América Latina

8 mayo, 2014

La SIP y la libertad de expresión

Un repaso por la historia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sus intervenciones en América Latina y el prontuario de algunos de sus ex presidentes. Cuando la libertad de empresa se camufla bajo la libertad de expresión

Un repaso por la historia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sus intervenciones en América Latina y el prontuario de algunos de sus ex presidentes. Cuando la libertad de empresa se camufla bajo la libertad de expresión.

Estamos acostumbrados a que los medios de comunicación citen a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sin nunca explicarnos quiénes son. Sus manifestaciones adversas a las políticas de Estado en torno a la regulación en medios de comunicación son tomadas por la prensa como si se tratara de un organismo neutral. Pero con indagar quiénes son sus autoridades -empresarios dueños de grandes medios- y sus antecedentes, podemos dar cuenta de que sus dichos no representan ni a los periodistas ni a actores que defienden la libertad de expresión, sino la libertad de empresa.

El 4 de abril pasado se realizó en Barbados la reunión de mitad de año de la SIP. Por año se realizan dos reuniones en las que se reúnen los representantes de más de 900 medios de América, de los que más de la mitad son estadounidenses. Si bien entre los informes por país se nombra críticamente la ofensa a la libertad de expresión que representan las escuchas telefónicas que realiza el gobierno de los Estados Unidos, en las resoluciones no se realiza ninguna mención de este hecho.

El blanco de las resoluciones fueron cuatro países: Ecuador, Argentina, Cuba y Venezuela, países en los que fuertemente se cuestiona la fe liberal en la libertad de expresión entendida como libertad de empresa. La misma declaración de principios de la SIP lo dice: “Ninguna acción de gobierno puede limitar la libertad de expresión o prensa”.

Un poco de historia para entender a quien apuntan

La SIP surge en 1943 como una conferencia en la Habana, durante la dictadura de Fulgencio Batista, en la que participaron miembros de diversos países e ideologías políticas (por ejemplo, representantes de la prensa del Partido Comunista formaban parte de la SIP). Durante la Segunda Guerra Mundial el comunismo era para los Estados Unidos un enemigo “tolerable” para eliminar al fascismo, pero una vez terminado el conflicto bélico, Estados Unidos intervino con fuerza en esta organización.

Juan Gargurevich realizó un aporte fundamental en la historización de la aparición de la organización con su libro A golpe de titular. La CIA y periodismo en América Latina. Allí marca que en el contexto de la Guerra Fría y el Maccartismo en Estados Unidos, hubo tres personas claves que se infiltraron en la SIP: un representante del Departamento de Estado, Tom Wallace, y dos altos oficiales de la CIA, Joshua Powers y Jules Dubois (actualmente el edificio en Miami donde trabaja la SIP lleva su nombre).
Con sus intervenciones en la conferencia de Quito, lograron que en 1950 el Congreso de la SIP se realizara en los Estados Unidos.

Al intentar acercarse allí Rafael Rodríguez (el tesorero de la SIP hasta entonces) fue interceptado por el FBI e impedido de presentarse en la reunión. El mismo relato sostiene el periodista Martín Luis Guzmán y otros 60 periodistas mexicanos.
De este modo, en la reunión lograron que la forma de votación de las resoluciones dejara de ser de un voto por país y pasara a ser de un voto por medio de comunicación: así fue que se dio vuelta la correlación de poder dejando a EEUU con más representatividad que todos los países latinoamericanos ya que en ese entonces, como ahora, eran más del 50% los medios estadounidenses.

Desde entonces, la SIP ha promovido campañas desestabilizadoras de todos los gobiernos que asomaran críticas a los Estados Unidos. Fidel Castro y Salvador Allende fueron blanco de feroces ataques de la organización. Situación que se repite hoy principalmente con Raúl Castro, Hugo Chavez, Nicolás Maduro, Rafael Correa y los Kirchner. El esquema es similar en todos los casos: un aparato de propaganda mediática de los miembros adheridos a la SIP.

Los antecedentes de los presidentes

Basta ver el historial de las autoridades del organismo para terminar de corroborar que sus objetivos no son la libertad de expresión y la democracia, sino todo lo contrario.

Aldo Zuccolillo: dueño del diario ABC de Paraguay, que impulsó la destitución del presidente Fernando Lugo en 2012 al acusarlo de la masacre de campesinos en Curuguaty, frontera con Brasil. Es socio de Cargill Paraguay y, casualmente unos días antes de la masacre, el gobierno había prohibido la introducción de una semilla genéticamente modificada al país.

Danilo Arbilla: fue director de prensa durante la dictadura uruguaya, responsable del cierre de la revista Marcha y otros 173 medios. Durante su gestión el diario República de Uruguay se fue de la SIP por sostener que era inviable que él fuera considerado un defensor de la libertad de prensa.

Enrique Santos Calderón: director de El tiempo de Colombia y hermano del actual presidente colombiano. Fue quien entregó a la Organización de Estados Americanos la foto en que se asociaba al ministro del interior de Ecuador con el guerrillero asesinado de las FARC, Raúl Reyes. Luego se demostró que la foto había sido trucada.

 

Alejandra Soifer – @soifereta

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