América Latina

3 abril, 2014

El Mercosur, la Unión Europea y ¿un tratado de libre comercio?

Desde hace algún tiempo se viene negociando un tratado de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea. Sin embargo el hermetismo sobre el tema es absoluto por parte de los gobiernos. Un análisis de sus posibles implicancias.

Desde hace algún tiempo se viene negociando un tratado de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea. Sin embargo el hermetismo sobre el tema es absoluto por parte de los gobiernos. Un análisis de sus posibles implicancias.

 

En el programa radial L’ombelico del Mondo de Radionauta FM 106.3 José Seoane, sociólogo e integrante del Grupo de Estudios sobre América Latina y el Caribe (GEAL), analizó los pormenores del posible Tratado de Libre Comercio que el Mercado Común del Sur (Mercosur) está negociando con la Unión Europea (UE).

En primer lugar informó que sobre este tratado se “carece de toda información pública, se está negociando en secreto, en confidencialidad”. Sin embargo se sabe que el acuerdo está en tratativas y se puede hacer un análisis en base a “otras propuestas de libre comercio, incluso los que la Unión Europea ha firmado con otros países de América Latina (Colombia, Perú, México)”.

Los cuatro puntos negativos

Al respecto, Seoane sostuvo que se pueden pensar cuatro aspectos en los que el tratado modificaría las condiciones actuales de los países del Mercosur. “Por un lado un tratado de este tipo va a profundizar el proceso de reprimarización de la estructura productiva” ya que “va a favorecer, en términos de liberalización arancelaria, la llegada de productos industriales y de alta tecnología de Europa y la exportación del Mercosur hacia Europa se va a concentrar en los productos primarios”, explicó el sociólogo. Además agregó contundente: “Esto es desindustrialización, aumento del desempleo, precarización y caída del salario”.

“El segundo rubro es que estos tratados involucran, en general, ítems de protección a las inversiones extranjeras”, explicó. Esto supone, al menos, una igualación de derechos entre los inversores europeos y los nacionales pero “sobre todo, aceptar los tribunales internacionales cuando haya litigios. