7 noviembre, 2016
Nicaragua: Daniel Ortega fue reelecto con el 72% de los votos
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) retuvo la presidencia a manos de su dirigente, Daniel Ortega, y de su compañera de fórmula, Rosario Murillo. Con el 72,5% de los votos, Nicaragua continúa bajo el gobierno sandinista mientras en América Latina avanzan los gobiernos de derecha.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) retuvo la presidencia a manos de su dirigente, Daniel Ortega, y de su compañera de fórmula, Rosario Murillo. Con el 72,5% de los votos, Nicaragua continúa bajo el gobierno sandinista mientras en América Latina avanzan los gobiernos de derecha.
Daniel Ortega obtuvo una victoria aplastante en las urnas que le permitirá dar inicio a su tercer mandato consecutivo desde su regreso a la presidencia en 2007. Ortega había estado al frente del gobierno de la revolución sandinista entre 1979 y 1990.
El candidato Maximino Rodríguez, del opositor Partido Liberal Constitucionalista, ocupó el segundo lugar, con un 15% de los sufragios, mientras ninguno de los cuatro aspirantes restantes logró superar el 5%. En tercer lugar se situó el ganadero José del Carmen Alvarado, del Partido Liberal Independiente (PLI), con un 4,5% de los votos. En cuarto puesto, el pastor evangélico Saturnino Cerrato, con el 4,3%, por la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN). Durante estos comicios se eligieron también 20 diputados de la Asamblea Nacional, 70 legisladores departamentales y 20 representantes al parlamento centroamericano.
El FSLN impulsó la Alianza Unida Nicaragua Triunfa que reúne a una quincena de partidos y organizaciones de diversos tintes. Las otras fuerzas que participaron son de orientación liberal.
Aunque el voto no es obligatorio en Nicaragua, alrededor del 68% de los nicaragüenses habilitados para votar participaron en los comicios, lo que significa alrededor de 2,5 millones de votos válidos. Así lo informó el titular del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, en la noche del 6 de noviembre cuando brindó el informe de los comicios con el 99,8% de las actas escrutadas.
Al anunciar los resultados, Rivas dijo: “Esos son los resultados obtenidos de la voluntad popular depositada en las urnas, a pesar de lo que algunos medios tratan de descalificar”. Se refirió así a los medios de comunicación que preanunciaron un proceso electoral fraudulento, aunque ninguna denuncia fue realizada por las vías formales. El titular del CSE agregó que incluso las boletas anuladas estuvieron por debajo del promedio registrado en elecciones anteriores.
Los resultados estuvieron preanunciados en distintos sondeos como el presentado a fines de octubre por el Sistema de Monitoreo de la Opinión Pública (SISMO) de la firma M&R Consultores que adjudicaba a Ortega el 70% de los votos. Asimismo, la IV Encuesta Nacional Electoral le dio a la fórmula Ortega-Murillo el 64% de la intención de voto mientras que el FSLN alcanzó el 50% de aceptación.
A mediados de 2016 el PLI se dividió y luego un sector de su bancada fue expulsada del Parlamento por el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Supremo Electoral al considerar que los legisladores ya no representaban al partido por el cual fueron elegidos. Este sector, que está liderado por José Venancio Ríos, llamó a la no votar y anunció una “abstención masiva”. Pero la noche previa a las elecciones tanto el cardenal primado Miguel Obando y Bravo, principal opositor del sandinismo tras su triunfo revolucionario a fines de la década de 1970, como el cardenal Leopoldo Brenes, llamaron a los nicaragüenses “a fortalecer la paz y la democracia ejerciendo su derecho al voto”.
Tras la figura de Ríos, que fue recibido en varias ocasiones en la Organización de Estados Americanos (OEA) que dirige el uruguayo Luis Almagro -reconocido por sus ataques diplomáticos contra el gobierno de Venezuela-, se alinean facciones de la antigua contrarrevolución de la década de 1980 alentada por el Departamento de Estado de Estados Unidos.
El día después de las elecciones, ese organismo del gobierno de Estados Unidos emitió un comunicado en el que utilizó las mismas palabras expresadas por Ríos, que se replican en el periódico nicaragüense La Prensa. El vocero Mark Toner dijo que el gobierno de Estados Unidos está “profundamente preocupado por el proceso viciado de elecciones presidenciales y legislativas en Nicaragua”.
El comunicado asegura que Ortega ganó gracias a las “fallas” del sistema electoral nicaragüense. El principal argumento, que viene siendo sostenido por varios medios de comunicación y la OEA es la falta de la falta de observadores internacionales. En efecto, tanto la presidencia como el resto de los poderes del Estado definieron no convocar al Centro Carter, la Unión Europea (UE) y la OEA por el historial injerencista de estos organismos sobre la soberanía de Nicaragua. No obstante, se capacitaron a 226 mil funcionarios que trabajaron sobre la fiscalización y transparencia de los comicios, como así también representantes de los partidos políticos que participaron de la elección.
El nuevo triunfo del sandinismo es difícil de explicar para los estadounidenses. Mientras que en América Latina avanzan los gobiernos de derecha tanto por vía constitucional -como en el caso de Argentina con Macri- o por maniobras antidemocráticas -como el golpe de Estado en Brasil-, Nicaragua va a contrapelo.
Los diferentes especialistas que disertaron en medios como teleSUR y BBC acordaron que este triunfo se vincula a la política social que Ortega ha desplegado en sus mandatos, donde se destaca el avance en el acceso gratuito a la educación y la salud, lo que ha tenido un fuerte impacto en las condiciones de vida de los sectores trabajadores nicaragüenses.
Actualmente, Nicaragua tiene un crecimiento económico promedio del 5,2 y es el segundo país con más crecimiento de Centroamérica, luego de Panamá. Aunque la pobreza continúa siendo alta, en los últimos nueve años se redujo del 48% al 29%, mientras que es considerado un país estable en términos económicos y de paz social respecto a su región.
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