Derechos Humanos

1 abril, 2014

“Es una situación compleja absolutamente reforzada por los medios”

Lucas Rubinich, sociólogo y ex director de la Carrera de Sociología de la UBA, analizó las causas subyacentes en los episodios de violencia social que se ha puesto de moda etiquetar como linchamientos. Rol de los medios, responsabilidades policiales y utilizaciones políticas irresponsables.

Lucas Rubinich, sociólogo y ex director de la Carrera de Sociología de la UBA, analiza las causas subyacentes en los episodios de violencia social que se ha puesto de moda etiquetar como linchamientos. Rol de los medios, responsabilidades policiales y utilizaciones políticas irresponsables.

 

En diálogo matinal con el programa radial Con el pie izquierdo, de Radio sur, el sociólogo Lucas Rubinich se planteó la necesidad de partir de la pregunta de cómo puede llegarse a un punto en el que se encuentre habilitada socialmente una opción como la del “linchamiento”.

El estado de cosas actual ha requerido de una construcción histórico social: “No hay linchadores esenciales, como tampoco hay ciudadanos esenciales, sino que se construyen”. En ese sentido señala que se han conjugado una serie de elementos “que están puestos sobre la mesa desde hace 15 o 20 años” que hacen que “no resulte demasiado extraño encontrarse con ese tipo de situaciones”.

Entre ellos, el sociólogo distinguió en primer lugar “los problemas de la corrupción de algunas zonas de las agencias policiales”, particularmente cuando se encuentran agravados y facilitados por la relación con el narcotráfico. De esta situación de corrupción que atraviesa a las fuerzas policiales destacó: “Los casos más terroríficos, y los que más afectan a las clases populares, son las líneas bajas de la corrupción de las agencias policiales, donde se producen las formas más perversas que tienen que ver con la utilización de pibes para robar. Como en el caso Luciano Arruga”.

Luego señaló “la permeabilidad de la clase política y de los sectores de gobierno frente a los reclamos absolutamente reduccionistas de algunos sectores sociales sobre la cuestión de seguridad”. Rubinich comenta que si bien esto no es novedoso (ya estuvo el famoso caso del falso ingeniero Blumberg), la posibilidad de que estas demandas “absolutamente coyunturales y producidas por alguna indignación parcial” puedan instalarse en las agendas electorales también tiene que ver con ciertos momentos de debilidad política.

Entonces la posibilidad de utilizar el discurso sobre la inseguridad “de manera absolutamente irresponsable”, como recurso “en el mercado de la lucha electoral”, también tendrá que ver con el estado de una clase política que “no tiene fortaleza para disciplinar y reordenar las agencias policiales y mantener un tipo de legislación que no esté atada a las indignaciones particulares de algún grupo de población particular con capacidad para hacer escuchar su voz”.

En tercer lugar, Rubinich se detuvo sobre el rol particular de los medios de comunicación destacando su relación con aquellos “sentidos comunes extendidos que son reforzados por esos mismos medios”. Así, el problema del tratamiento de los medios sobre los linchamientos debe analizarse “con algo que es previo que es el tratamiento de un caso donde hay un problema de violencia”. Como ejemplo, señaló: “Si hay un problema de violencia en una población que se siente desprotegida y vos le ponés el micrófono inmediatamente a alguien que le acaban de matar al hijo y el tipo pide amasijar al otro… Ese tipo de tratamientos mediáticos son realmente muy complicados”.

Sin embargo, el sociólogo también advirtió contra la tentación simplificadora de responsabilizar únicamente a los medios de comunicación: “No son solamente los medios. Es una situación compleja que está absolutamente reforzada por los medios. Son los medios pero junto con sectores importantes de la clase política, sectores que tienen alguna referencia pública y un sentido común extendido por distintos sectores sociales”.

Y ese “sentido común extendido” incuestionablemente también ha encontrado arraigo en las clases medias o medias bajas. “Pero no es una situación de culpa. Yo no le voy a echar la culpa a un pobre desgraciado que es un obrero un poco más integrado que el otro más embromado que está a una cuadra y media y que no tiene valor por su propia vida y por la vida de los demás. Entonces ese hombre más o menos integrado muchas veces despliega -producto de los medios, del abandono estatal, de la situación del mercado de trabajo-, también muestras de odio y violencia frente al otro inferior que tiene ahí nomás”.

En cuanto a la posible relación de estos brotes de violencia social y el contexto de debate sobre la reforma del Código Penal, Rubinich opinó: “Yo creo que es importante que haya una discusión sobre la reforma del Código Penal. Pero lo que hubo fue absolutamente irresponsable y tratado de una manera totalmente superficial, e incorporado a una lucha política superficial”.

Refiriéndose indirectamente a Sergio Massa, planteó el manejo “irresponsable” han hecho “ciertos candidatos” del tema: “Realmente se banalizó la discusión. Y en esa banalización, por una lucha política inmediatista, irresponsable y absolutamente superficial, aparece esta idea de si hay que condenarlos a 150 años o…”. ¿Matarlos?

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas