15 noviembre, 2017
«Total normalidad» en Zimbabwe tras la destitución del presidente Mugabe
Durante la madrugada del miércoles las Fuerzas Armadas de Zimbabwe arrestaron al presidente Robert Mugabe de 93 años. Se trata de un golpe de Estado al mandatario más longevo del mundo, que desde 1980 gobierna ese país del África austral.
Durante la madrugada del miércoles las Fuerzas Armadas de Zimbabwe arrestaron al presidente Robert Mugabe de 93 años. Se trata de un golpe de Estado al mandatario más longevo del mundo, que desde 1980 gobierna ese país del África austral.
Si bien el mensaje emitidio oficialmente por el vocero militar, Sibusiso Moyo, señaló que «este no es un golpe militar», la detención del jefe de Estado, su esposa y varios ministros da cuenta de una situación diferente. En el mismo sentido se inscribe la ocupación del Palacio Presidencial, la sede de la televisión pública y del partido de gobierno por parte de las tropas.
El día martes comenzaron los rumores sobre un posible levantamiento contra Mugabe ya que compañías de tanques salieron de diversos cuarteles para dirigirse hacia Harare, la capital. La acción se dio luego de que el jefe de las FF.AA. zimbabwenses Constantino Chiwenga advirtiera al presidente para que pusiera fin a la expulsión del gobierno de ex combatientes de la independencia.
“Debemos advertir a aquellos que están detrás de estos peligrosos engaños que en lo que respecta a proteger nuestra revolución, las Fuerzas Armadas no dudarán en intervenir”, dijo.
La referencia era puntualmente a la destitución del vicepresidente y héroe de la independencia, Emmerson Mnangagwa, el pasado 7 de noviembre, acusado de “traición y deslealtad”. Mnangagwa, de 75 años, aparecía hasta el momento como uno de los candidatos más sólidos para la sucesión. Tras su remoción del cargo huyó a Sudáfrica denunciando que habían intentado asesinarlo y que se estaba llevando a cabo una purga interna en el partido de gobierno.
Es que debido a la avanzada edad del líder zimbabwenze, la vicepresidencia se ha convertido en un puesto muy preciado en el Ejecutivo ya que ante cualquier imprevisto quien la detente pasará a dirigir los destinos del país.
En ese marco un sector de las Fuerzas Armadas y del propio partido de gobierno, la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), se encuentran enfrentados con la esposa de Mugabe, Grace, de 55 años, primera dama desde 1996 y presidenta de la rama femenina del ZANU-PF. Como representante de una nueva generación de dirigentes, Grace busca desplazar a los líderes históricos para ocupar el cargo de su esposo cuando este muera. Esta lucha interna es considerada la principal causa del golpe.
Una «transición» hasta volver a la «normalidad»
Las Fuerzas Armadas han señalado que mantendrán el control hasta que cumplan «su misión» y la situación «vuelva a la normalidad». De momento se desconoce si Mnangagwa ha regresado al país, pero la cuenta oficial de Twitter de la ZANU-PF informó que será él quien ayude a «lograr un mejor Zimbabwe».
El partido señaló que la familia presidencial «fue detenida y está segura», pero que tanto «por la Constitución y la cordura de la nación» esto «era necesario». «Ni Zimbabwe ni ZANU son propiedad de Mugabe y su esposa», continúa el mensaje que asegura que de ahora en más «comienza una nueva era». En otro tuit la ZANU-PF aclara que «no hubo ningún golpe» sino que se está viviendo una «transición pacífica».
Last night the first family was detained and are safe, both for the constitution and the sanity of the nation this was necessary. Neither Zimbabwe nor ZANU are owned by Mugabe and his wife. Today begins a fresh new era and comrade Mnangagwa will help us achieve a better Zimbabwe.
— ZANU PF (@zanu_pf) November 15, 2017
Sin embargo desde el principal partido opositor, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), desmintieron esta versión. Douglas Mwonzora, su secretario general, declaró al canal sudafricano ANN7 que «el ZANU-PF está en la etapa de la negación, pero ya no tienen el control” y aseguró que los militares se hicieron con el gobierno.
