Derechos Humanos

17 agosto, 2016

23 años sin Miguel Bru

Se cumplen 23 años de la desaparición de Miguel Bru en manos de la policía bonaerense. Aunque la causa ya tiene condenados, los policías se niegan a decir donde dejaron su cuerpo. Este miércoles a partir de las 19 se realiza la tradicional vigilia afuera de la Comisaría Novena platense, lugar donde fue visto por última vez.

Se cumplen 23 años de la desaparición de Miguel Bru en manos de la policía bonaerense. Aunque la causa ya tiene condenados, los policías se niegan a decir donde dejaron su cuerpo. Este miércoles a partir de las 19 se realiza la tradicional vigilia afuera de la Comisaría Novena platense, lugar donde fue visto por última vez.

Cada 17 de agosto en La Plata, en las intersecciones de 5 y 59 donde se encuentra la Comisaría Novena, distintas organizaciones de derechos humanos y sociales realizan una vigilia pidiendo por la aparición del joven estudiante de periodismo y por el esclarecimiento del caso, envuelto por la marca de la maldita policía bonaerense.

En los años noventa, Miguel vivía en una casa tomada que compartía con amigos y juntos conformaban una banda de música, ensayaban y realizaban reuniones. En dos oportunidades la policía allanó violentamente la casa y, de manera ilegal a punta de pistola, amenazó a los jóvenes, justificando que habían recibido denuncias de vecinos que nunca existieron.

En el allanamiento rompieron varios instrumentos y se llevaron a algunos detenidos, sin encontrar rastro alguno de lo que buscaban. Con el coraje que se gesta en la impunidad, en agosto de 1993 Miguel denunció al personal policial de la Comisaría Novena, lo que lo condenó a un sinfín de hostilidades para que retirara la denuncia.

Según consta en los expedientes, Miguel fue secuestrado cerca de la localidad de Bavio el 17 de agosto de 1993, sitio donde se alojó hasta su secuestro. Ello fue determinado tras escuchar distintas declaraciones de varios detenidos y además se realizó una pericia caligráfica sobre el libro de guardia de la seccional, en donde se asienta la entrada y salida de detenidos. En él había sido escrito el nombre de Miguel y luego borrado, para luego poner el nombre de otro detenido.

De esta manera, las pericias en el libro de guardia de la comisaría, permitieron comprobar que fue ingresado en esa seccional, entre las 19 y las 20, donde fue visto por última vez mientras era torturado.

La causa judicial tuvo seis años de espera, ya que en 1999 los policías Walter Abrigo y Justo López fueron condenados a prisión perpetua como autores materiales del crimen. En el mismo juicio recibieron una pena de tres años el comisario Juan Domingo Ojeda y el suboficial Ramón Cerecetto, mientras que otros tres oficiales fueron imputados por el crimen el mismo año, pero la causa fue archivada en 2004 sin producir sanciones.

Las últimas novedades de rastrillajes para encontrar el cuerpo de Miguel tienen que ver con que el año pasado, en una casa céntrica de la ciudad, un testigo aseguró que Miguel había sido trasladado hacia ese domicilio luego de ser torturado en la Comisaría Novena en 1993. Lamentablemente la información del testigo fue falsa, lo que produjo un malestar muy grande en la familia de Miguel, sobre todo en su madre Rosa, incansable luchadora de la causa.

Este 17 de agosto su madre, Rosa Bru se acercó a la Fiscalía que actúa en la causa, supervisada por el Fiscal Cartasegna, para pedir el pase de causa a otro fiscal ya que tiene a esta altura 23 años sin esclarecimiento. Los años pasan, la lucha por Miguel sigue vigente.

Germán Hernández, desde La Plata – @GermanHdez5

Foto: Diario Contexto

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