Cultura

29 noviembre, 2016

Economía feminista: las raíces de un mundo desigual

Desde este 1 de diciembre estará en las librerías del país Economía feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour), escrito por Mercedes D’Alessandro y editado por Sudamericana. Un material indispensable -y entretenido- para la comprensión de las desigualdades sociales desde una perspectiva de género.

Desde este 1 de diciembre estará en las librerías del país Economía feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour), escrito por Mercedes D’Alessandro y editado por Sudamericana. Un material indispensable -y entretenido- para la comprensión de las desigualdades sociales desde una perspectiva de género.

Economía feminista… interpela. En primer lugar a la economía política, en la que escasea el estudio sobre las desigualdades de las mujeres. Y en segundo lugar, a la sociedad de conjunto. El libro recorre y describe con datos, ejemplos y mucha pedagogía el rol que las mujeres ocupan en el sistema económico-político-social dominante: el capitalismo. Mercedes D’Alessandro logra sistematizar y sumar nuevos elementos para reflexionar sobre uno de los fenómenos más invisibilizados de la historia de la humanidad: sin mujeres, la economía del mundo es insostenible tal como está organizada.

Con precisión editorial, el libro sale a la luz al final de un año en el que centenares de miles de mujeres protagonizaron en distintas partes del mundo manifestaciones, movilizaciones y paros en reclamo por diversos derechos, pero también -como en el paro de mujeres argentino- poniendo de manifiesto las injusticias económicas: salarios más bajos, doble jornada laboral, techo de cristal, entre otras. En la introducción D’Alessandro acerca un primer dato central: en la Argentina, nueve de cada diez mujeres hacen labores domésticas (trabajen fuera del hogar o no) mientras que cuatro de cada diez varones no hace absolutamente nada en la casa (aunque estén desempleados).

Economía feminista… es, valga la redundancia, un libro feminista. Aunque discute con la idea de que “con el kit de ser mujer viene un chip feminista” y no sólo le habla al género femenino, sí busca interpelarlo especialmente.

D’Alessandro articula estadísticas con referencias culturales como libros y películas, pero también autores (principalmente autoras) de distintas disciplinas científicas y filosóficas para desmenuzar todas esas formas invisibles en las que opera la desigualdad de género. No hay teoría sin fundamentos. Para cada hipótesis hay un dato, dos, tres. Estadísticas de Argentina, de Estados Unidos, de América Latina y globales.

¿Qué es el techo de cristal? ¿Existen paredes del mismo material que siguen limitando el acceso de mujeres a determinados trabajos? ¿Cómo fue la mejoría a lo largo de la historia? ¿Por qué importa tener mujeres en el poder? ¿Eso garantiza políticas con perspectiva de género? De South Park a Virginie Despentes, de Silvia Federici a Zoolander, Economía feminista… acerca respuestas y nuevas preguntas, que incomodan e incitan a pensar.

La imagen, los estereotipos, la participación política y el mundo científico son otras de las esferas que incorpora al complejísimo mundo de la desigualdad social. Pero no sólo analiza “problemas clásicos”, sino que suma la actualidad de un mercado laboral cambiante. “Los programadores son los más demandados del mercado, en la actualidad solo uno de cada diez de ellos es una mujer”, comenta. Y agrega que en Silicon Valley, la capital mundial de las compañías informáticas, solo el 9% de los CEO son mujeres.

Para D’Alessandro es clave incluir a toda posición teórica sobre la economía la perspectiva de género: “No habrá ni políticas económicas, ni estrategias de acción o participación política para las mujeres si la dimensión de su aporte al desarrollo social no es debidamente reconocida en el campo conceptual. No se trata simplemente de hacer encajar un concepto en el andamiaje teórico, sino de transformar la teoría para que sea capaz de comprender su objeto de estudio”.

¿Cómo se incorpora el trabajo no asalariado -la economía doméstica- de las mujeres a las cuentas nacionales? ¿Es posible medir el impacto real de las políticas públicas sin esta variable? “Los recortes presupuestarios en salud o educación, por ejemplo, son absorbidos por las mujeres en sus casas: ellas son las enfermeras de sus hijos o padres mayores, son quienes tendrán que dejar sus propias ocupaciones para atenderlos porque no hay disponibles jardines maternales o geriátricos”, aporta la autora.

La economista, docente de la Universidad de Buenos Aires por 15 años y editora del portal Economía Femini(s)ta que nació al calor de la convocatoria por Ni Una Menos, suma también preguntas y algunos elementos para pensar cómo se incluye a personas LGBT en las teorías.

Y siguen las referencias culturales: Mad Men, Virginia Woolf, Los Simpson, todo para hacer de temas complejos un recorrido amigable y entretenido. Al final del libro llegamos a las publicidades y los estereotipos: solo el 3% de las mujeres que aparecen en un comercial lo hace en algún trabajo que no sea el doméstico, apunta D’Alessandro. “Entre los mejores creativos publicitarios del mundo, las Peggy Olson son el 3%”, agrega y pasa a hacer pedazos al pink tax (“impuesto rosa”) que hace que productos idénticos salgan más caros para las mujeres por puro marketing.

Economía feminista… sintetiza lo estructural del capitalismo patriarcal con el rol de los Estados modernos con problemas contemporáneos que tienen muy pocos años de visibilización y que sólo se manejan en un mundillo reducido. Es el caso del Test de Bechdel para analizar el machismo en las películas, o la primera persona que aparece para decir que “a veces cuando creemos combatir estereotipos es cuando más los afianzamos”, para referirse a la vestimenta, los colores y la imagen. ¿Qué es ser mujer? “¿Cómo hacemos para librarnos de mandatos y exigencias?», se pregunta D’Alessandro.

“La economía feminista es revolucionaria o no es, porque no se puede conseguir igualdad en un mundo de opresión, porque no hay igualdad en un mundo de pobreza, porque no hay igualdad en un mundo de explotación”, concluye el libro, invitando a masticar las reflexiones y salir a cambiar el mundo.

¿Cómo lograr que un libro sobre economía y feminismo sea entretenido y leído por no-economistas y no-feministas? Mercedes D’Alessandro tiene bastante para decir al respecto.

Julia de Titto – @julitadt

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