El Mundo

10 mayo, 2014

El inodoro que hundió un submarino

La Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin y los submarinos de la Alemania nazi intentaban detener a las flotas de los aliados. Pero el U-1206, que navegaba cerca de Escocia, tuvo un problema fatal el 14 de abril de 1945: se le rompió el inodoro y fue hundido. Una historia de guerra.

La guerra es un momento trágico y difícil para cualquier sociedad. Más si esa guerra es “mundial” (o casi) y abarca a la mayoría de las naciones del mundo.

Entre 1939 y 1945 la Segunda Guerra Mundial paralizó y dividió al planeta. El fascismo, encabezado por Alemania, Italia y Japón, de un lado; los “aliados”, con la Unión Soviética, EE.UU., Francia e Inglaterra, del otro. Muchos pueblos y colonias, al margen del conflicto pero presas y víctimas del mismo.

Aquel conflicto, que terminó con la derrota del fascismo, está plagado de anécdotas y relatos heróicos. Sin embargo, otros no lo son tanto.

Es el caso de la historia del inodoro que, un día como hoy, fue el responsable del hundimiento de un submarino alemán.

Los submarinos nazis y una vida de inodoro

La flota de submarinos nazis es recordada como una de las armas más poderosas del Tercer Reich de Adolf Hitler. Incluso se sostiene que algunas de esas naves llegaron a las costas del Río de la Plata persiguiendo barcos aliados. Sin embargo tenían un pequeño problema que los dejaba en inferioridad con sus pares estadounidenses o ingleses.

Las naves subacuáticas alemanas tenían solo dos baños y ambos carecían de cámara séptica para recibir los desechos. Es decir que lo que se iba por el inodoro salía directo al mar. Por este motivo, los tripulantes solo podían utilizarlos cuando estaban cerca de la superficie ya que a mayor profundidad la presión era demasiado alta e impedía que los residuos fueran expulsados.

Si un soldado alemán era llamado por la naturaleza cuando el baño de la nave estaba inhabilitado no tenía otra opción que “ir de cuerpo” en latas, baldes u otros recipientes similares.

Pero eso no era lo peor en la cotidianeidad que se vivía en los submarinos nazis. Primero, un dato: el 70% de los tripulantes que navegaron en estas naves durante la guerra fallecieron. Pero más allá de esto, que es una posible resultante de un conflicto bélico, las condiciones de vida en general eran muy duras.

Ni bien se embarcaba, la tripulación debía estar activa las 24 horas para repeler cualquier ataque. Por ello realizaban turnos de cuatro horas y todas las camas eran usadas alternativamente por dos personas, lo que se conoce como “cama caliente”. Esto, unido a la falta de distinción entre el día y la noche dentro de la embarcación, acababa alterando los ritmos horarios de los submarinistas.

Otro inconveniente era la comida. Al principio se respetaban los horarios alimenticios para tratar de compensar el problema de los ritmos de vida, pero con el correr de los días el moho invadía los almacenes por la humedad (los submarinos podían pasar hasta una semana entera sumergidos).

Al olor a humedad se lo combatía con perfume pero no era muy efectivo. Y eso no era todo. Los sistemas de ventilación eran notoriamente insuficientes lo que significaba que, incluso en las mejores circunstancias, el aire estaba enrarecido con el humo del diesel y los olores corporales.

El inodoro mortal

Con este panoarma, el 14 de abril de 1945 el submarino alemán U-1206, sufrió un terrible accidente.

La nave había partido de Kristiansand, en la costa de Noruega ocupada por los nazis, para patrullar el Atlántico Norte. Como todos los submarinos alemanes tenía dos baños, pero uno de ellos estaba al lado de la cocina y se lo utilizó como almacén obligando a toda la tripulación a compartir uno solo.

No obstante, este modelo tenía una ventaja. A diferencia de sus pares, el baño si se podía utilizar cuando la nave patrullaba a mucha profundidad gracias a que los inodoros estaban diseñados para alta presión. El único detalle es que era tan difícil de manejar que había un solo técnico a bordo capaz de hacerlo funcionar correctamente. O sea que cada vez que un marinero iba al baño, el “técnico de inodoros” debía ir a continuación para “tirar la cadena”.

Pero aquel trágico día el capitán Karl Adolf Schlitt decidió ir al baño solo, cuando el submarino navegaba a 60 metros de profundidad. Leyó el instructivo y decidió ocuparse él mismo de deshechar sus residuos. Pero algo no funcionó bien. Llamó al técnico que, sorprendentemente, empeoró la situación.

El especialista abrió la válvula que conectaba con el mar sin cerrar primero la que daba al interior del submarino. Un enorme chorro de agua salada empezó a inundar todo. Para peor, justo debajo del inodoro, estaban las baterías de los motores eléctricos de la nave. El agua de mar se mezcló con el acido de las baterías y generó un gas cloro mortal que no dejó otro remedio al capitán que ordenar salir a la superficie con tanta mala suerte que estaban a menos de diez kilómetros de la costa de Escocia.

Las tropas británicas lo detectaron y atacaron la nave provocando la muerte de un marinero. Otros tres se arrojaron al agua y murieron ahogados. Finalmente, con el U-1206 completamente dañado y hundiéndose, el capitán ordenó abandonar la nave. Al llegar a la costa en botes salvavidas los submarinistas nazis fueron capturados.

El U-1206 fue el único submarino hundido por un inodoro roto.

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