El acuerdo sobre Ucrania va de fracaso en fracaso

La semana pasada se realizó una cumbre histórica entre Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania para buscar resolver el conflicto en el país del este de Europa. A pesar de que en tan solo un día se firmó un acuerdo, el conflicto interno y la guerra civil continúan.

La conferencia realizada en Ginebra, Suiza, la semana pasada y convocada para resolver el conflicto ucraniano logró arribar a un acuerdo en un solo día. Los cuatro participantes acordaron el fin de la toma de edificios públicos y el desarme de todos los grupos armados irregulares, la necesidad de concretar un diálogo nacional inclusivo, la amnistía a los detenidos que no hayan cometido “delitos graves” y una reforma de la Constitución en beneficio de todas las regiones de Ucrania.

Sin embargo, la ausencia de representantes de las poblaciones que se están manifestando en el este del país auguraba un pobre futuro al consenso logrado entre los presentes. Y así fue.

La represión del gobierno ucraniano no cesó ni un momento y la resistencia de las milicias populares tampoco. Las autoproclamandas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk siguen combatiendo contra las fuerzas de seguridad de Kiev y los grupos paramilitares neonazis de la organización Sector Derecho.

Estos últimos, junto a las denominadas Autodefensas del Maidan (otro grupo para estatal que apoyó el golpe de Estado del mes de febrero), entran en la lista de “grupos armados irregulares” que deberían ser desarmados de acuerdo a lo consensuado en Ginebra. Eso es lo que reclaman las milicias del este ucraniano.

Sin embargo el canciller interino ucraniano, Andrei Deschitsa, sostuvo que en su opinión los acuerdos de Ginebra no afectan a estos grupos.

El este se organiza

Ante esta situación, donde la ofensiva continúa “y su intensidad dependerá del desalojo de los edificios ocupados y la entrega de armas” según Deschitsa, los milicianos de las regiones rebeldes anunciaron este lunes la creación de un cuartel para la gestión del sudeste de Ucrania.

El líder de la resistencia en Lugansk, Vitali Bólotov, afirmó que esa ciudad fue la primera en levantar la bandera y ahora debe mostrar al sudeste del país cómo lograr los objetivos. Bólotov resaltó que la ciudad está a punto de “alcanzar objetivos como determinar el estatuto del idioma ruso y la celebración de un referendo” a pesar de que continúan los enfrentamientos.

Durante la jornada la ciudad de Lugansk eligió como gobernador popular al propio Bólotov. El nuevo titular del ejecutivo regional anticipó la creación de un Ejército y un Consejo Popular (Parlamento local), en el cual estarán representadas todas las ciudades y pueblos de la región.

El lunes también fue elegido gobernador de la oriental ciudad de Járkov (la segunda del país) en una asamblea popular de manifestantes mayoritariamente rusoparlantes, Vladimir Vorchavski, integrante de las autodefensas reacias a los gobernantes impuestos tras el derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich.

Por su parte, Denis Levin, miembro del Consejo Coordinador del movimiento Sur-Este de Járkov, reiteró que un objetivo clave de los manifestantes es “exigir a los diputados y otras autoridades la organización y realización del referendo”. A su juicio, “ese ejercicio comicial es uno de los medios de restituir la legalidad en Ucrania, destruida tras el golpe de Estado”.

Además de la cuestión de la federalización se incluirán “otras preguntas como la autonomía de las regiones y el estatus del ruso como segunda lengua oficial”, subrayó.

En Kiev, la Fiscalía General designada por quienes derrocaron a Yanukóvich ratificó a través de un comunicado publicado en la web institucional que no reconoce a las autoridades elegidas en el este por los pobladores partidarios de la federalización de Ucrania.