Fútbol

16 mayo, 2014

El columnista del Mundial

Edson João Zumbi Lima es el columnista especial de Notas para el próximo Mundial. En sus propias palabras, será «el ojo futbolero que todo lo ve y todo lo cuenta» y animará al público argentino pensando el mágico deporte desde Brasil. Lo dejamos que se presente.

Edson João Zumbi Lima es el columnista especial de Notas para el próximo Mundial. En sus propias palabras, será «el ojo futbolero que todo lo ve y todo lo cuenta» y animará al público argentino pensando el mágico deporte desde Brasil. Lo dejamos que se presente.

No es fácil dejar lo que amás a los 17 años. Estaba claro, nadie lo dudaba: iba a ser un crack. Beckenbauer hacía tres años que había debutado, recién empezaba a ser el Kaiser. Ese lugar en Sudamérica era mío. Combinaba la dureza de cualquier buen back uruguayo o argentino con la prestancia y calidad técnica de cualquier carioca que, como yo, aprendió a jugar descalzo en la playa.

Pero mi historia con el fútbol siempre fue desgraciada. Imagínense que nací el 16 de julio de 1950. El día más desgraciado de la historia del fútbol brasileño, el del Maracanazo. De por sí los médicos en Angra dos Reis no eran muchos, y no había ninguno interesado en atender el parto. Todos prendidos a la radio, primero, todos encerrados en su casa, la mayoría bebiendo para olvidar, después.

Cuando mi padre, pescador, desapareció en el mar, en 1957, nos mudamos a Río de Janeiro. No teníamos nada y fuimos a parar, como tantos que venían del interior del Estado, a la Favela da Rocinha. Rápidamente mi corazón se pinto de negro y blanco, los colores del Botafogo. Me enamoré de ese maravilloso equipo de Nílton Santos y Garrincha.

Justamente, 10 años después, Mané se vuelve determinante para mi historia. Llevaba cuatro temporadas en las divisiones inferiores del Fogao y mi debut en Primera era cuestión de días. En un entrenamiento, me tocó marcarlo. Garrincha tenía las piernas enredadas –era ridículamente chueco- y se ocupaba de hacer lo mismo con las de los demás mientras bailaba con la pelota. Al tercer quiebre de cintura que me hizo, se me rompieron los ligamentos internos, externos y cruzados. Dicen que el “crack” se escuchó hasta Niterói.

No existía manera de arreglar un problema así en aquella época. Mi carrera se había terminado antes de empezar. Pero no había manera de que me alejara del club que amaba y Mané, que estaba a punto de retirarse y se sentía de alguna forma culpable por mi lesión, gestionó con Lobo Zagallo, el técnico de entonces, para que me permitiera quedarme en alguna posición. Así fue que me convertí en el utilero del Botafogo.

Fueron 15 años en que viví la vida donde lo quería hacer, aunque no de la manera que esperaba: en el vestuario de la Estréla Solitária. Mientras tanto, inspirado por el hombre que más admiré en mi vida, y al que considero el mejor entrenador de la historia de Brasil, Joao Saldanha, estudié para convertirme en periodista.

Él, que había vuelto a su primera profesión, me dio la posiblidad de viajar al Mundial de España 1982. A la hora de escribir, nadie podía hacerlo como yo, no por talento literario, si no porque ningún otro jornalista había visto el fútbol desde el lugar que yo lo había hecho. Quedaron encantados y me ofrecieron integrarme a la redacción del Jornal do Río pero no estaba dispuesto a abandonar al Botafogo.

Seguí siendo utilero, pero me volvieron a llamar para México 1986, cuando esa fatídica definición por penales con la Francia de Platini. De Italia 1990 ni me hablen, vergüenza debería darles a los argentinos…y a los brasileros también debiera avergonzarnos el título conseguido en esa horrorosa final de Estados Unidos 1994. Y la patética presión sobre un Ronaldo enfermo en Francia. Volvimos a recuperar un poco de identidad en Corea-Japón, y dejamos poco y nada en Alemania y Sudáfrica. Todo eso lo vi en el lugar del hecho, y lo escribí.

Y lo que no vi, me lo contaron. Ahora estoy veterano, al borde del retiro, pero el desafío que me propusieron en Notas me devolvió el amor por lo que hago. A mis 64 años, la idea de contarles el fútbol a los argentinos desde la mentalidad del penta, me resulta muy atractiva. De aquí al Mundial podrán encontrarme todas las semanas escribiendo acerca de las cosas que vi, y que conozco, de las Copas del Mundo. Y el 12 de junio estaré en São Paulo para el partido inaugural. Seré el ojo futbolero que todo lo ve, y que todo lo cuenta. Espero no aburrirlos.

 

Edson João Zumbi Lima, desde Brasil

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