17 julio, 2013
Navegando profundo en la web
Existe la fantasía de que en Internet se puede conseguir cualquier cosa y es justamente la Deep Web lo que […]

Existe la fantasía de que en Internet se puede conseguir cualquier cosa y es justamente la Deep Web lo que lo hace posible de alguna manera: drogas, armas y cualquier tipo de -filia, están ahí. La «Deep Web», se calcula, almacena una cantidad de información 500 veces mayor a la internet superficial.
En pocas palabras, la Deep Web, o «Internet profunda», reúne la información a la que los navegadores comunes, como el Firefox o el Chrome, no pueden acceder por encontrarse fuera de las bases de datos específicas que revisan. Esto permite que se obtengan rápidos resultados, hecho que no sería posible si cada vez que se busca algo tuvieran que rastrearse en tiempo real los millones de documentos que se encuentran disponibles en internet.
Para acceder a esta información, una especie de biblioteca de Babel como la que imaginó Borges en El jardín de los senderos que se bifurcan, hay que bajar alguno de los navegadores preparados para navegar fuera de los límites. El más recomendado para principiantes es el Tor una red que implementa una técnica llamada Onion Routing, diseñada para proteger las comunicaciones de la Marina de los Estados Unidos, activistas perseguidos en sus países, voluntarios de ONG’s o usuarios que quieren acceder a servidores bloqueados por sus gobiernos.
Aunque se trata de una red para usuarios con un conocimiento por encima de la media, existen posibilidades al alcance de todos. Una buena opción es descargar este Tor Browser Bundle (funciona en Windows, Mac y Linux), un paquete que viene preconfigurado con las opciones más habituales. Una vez instalado se lanzará Vidalia, la interfaz de bienvenida de Tor. Llegado a este punto basta con hacer click en “Ver la red” para comenzar a navegar con una versión modificada del navegador. La red Tor se parece mucho al aspecto que tenía internet a mediados de los años 90, incluso en los tiempos de carga. Y, como entonces, los links se obtienen mediante directorios de enlaces, no en los buscadores. La “Wikipedia oculta”, o Hidden Wiki puede ser un buen punto de partida para comenzar a navegar.
La primera vez que estos contenidos fueron mencionados al gran público, fue en un artículo publicado en el Journal of Electronic Publishing, escrito por Michael Bergman de la consultora estadounidense Bright Planet. Ahí se dividía la Deep Web en cinco niveles diferentes donde podemos encontrar desde lo más popular o conocido en páginas como Reddit o Digg, hasta resultados banneados por Google de pornografía “carnada”, es decir la utilizada por la policía para buscar pedófilos, cazadores de recompensas, compra y venta de armas y el acceso a documentación clasificada como ultrasecreta.
En los niveles más bajos de la Deep Web, además de todo lo que hay en los otros niveles, se encuentra el denominado “Mercado Negro”: un grupo de páginas de ventas online (como puede ser Mercado Libre), sólo que en lugar de la forma de pago para contratar estos “servicios” es una moneda llamada BitCoin, una moneda electrónica descentralizada concebida en 2009 por Satoshi Nakamoto. Pensada para descentralizar el poder monetario que tienen bancos y entidades financieras, es en realidad un software de código abierto que le otorga directamente el control al usuario mediante un método P2P cómo el que utilizaba Napster para el intercambio de archivos.
El acceso a la Deep Web no es ilegal. Sí lo son algunos de los sitios allí albergados que además son monitoreados por el FBI, Interpol, y las distintas fuerzas de seguridad, pero esto sucede con cualquier sitio sea o no de la Deep Web.
Los mitos urbanos que se suceden alrededor de la Deep Web son muchos. El más conocido es el de un ciudadano español, supuestamente llamado “Dante” que ingresó y como consecuencia perdió toda la información que tenía en su computadora, recibiendo minutos después, en la puerta de su casa, una nota impresa que decía “No lo vuelvas a hacer”, cómo si la Deep Web se tratara de una red de mafiosos que, mezclados en un “Gran Hermano” mundial, vigilasen a todos y cada uno de los que deciden navegar en sus niveles más bajos.
En teoría, ya que por motivos lógicos no existe un relevamiento exacto de su contenido, la Deep Web almacenaba, hasta el año 2000, alrededor de 7.500 Terabytes de datos en unos 550.000 millones de documentos, es decir, 7.680.000 Gigabytes. Teniendo en cuenta el promedio de almacenamiento de un dispositivo USB cualquiera, sería como tener guardados en un cajón 1.920.000 de pendrives.
Acceder a esta información, si bien es tentador, es peligroso ya que nos exponemos al intercambiar datos, aún los que no queremos intercambiar, con hackers por lo cual hay que hacerlo con cuidado. Como en la vida, cuanto más profundo vas, más difícil es volver a la superficie.
Manuel Soifer
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