2 marzo, 2014
Cien años de neutralidad
Por Santiago Mayor. Un pequeño triángulo, tierra de nadie, duró 100 años como nación autónoma. Es el único país que […]

Por Santiago Mayor. Un pequeño triángulo, tierra de nadie, duró 100 años como nación autónoma. Es el único país que tuvo, al menos un tiempo, el esperanto como idioma oficial y el zinc fue su origen y su ruina. Incrustado en el medio de Europa existió, durante el siglo XIX, Moresnet Neutral.
En un rincón de Europa tres fronteras se cruzan. Bélgica, Holanda y Alemania se encuentran en el monte Vaalsberg. Además de esta cualidad, el Vaalsgerg es, para los holandeses, el lugar de mayor altitud de todo el país (320 metros sobre el nivel del mar).
Se puede llegar allí desde Alemania, tomando la ruta Dreiländerweg o Camino de los tres países. También se puede arribar al monte desde Bélgica por la Route des Trois Bornes, el Camino de los Tres Límites. Pero quién venga de Holanda le resultará curioso circular por el Viergrenzenweg, lo que en flamenco significa Camino de las cuatro fronteras.
Tomando el Viergrenzenweg podemos viajar al siglo XIX y llegar al antiguo territorio de Moresnet Neutral. Una región ínfima, de 3,4 kilómetros cuadrados y con forma triangular que existió entre 1816 y 1919 como territorio autónomo. Aunque nunca fue formalmente un Estado independiente tampoco perteneció a ninguna nación de su tiempo.
Chau Napoleón, el zinc es mío
Entre 1814 y 1815 se llevó a cabo el denominado Congreso de Viena. En la capital de Austria se reunieron los representantes de las monarquías europeas con el objetivo de reordenar el mapa del continente luego de la derrota de Napoleón I, emperador de Francia.
Allí, mientras los Países Bajos (actualmente Holanda) se anexionaron Bélgica, Prusia incorporó parte de Sajonia y de Polonia, Westfalia y la Confederación del Rin. Estas nuevas potencias tenían que, a su vez, delimitar la frontera entre ambas.
Sin muchos problemas avanzó la negociación ya que existía un límite territorial histórico que una y otra respetaban, pero surgió un inconveniente. Entre los pueblos de Moresnet y Nuevo Moresnet estaba el poblado de Kelmis. Allí se encontraba una importante (y muy rentable) mina de zinc.
Ante la presión de ambos países por quedarse con la mina, en 1816 se resolvió que Moresnet quedara en los Países Bajos, Nuevo Moresnet en Prusia y el poblado de Kelmis, junto con la mina de zinc, serían un territorio neutral administrado conjuntamente por los dos Estados. Así nacía Moresnet Neutral.
Pero qué bien se vive en Moresnet
El año de su nacimiento, Moresnet Neutral contaba con apenas 256 habitantes que llegaron a ser cerca de 2600 para el año 1856 y más de 4000 para 1914. Esto se debía a las ventajas económicas como los bajos impuestos, ausencia de aranceles para la importación y bajos precios de los productos en general dentro del territorio triangular de 344 hectáreas.
La Vielle Montaigne, la compañía minera que explotaba los yacimientos de zinc, era el eje de todo lo que sucedía en Moresnet. Curiosamente, la concesión de la explotación de la mina a esta empresa se hizo bajo el Impreio Napoleónico y fue firmada por el propio emperador.
En el mismo edificio de la compañia funcionaba el ayuntamiento donde trabajaban los dos comisionados que eran designados por Holanda y Prusia (en 1830, con la independencia de Bélgica, este Estado asumió los compromisos holandeses). La Vielle Montaigne también estableció un banco y un hospital en la región.
Los habitantes nacidos en Moresnet Neutral eran considerados apátridas. Es decir que, al salir de su pequeño territorio, ninguna embajada respondía por ellos. Sin embargo, por ser una zona desmilitarizada, estaban eximidos de realizar el servicio militar. Incluso hasta 1847, nadie en Moresnet estaba obligado a realizar dicho servicio, puesto que ni Prusia ni Holanda, ni posteriormente Bélgica, podían ocupar militarmente el territorio. Después de esa fecha Bélgica procedió a reclamar a sus nacionales que volvieran al país para realizar el servicio militar. En 1875 Prusia tomó la misma decisión.
Se cierra la mina, se abren las cantinas
A mediados de la década de 1850 el zinc comenzó a agotarse. Siendo esta la única fuente de recursos del micropaís hubo que buscar alternativas. En simultáneo, ante la debilidad económica de la zona, los comisionados reales de Bélgica y Prusia nombraron un alcalde y diez consejeros para dotar de mayor autonomía al condominio que ya no tenía tanta importancia para las potencias vecinas.
La legislación de Moresnet permitía destilar alcohol libremente, pero sólo para consumo propio. Sin embargo, la producción sobrepasaba por lejos el consumo de las 60 cantinas que alojaba el territorio (hagan el cálculo, aproximadamente había un bar cada seis manzanas y si encima contemplamos que gran parte de Moresnet lo ocupaba la mina de zinc… en fin). Ante esta situación, la mayor parte del alcohol producido en Moresnet acababa en los países vecinos, llevado por contrabandistas.
Otra fuente de ingresos se dio con la construcción de un casino en 1903, cuando Bélgica aprobó una ley que los prohibía en su territorio. Pero esta iniciativa duró poco porque Prusia amenazó con invadir el territorio si no se prohibía el juego.
El doctor está esperanto
A mediados de la década de 1860 llegó a Moresnet Neutral un personaje muy particular. Para frenar un brote de cólera se instaló allí el doctor Wilhem Molly, de origen prusiano. El doctor Molly aprovechó su popularidad, labrada a base tarifas muy bajas y un trabajo efectivo, para hacer de Moresnet Neutral un Estado en que el esperanto fuera el idioma oficial.
En 1908 una manifestación proclamó como himno nacional una marcha llamada “Amikejo” (compuesta por Molly), que en el idioma universal significa “Lugar de la amistad”, y como lengua oficial el esperanto. La prensa internacional recogió la noticia de la creación de un Estado esperantista en el centro de Europa. De hecho, un congreso en Dresde proclamó a Moresnet como la capital mundial del idioma.
El siglo XX no es tiempo de neutrales
Pero el paraíso esperantista duró poco. A principios del siglo pasado el pacífico territorio de Moresnet Neutral comenzó a verse amenazado. Prusia, que ya formaba parte del Imperio Alemán tomó una serie de medidas que buscaban anexionarlo. Cortes de electricidad y de las comunicaciones se sucedieron y el alcalde de Moresnet pidió ayuda a Bélgica, ya que por la legislación estaba incapacitado para formar un ejército que lo defendiera. Ya era tarde.
En 1914 Alemania invadió Bélgica en el marco de la I Guerra Mundial y se anexionó el territorio, terminando con casi un siglo de neutralidad. Tras el fin de la guerra, en 1919, el Tratado de Versalles otorgó oficialmente Moresnet a Bélgica.
El intento más serio en toda la historia de crear una nación que hablará el esperanto fue arrasado por la primera gran guerra imperialista. Así acabaron 100 años de neutralidad, zinc y cantinas.
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