El líder inesperado
Robert Mugabe nació en 1924 en el distrito de Zvimmba de lo que entonces era la colonia británica de Rodesia del Sur. Tras dar sus primeros pasos como maestro de primaria viajó a Sudáfrica e Inglaterra donde estudió Letras, Derecho y Economía.
En 1960 regresó a su país, donde se sumó a las filas de la organización independentista Unión Popular Africana de Zimbabue (ZAPU) que además luchaba contra el régimen de apartheid impuesto por la minoría blanca gobernante. Tras fugarse a Tanzania luego de ser detenido, en 1963 participó de la fundación de un nuevo grupo, la ZANU.
Cuando volvió a Rodesia en 1963 fue nuevamente arrestado y pasó diez años en las prisiones del régimen racista que, en 1965, declaró la independencia, aunque esta no fue reconocida por la comunidad internacional.
Por aquellos años fue creciendo internacionalmente la figura de Joshua Nkomo quien parecía estar llamado a ser el padre de la independencia de Zimbabwe. Con el respaldo de la Unión Soviética, este líder sindical -que también sufrió años de cárcel- propició un acuerdo entre su organización político-militar, el ZAPU, y el partido de Mugabe, el ZANU, para combatir al gobierno del primer ministro Ian Smith.
Mientras el ZAPU era el ala moderada, la organización del actual presidente se mostraba más radical y contaba con el respaldo internacional de China y Corea del Norte.
En 1979, con respaldo de Gran Bretaña, el régimen racista llevó a cabo elecciones con la intención de legitimiarse. Sin embargo negros y blancos eligieron a sus representantes por separado. Esto fue rechazado por el ZAPU y el ZANU que finalmente consiguieron un acuerdo para celebrar comicios verdaderamente democráticos en 1980. Contra todos los pronósticos, Mugabe triunfó.
El ascenso y la caída
La victoria de un marxista radicalizado y la proclamación oficial de la República de Zimbabwe no fue bien vista por Occidente. Sin embargo rápidamente Mugabe dio muestras de ser un hábil dirigente político. Llegó a un acuerdo para formar un gobierno conjunto con Nkomo -a quien luego enviaría a la cárcel- y lo mismo hizo con la minoría blanca (5% de la población total) en relación a la propiedad de la tierra. Su política exterior, todavía en plena Guerra Fría, no se alineó con la URSS y mantuvo una postura de «país no alineado».
«El granero de África» vivió entonces años de esplendor y el propio Mugabe fue considerado para el Nobel de la Paz en 1981. Sin embargo en paralelo se fue dando un paulatino proceso de concentración del poder y persecución a la oposición que tuvo un primer gran paso, en 1984, la instauración de un sistema de partido único.
Con el auge del neoliberalismo en los años ’90 y ante las promesas incumplidas por parte de Gran Bretaña de que ayudaría a financiar la compra de tierras a los blancos, para el año 2000 Mugabe ordenó una campaña de expropiación que implicó el asesinato de algunos propietarios.
Sin embargo el resultado fue el hundimiento de la producción agrícola nacional ante la huida masiva de los productores y una crisis económica que llevó a Zimbabwe a tener la segunda hiperinflación más grande de la historia mundial. Como respuesta, en 2009 el gobierno decidió eliminar el dólar zimbabwense y adoptar como moneda oficial el dólar estadounidense -junto a otras divisas como la libra esterlina, el yuan, el yen y el rand sudafricano-. Sin embargo esto ha generado una recurrente falta de dinero en circulación y otros problemas económicos derivados del uso de divisas distintas.
Si bien los indicadores económicos han mejorado en los últimos años, en parte gracias al comercio con China, actualmente la esperanza de vida promedio alcanza apenas los 39 años y el 85% de la población carece de un trabajo formal.
En este país pobre que supo ser en algún momento la esperanza de un continente, este miércoles las fuerzas armadas decidieron cambiar para que nada cambie. Total normalidad.
Santiago Mayor – @SantiMayor
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