31 mayo, 2019
Brasil: no habrá recorte, habrá lucha
La comunidad educativa brasileña volvió a salir a la calle para rechazar el recorte del presupuesto educativo y el proyecto de reforma previsional del Gobierno de Jair Bolsonaro. Una crónica desde la manifestación en Río de Janeiro que repudió que haya «dinero para la milicia pero no para educación».

Eran las nueve de la mañana y ya se veían tres carpas en la plaza frente a la sede del Instituto de de Filosofía y Ciencias Sociales (IFCS) de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Unas horas más tarde allí simultáneamente se brindarian clases públicas, charlas debates sobre la comunicación y todos los materiales para que los niños pueden pintar en contra del recorte.
Todo el movimiento comenzó cerca de las 14 y de a poco se fue llenando la plaza, si es que así podemos llamar al Largo San Francisco de Paula. Una de las convocatorias de la movilización decía que a las 15 se comenzaba a concentrar en La Candelaria, la iglesia que ve el inicio de cualquier manifestación que se digne de ser llamada tal en tierras cariocas.
Pero las asociaciones gremiales docentes tenían otros planes.
Las clases públicas comenzaron a llenarse de oyentes cerca de las tres de la tarde. El público presente pasó por pequeñas sesiones de historia ambiental, presentaciones de investigación sobre mujeres encarceladas y hasta una sesión de música clásica y contemporánea.
Tampoco podía faltar una clase que explicase cuáles serían las consecuencias si se aprobase la reforma jubilatoria propuesta por el gobierno de Jair Bolsonaro. Sucede que autoridades han declarado que la aprobación de la reforma podría generar un ahorro posibilitando que ese dinero fuese destinado a la educación.
La crisis económica actual impone restricciones desiguales, que no afectan a empresas que debieran ser sancionadas por el daño ambiental que provocan, tampoco afectan a grandes instituciones financieras, ni a enormes evasores fiscales. La comunidad estudiantil y académica lo cantaba “hay dinero para la milicia, pero no hay para la educación”.
La coacción
La promesa era que el día 30, la protesta iba a ser inclusive más grande que la hace dos semanas atrás. En el caso de Río de Janeiro, si bien la ruta de la movilización fue distinta, no parecen haberse sumado más personas. Un docente de la UFRJ consideraba que el recorrido se había adaptado a la menor concurrencia y que los sindicatos por fuera de la comunidad educativa estuvieron más presentes en la movilización anterior.
Puede que el mensaje lanzado por el ministro de Educación, Abraham Weintraub, también provocase temor y reticencia a salir a la calle. Desde su cuenta de Twitter, a las 11 de la mañana, publicó: “Las manifestaciones son democráticas. La coacción es ilegal”, junto con un vídeo en el que declara el apoyo a las manifestaciones pacíficas tanto en contra como a favor y las diferencia de la coacción y amenazas para participar de las mismas.
El ministro dice haber recibido cartas y mensajes de padres contando que sus hijos fueron obligados a participar de las protestas del día 30 por profesores de escuelas públicas. Por ello, brinda una dirección de un sitio web para que se puedan remitir las denuncias. De este modo, el Ministerio busca garantizar que “el ambiente escolar no sea perjudicado por una guerra ideologica que perjudique el aprendizaje de los alumnos”.
Semanas atrás un docente de escuelas secundarias me había contado que el año pasado no sabía muy bien cómo abordar el tema de las elecciones en las clases de Sociología. Temía ser denunciado por algún estudiante por exponer su punto de vista en clase.
Tratar de dejar al descubierto el engaño de las fake news que citaban algunos estudiantes era otro desafío. En el único colegio donde enseñaba ya había sido sancionado un docente.
La coalición
Cerca de las cinco de la tarde, algunos antes, otros después, desde el IFCS estudiantes, docentes y solidarizados con la causa marchamos hasta la Candelaria. En la Av. Presidente Vargas ya había comenzado el acto. Cerca de las siete de la tarde, la movilización tendría como norte Cinelandia, doblando y poblando la avenida Río Branco.
La calle estaba llena de personas con carteles coloridos en los que se leía “Yo amo a la universidad pública”, “En defensa de la educación” y “Conocimiento sin recorte”. Por detrás se encontraban las cinco demandas urgentes para el Ministerio de Educación. La Asociación de docentes de la UFRJ y el Conservatorio del conocimiento iban repartiendo a todos y todas para que pudieran mostrarlos en la protesta.
Entre las canciones se destacaba el rechazo a la reforma previsional y al gobierno: “No voy a trabajar hasta morir” y se escuchaba también “quiero estudiar y ser inteligente, para burro ya está el presidente”.
Los adhesivos eran repartidos gratuitamente y pegados en remeras, carteras y mochilas. En todas las marchas, cada organización militante lleva stickers con frases de la manifestación y los reparte entre la gente. A veces un grupo se amontona para conseguir algunos y sumarlos a los que ya tienen pegados o inclusive se piden más de uno para llevar a otras personas.
Hubo momentos en los que se cantó para que todos vayan progresivamente bajando hasta estar en cuclillas y desde ahí saltar gritando bien fuerte: «No habrá recorte, habrá lucha».
Lucía Ibarra, desde Río de Janeiro – @pichi_ibarra
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