Nacionales

1 noviembre, 2017

Nuevamente la Sociedad Rural a cargo de las políticas públicas

El nombre Luis Miguel Etchevere ya había sonado en 2015, pero se decidió esperar. Gradualismo lo llamaron. Lo cierto es que el hombre que hace unos meses opinó que “no deberíamos repetir el error de otras décadas de proteger a sectores menos eficientes” se convirtió este martes en el responsable de diseñar e implementar políticas para todos los sectores de la ruralidad argentina.

La noticia no sorprende (tanto). Y es que quien transitó alguna vez las oficinas y pasillos del actual edificio de Paseo Colón 982 sabe que allí yacen cuadros y retratos de ex secretarios de Agricultura y funcionarios puestos en sus cargos directamente por la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Entonces vale aclararlo: la historia no es nueva. Otra vez un presidente de la Sociedad Rural asume como máximo responsable de las políticas públicas agropecuarias en nuestro país.

Los antecedentes abundan. Si nos remitimos a presidentes de la entidad que ocuparon -antes o después- el cargo de ministro, los casos son cuatro: Emilio Frers (primer ministro de Agricultura del país en 1898 designado por Julio A. Roca), Ezequiel Ramos Mexía (desginado por el mismo presidente en 1901 y por Figueroa Alcorta en 1906), Luis Duhau (ministro entre 1933 y 1935) y Cosme Massini Ezcurra (designado en el cargo por Roberto Marcelino Ortiz en 1940).

Sin embargo, debemos tener en cuenta que durante muchos años no existió en nuestro país el cargo de ministro de Agricultura, ya que el organismo era una secretaría dependiente de otro ministerio. En todo ese tiempo muchas funciones fueron ejercidas por hombres provenientes “del campo” (léase mejor, de las grandes entidades rurales de la Argentina).

La referencia más cercana podemos encontrarla en julio pasado, cuando Daniel Assef, entonces gerente de Coninagro, fue designado como jefe de Gabinete del Ministerio que encabezaba Ricardo Buryaile.

El nombre Luis Miguel Etchevere ya había sonado en 2015, pero se decidió esperar. Gradualismo lo llamaron. Lo cierto es que el hombre que hace unos meses opinó que “no deberíamos repetir el error de otras décadas de proteger a sectores menos eficientes” se convirtió este martes en el responsable de diseñar e implementar políticas para todos los sectores de la ruralidad argentina.

El campo no es sólo la soja

Si bien es usual identificar al “campo” argentino con sólo un sector de la producción agropecuaria -sobretodo desde el famoso conflicto por las retenciones en el año 2008- lo cierto es que el mundo rural está formado por muchos actores representados por los más diversos organismos. La Sociedad Rural Argentina es sólo uno de ellos y representa a un sector tan minoritario como poderoso de la ruralidad.

Fue una de las cuatro entidades impulsoras de la Mesa de Enlace que -en representación de los sectores más concentrados de la producción agropecuaria- exigió al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la disminución o eliminación de los derechos a la exportación de granos (tributos que hacían a buena parte de la recaudación fiscal, hoy muy débil). En la actualidad, el reclamo sigue vigente en el caso de la soja (para los demás granos, las retenciones fueron eliminadas por decreto en diciembre de 2015).

Pero en el campo hay además otros jugadores. Existen las economías regionales, que producen localmente y también exportan, y en su mayoría están siendo atacadas por la apertura indiscriminada de importaciones. También existe Monsanto. Como también los chacareros, los cooperativistas, los federados. También existe -aunque se pretenda invisibilizarla- la agricultura familiar, campesina e indígena. Existen -con un rol fundamental en casi todos los demás sectores del agro- los trabajadores y trabajadoras rurales, los verdaderos garantes de que la población argentina tenga alimentos a diario en sus hogares.

Trabajadores y trabajadoras que en muchísimas ocasiones fueron encontrados en condiciones de esclavitud. Condiciones perpetradas por empresarios como, por ejemplo, el nuevo ministro de Agroindustria de la Nación.

Lo cierto es que Luis Miguel Etchevere, el mismo de la frase de “los sectores menos eficientes” fue denunciado por tener en sus propios campos a trabajadores en condiciones de reducción a la servidumbre. En 2014 el Registro Nacional de Empleadores y Trabajadores Agrarios (Renatea), detectó esta situación.

Sebastián Premici, periodista de Página/12 y autor del libro De patrones y peones. Los aliados esclavistas de Mauricio Macri (2016), entrevistó a los hermanos Sergio y Antonio Cornejo, que trabajaban desde el año 1976 en campos de la familia Etchevehere.

“Durante los últimos tres años, los hermanos vivieron en una casilla de cuatro por cuatro, sin luz, agua, ni baño. Sólo cobraban 450 pesos cada uno”, relataba Premici en junio de 2014.

El flamante ministro fue además denunciado penalmente hace un año por haber recibido de parte del Banco Nación –conducido en ese entonces por Carlos Melconián- un préstamo por 900 mil pesos en carácter de “agricultor familiar en situación de vulnerabilidad” para su estancia Las Margaritas.

Para quienes pudieran creer que todo lo expuesto está teñido de distorsiones propias de “la grieta”, es necesario informar que el recientemente designado mandatario fue acusado por su propia hermana, Dolores Etchevere, por “defraudación y evasión tributaria”. “Hace siete años que estafan al fisco de manera sistemática”, señalaba en sus primeras declaraciones públicas. Y agregaba: “Las Margaritas SA tomó créditos a través del Banco Itaú para sembrar soja, con un plan de promoción de siembra con tasa subsidiada por el Banco Central, por 250 mil dólares. Ese dinero fue desviado a las cuentas de otras sociedades, una de ellas Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), que es la editora de El Diario de Paraná”.

Según Premici, la mujer se presentó en público hace algunos meses y reveló “el entramado delictivo del presidente de la SRA, y de sus otros hermanos, Juan Diego Etchevehere, presidente de la Fundación Pensar de Entre Ríos y actual funcionario del Enacom, Arturo Sebastián Etchevehere, ex directivo de Adepa, y de su madre, Leonor Barbero”.

En diferentes oportunidades las estancias rurales de la familia Etchevere fueron sede de reuniones pre-electorales de la alianza Cambiemos. No disimularon el ruralista y el ingeniero en mostrar sus afinidades previa y posteriormente a la campaña electoral de 2015. El triángulo era completado por el complaciente sindicalista “Momo” Venegas. Hoy, con el radicalismo hecho a un lado, la mesa se va achicando y el ajuste de los “consensos básicos” empieza a navegar en las aguas de una fina sintonía.

Leticia Garziglia – @letigarziglia

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