28 marzo, 2016
EAAF: ciencia para la memoria, verdad y justicia
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que participa de las pericias sobre el cuerpo hallado en el río Chubut, lleva 32 años aportando a identificar restos de víctimas de la dictadura en Argentina y otros lugares del mundo. Son una referencia indiscutida a nivel global en la aplicación de la ciencia al servicio de los derechos humanos.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es una organización que nació en 1984 y se define “científica, no gubernamental y sin fines de lucro”. Aplica técnicas de diferentes disciplinas científicas, en especial arqueología, antropología y genética, en la investigación y documentación científica de violaciones a los derechos humanos cometidas en diferentes partes del mundo. Su nacimiento está ligado directamente a la necesidad de investigar la desaparición de personas cometidas por la última dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 y su trabajo se expandió por todo el mundo.
Desde 1984 hasta 2013, el EAAF ha identificado los restos de más de 580 desaparecidos. De ese total pudieron restituirse a sus familiares los restos de 460 víctimas.
El EAAF investigó y realizo exhumaciones de restos enterrados como NN durante la última dictadura cívico-militar en cementerios de todo el país, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires. También recuperó restos de personas enterradas clandestinamente en lugares como bases militares o instalaciones de la policía.
Desde su perspectiva, tanto la complejidad del sistema represivo en Argentina como la falta de datos pre-mortem de las víctimas dificultan la identificación positiva de los restos “a través de técnicas antropológicas y odontológicas tradicionales”.
Una de las investigaciones más destacadas fue la vinculada a los Vuelos de la Muerte, en la que el EAAF logró recuperar alrededor de 25 cuerpos de los arrojados al mar, tanto en la costa argentina como en la uruguaya. De ellos, cinco fueron identificados como pertenecientes al grupo de personas secuestradas en la Iglesia de la Santa Cruz, en la Ciudad de Buenos Aires, el 8 de diciembre de 1977. Correspondían a tres integrantes de Madres de Plaza de Mayo, a una monja de nacionalidad francesa y a otra mujer del grupo mencionado.
La identificación de esos cuerpos en 2004 (25 de los 34 hallados entre 1976 y 1978) se convirtió en la primera evidencia científica de la existencia de los Vuelos de la Muerte. Los mismos, aunque anticipados por Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar de 1977, recién se conocieron a raíz de testimonios como el de Adolfo Scilingo (ex oficial de la marina, condenado por delitos de lesa humanidad) en 1995. Según el represor, esta metodología de exterminio y eliminación de los cuerpos se llevó la vida de unas 4400 personas y dependía directamente del almirante Emilio Massera.
En la tercera etapa del juicio por los delitos cometidos en la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (Megacausa ESMA III), que en este momento se encuentra en su etapa final, se juzga por primera vez, entre otros, a los pilotos acusados de llevar a cabo estos Vuelos.
Ciencia aplicada
El proceso de identificación de los restos lleva cuatro pasos. El primero es la investigación preliminar, que podría asemejarse a una buena investigación periodística, luego de hallar las fosas o sitios donde se hallaron los restos: con fuentes escritas y orales se reconstruyen las circunstancias e historia del caso y los datos físicos de las víctimas.
En segundo lugar, se lleva a cabo una exhumación de los restos utilizando conocimientos de la Antropología Forense, interpretando el contexto y los hallazgos.
Luego se realizan los pertinentes análisis de laboratorio, se establece el perfil biológico (sexo, edad, altura, etc.), y se realiza el estudio odontológico. En este punto se determina el causal y el modo de muerte y ya se estipula, sumando la investigación histórica y los datos de familiares, una hipótesis de identidad.
Por último, se procede a realizar el análisis genético y determinar con rango científico, en caso de ser posible, la identidad de los restos hallados.
Desde Sudamérica hacia el mundo
A partir de 2007 y con el lanzamiento de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas (ILID) en la Argentina (por la articulación del EAAF, la Fundación de Antropología Forense de Nicaragua y el Equipo Peruano de Antropología Forense), la iniciativa expandió sus fronteras.
El objetivo del proyecto ILID es “incrementar considerablemente la identificación de los restos de víctimas de violaciones a los derechos humanos ocurridas en la región mediante nuevas tecnologías de ADN a escala masiva”, indica el Equipo. Además, con la creación de un laboratorio genético propio en 2009, se incrementaron las posibilidades de investigación.
En Argentina, el ILID se enmarca en un Convenio Tripartito de Cooperación Institucional para la Identificación de Desaparecidos, firmado por el EAAF, el Ministerio de Salud y el Archivo Nacional de la Memoria. Su principal objetivo es la creación de un Archivo de Muestras de Sangre de Familiares de Víctimas de Desaparición Forzada entre 1974 y 1983.
El EAAF también entre 1995 y 1997, con la colaboración de un equipo cubano, identificó los restos de Ernesto “Che” Guevara. Desde entonces yacen en un mausoleo en Santa Clara, Cuba, junto con otros cinco compañeros también identificados.
Además, ha participado de la identificación de restos de personas greco-chipriotas y turco-chipriotas desaparecidas en 1963-64 y 1974; en el esclarecimiento de homicidios cometidos entre 1975 y 1999 en Indonesia; de víctimas de la dictadura boliviana (1964-1972); y mujeres víctimas de femicidios en México, entre otros lugares.
Julia de Titto – @julitadt
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.