Asia

26 mayo, 2014

Rusia, China y algo más que un acuerdo energético

Rusia y China celebraron esta semana un acuerdo por el cual Moscú se compromete a exportar al país asiático gas por 30 años, desde 2018. Para Rusia supondrá unos ingresos de 400.000 millones de dólares. El escenario geopolítico europeo, la expansión rusa hacia Asia, y el aumento de la demanda china.

Rusia y China celebraron la semana pasada un acuerdo por el cual Moscú se compromete a exportar al país asiático gas por 30 años, desde 2018. Para Rusia supondrá unos ingresos de 400.000 millones de dólares. El escenario geopolítico europeo, la expansión rusa hacia Asia y el aumento de la demanda china.

Rusia y China alcanzaron un multimillonario acuerdo comercial por el cual Moscú se compromete a suministrarle a Pekín 38.000 millones de metros cúbicos de gas anuales, durante 30 años, comenzado a regir desde 2018. El acuerdo es la coronación de una serie convenios que desde hace 10 años la compañía rusa Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) han venido sosteniendo.

El escenario geopolítico sobre el cual se celebra este acuerdo es igualmente significativo. Con Rusia involucrada en el conflicto que se libra en Ucrania y mientras la Unión Europea estudia sanciones contra Moscú, el presidente Vladimir Putin vuelve a hacer gala de su capacidad política y redefine su marco de alianzas global.

Los detalles del acuerdo señalan que Rusia proveerá a China 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año, con un precio estimado de entre 350 y 400 dólares los 1000 metros cúbicos. Esto le permitirá a Rusia aumentar sus reservas monetarias en unos 400.000 millones de dólares. Si bien China ya tiene otros acuerdos para la importación de gas, provenientes de países como Turkmenistán, Kazajistán y Uzbekistán, la llegada del gigante ruso cambia totalmente el panorama, dada la magnitud de la operación que se busca llevar adelante.

“Éste es un gran acuerdo para Gazprom. No hay un contrato así con ninguna otra empresa”, sostuvo días atrás el vicepresidente y CEO de la compañía rusa, mientras Putin afirmó que este es “el mayor acuerdo en la historia del sector, tanto de Rusia como de la URSS”, y agregó: “Gazprom y CNPC han firmado un acuerdo para 30 años, pero creo que los yacimientos contienen recursos suficientes para unos 50 años. Las reservas extraídas de cada uno de los dos yacimientos que debemos empezar a explotar se estiman en 1,5 billones de metros cúbicos de gas”.

El acuerdo entre ambos países refuerza el lugar que ocupa Rusia hoy como potencia energética y llevó al propio Putin a declarar: “No tenemos consumidores (para explotar más gas), por eso no lo hacemos, pero no tendríamos problemas en aumentar los volúmenes de gas”. Al día de hoy Rusia es el mayor productor mundial de gas con el 22% de la producción mundial, así como el mayor exportador, manejando el 24% del mercado internacional. Por otro lado no solo tiene las mayores reservas de este recurso, sino las terceras de carbón y las séptimas de petróleo. También posee riquezas minerales como hierro, níquel, plomo, cobre y cobalto, y se ha consolidado como el cuarto productor de electricidad a nivel mundial.

La empresa insignia de toda esta operatoria es Gazprom, compañía estatal fundada en 1988 y con ingresos que rondan los 150.000 millones de dólares para el año 2012. Rusia mediante Gazprom le suministra a Europa el 40% del gas y el 25% del petróleo que consume, utilizando para ello 5 gasoductos, dos de los cuales abastecen a Ucrania, mientras los otros 3 abastecen principalmente a Alemania y, en menor medida, a la República Checa, Italia, Grecia, Austria, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rumania. El lugar estratégico que ocupa Ucrania como país de tránsito ha generado en las últimas décadas varios conflictos, en los cuales Rusia ha amenazado a Kiev con cortar el suministro de gas, sino no dejaba de robarlo y venderlo a terceros.

La actual situación que se vive en Ucrania, tras el golpe de Estado y la declaración de independencia por parte de algunas regiones como Donetsk y Lugansk, sumado a las denuncias contra el accionar ruso llevadas adelante por la Unión Europea, han vuelto a tensionar y poner en riesgo las exportaciones de gas ruso hacia el resto de Europa. Esta semana el parlamento europeo debatirá si le aplica o no sanciones económicas a Rusia, entre las que se cuentan la reducción de importaciones de artículos de lujo como diamantes y pieles, mientras sanciones mas duras como el cese de importaciones de energía es considerada por muchos países como altamente riesgosa.

Esta semana el propio Putin se encargó de sostener que “los riesgos que hoy existen para el suministro de gas al continente europeo han surgido no por nuestra culpa, como ya todos entienden, sino por culpa de Ucrania, que abusa de su posición de país de tránsito de nuestro gas a Europa”, reavivando así las criticas de años anteriores al rol de intermediario que ocupa Kiev.

El acuerdo entre China y Rusia le permite a Moscú una diversificación y ampliación de sus mercados, y un incremento de su presencia en Asia, hasta ahora bastante limitada, mientras supone por otro lado romper el cerco que tanto Europa como Estados Unidos quisieron construir este último tiempo.

Para Pekín por otro lado, haber alcanzado este acuerdo significa también una fuerte jugada en el tablero de la geopolítica mundial, y permite dar cuenta del peso cada vez mayor de la economía China. El aumento en la demanda energética por parte del gigante asiático se ha mantenido constante a lo largo de los últimos años. China se ha convertido en una aspiradora mundial de materias primas y energía, el comercio internacional con países como Brasil y Argentina, o la expansión hacia las económicas africanas, permiten dar cuenta de este fenómeno.

 

Leandro Navarro – @navarro_lean

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