23 mayo, 2014
La ultraderecha es el verdadero virus europeo
El histórico referente ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen planteó que una epidemia del virus Ébola podría ser la solución de para la «explosión demográfica» y para el «torrente migratorio» que amenaza a Francia. La campaña para el Parlamento Europeo muestra nuevo un rebrote del discurso fascista.

El histórico referente ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen planteó que una epidemia del virus Ébola podría ser la solución de para la «explosión demográfica» y para el «torrente migratorio» que amenaza a Francia. La campaña para el Parlamento Europeo muestra in nuevo rebrote del discurso fascista.
Este martes 20 de mayo el histórico líder ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen puso en palabras lo que muchos de sus compatriotas y votantes piensan pero no dicen: “Hay una explosión demográfica en el mundo y existe el riesgo de invasión. El reemplazo de la población está de camino. En cualquier caso, el señor Ébola puede solucionar el problema en 3 meses”.
El brote del virus Ébola, caracterizado por una mortal fiebre hemorrágica, comenzó a principios de año en Guinea y ya se ha transformado en una epidemia que afectó a 168 personas y causó 71 muertes, según confirmó la Organización Mundial de la Salud. En el curso de estos meses, el virus ya se ha extendido también a Liberia, donde se confirmaron seis casos, y a Sierra Leona, donde ya provocó 2 muertes.
Pero la provocación de Le Pen no se da en cualquier contexto sino que lo hace en un acto de campaña de su partido, el Frente Nacional, del que el octogenario Le Pen es presidente honorario, antes de darle paso en el micrófono a su hija Marie, actual candidata al Parlamento Europeo. Es habitual que las elecciones europeas se vuelvan campo propicio para los exabruptos y las manifestaciones racistas y xenófobas, estrategias de campaña a las cuales el Frente Nacional es tan afecto, pero, más allá de las próximas elecciones del 22 al 25 de mayo, lo cierto es que la crisis económica europea está provocando un lamentable retorno del fascismo.
Es sabido que la combinación de crisis económica e incertidumbre política es el mejor terreno para que las semillas del odio echen raíces y para que las explicaciones facilistas y superficiales que culpan de todo “a los inmigrantes que vienen a robarnos el trabajo” se difundan como parte de un terrible sentido común que comienza a mirar con nostalgia las esvásticas. Crecen los grupos neofascistas en Austria, Hungría, Holanda, Dinamarca y Grecia. A veces es sólo discurso y a veces pasan a la acción y se producen choques callejeros, ataques a indigentes, incendios de albergues de inmigrantes. Hace algunos meses fue asesinado el activista antifascista griego Pavlos Fissas por un simpatizante del grupo Amancer Dorado (que podría obtener el 8% de los votos en Grecia); Peter Mang, el “francotirador de Malm”, acusado de 3 asesinatos y de incendiar una mezquita está por ser juzgado en Suecia, etc.
Una de las versiones del discurso ultraderechista europeo es, precisamente, la del “antieuropeísmo” que, en otro alarde de grosera simplificación, culpa al mercado Euro de las desgracias nacionales y propone acabar con la Unión. Las elecciones que se celebrarán dentro de diez días podrían confirmar que los sectores “antieuropeos” pasen de 27 a 90 escaños si se confirma su obtención de bancas en 13 de los 28 países del bloque.
En el Parlamento Europeo ya existe el Grupo Parlamentario Europa de la Libertad y la Democracia, que agrupa a la Liga Norte italiana, al Partido Popular Danés, a los Verdaderos Finlandeses, al Movimiento por Francia, a la Concentración Popular Ortodoxa de Grecia, a Orden y Justicia de Lituania, al Partido Político Refundado holandés, al Partido Nacional Eslovaco y al Partido de la Independencia del Reino Unido. Más allá de su común ultranacionalismo, comparten premisas de conservadurismo, anticomunismo, social-patriotismo y proteccionismo nacional. A esta auténtico seleccionado antieuropeo quiere sumarse la hija de Le Pen, Marie, que por primera vez tiene oportunidades concretas de obtener una banca para el Parlamento de Europa.
Luego del exabrupto sobre el Ébola, acompañado por referencias al “torrente migratorio” que amenaza a Francia y por una caracterización del Islam como “religión conquistadora”, Le Pen intentó minimizar el tema afirmando que se trataba de una “observación demográfica” y que “De ninguna manera quiero que el virus del Ébola se extienda”. Lo que es una forma apenas más sutil de decir que no quiere que los africanos vayan a Francia.
Estas declaraciones han sido consideradas como “inaceptables” por el portavoz del gobierno socialista francés y, en Estrasburgo, algunos diputados han planteado la posibilidad de retirar la inmunidad parlamentaria de Jean -Marie Le Pen.
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