19 mayo, 2014
River es campeón porque lo quiso más que nadie
El Millonario demostró mayor decisión que los demás en las últimas jornadas, y se llevó merecidamente el título. De esta manera, continúa dejando en el camino la historia negra del descenso.

El Millonario demostró mayor decisión que los demás en las últimas jornadas y se llevó merecidamente el título. De esta manera, continúa dejando en el camino la historia negra del descenso.
1056 días pasaron. Desde el día más triste de la historia de River hasta este renacer. Aquel empate en el Monumental con Belgrano, que derivó en el descenso y en un escándalo, a esta goleada con Quilmes que le permite sumar la estrella número 35 a nivel local.
Corrió de atrás el equipo de Ramón Díaz. Más de una vez se puso en duda la continuidad del técnico, el más ganador de la historia del club. Más de una vez se dudó de la calidad de sus futbolistas, de su capacidad anímica y del estilo de juego –si es que alguna vez lo tuvo-.
Pero ahora, escribiendo el diario del lunes, no hay más cuestionamientos: River es el merecido campeón del Torneo Final. ¿Por qué? Se dijo y casi se convirtió en un lugar común que nadie “quería” salir primero. Pasaron Colón, Gimnasia, Estudiantes, Godoy Cruz y otros por la punta. Pero fue el Millonario el que, cuando llegó, hizo todo para no volver a perderla. Sin que le sobre nada, es cierto.
Los números no permiten mentir. 37 puntos, un número bajo dentro de los torneos cortos, pero ganó 11 partidos, empató 4 y perdió otros tantos. Ganó 9 de sus 10 encuentros como local. Cuestionadísimos, sus delanteros terminan anotando, entre ambos, 14 goles: 8 del capitán Fernando Cavenaghi y 6 del colombiano Teófilo Gutiérrez. Además, su compatriota Carlos Carbonero anotó otros 6, y el equipo en total terminó sumando 28: el segundo más anotador del campeonato. Y recibió apenas 15, cuarto en esa lista entre los 20 equipos.
Y sobretodo, hizo lo que tenía que hacer. La fortuna le sonrió en el partido frente a Racing de la 17ª fecha, cuando el arquero suplente, Leandro Chichizola le atajó en el último minuto un penal a Sebastián Saja. Luego, cuando parecía que no podía romper la defensa del descendido Argentinos Juniors, en La Paternal, aprovechó dos errores rivales y se quedó con los tres puntos. Y finalmente, cuando todo dependía de lo que River hiciera frente a Quilmes, no dejó lugar a dudas: partido liquidado en el primer tiempo, que se completó con goleada en el segundo.
En las otras dos canchas en que había equipos con chances, no pasó lo mismo. Estudiantes cayó con Tigre en Victoria, y demostró una falta de tranquilidad que derivó en dos expulsiones. Lo mismo en La Plata, donde Gimnasia cayó contra un Boca absolutamente alternativo, sin mostrar variantes que le permitieran torcer la historia –el Lobo, por cierto, sumó 1 de los últimos 9 y pasó, en dos fechas, de primero a quinto-.
River, en conclusión, no dejó dudas. Fue el que levantó un poquito la cabeza de la mediocridad reinante en nuestro fútbol. No mucho, solo lo suficiente para tener eso que les faltó a los demás. Voluntad, decisión, seguridad. Llámeselo como se prefiera. El Millonario quiso y pudo. Los demás no.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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