inmediaciones de Amiraya, en las márgenes del río Suipacha, en las quebradas del Nazareno en la gloriosa acción de las Piedras, grita por la venganza y el castigo de nuestros gloriosos opresores. Y si nos creemos dignos del nombre americano, vamos, vamos cuanto antes a exterminar a los mandatarios de Montevideo, a confundir a protervo Goyeneche, y salvar a nuestros hermanos del imperio de la tiranía: funcionarios públicos, guerreros de la patria, legiones cívicas, ciudadanos de todas clases, pueblo americano, jurad por la memoria de este día, por la sangre de nuestros mártires y por las tumbas de nuestros antepasados, no tener jamás sobre los labios otra expresión que la independencia o el sepulcro, la LIBERTAD o la muerte”.
¿Quiénes serían los “Goyeneches” del presente? ¿Quiénes los “mandatarios de Montevideo” de la actualidad? ¿Quiénes son los que nos impiden hoy alcanzar la definitiva independencia americana?
@ulibosia
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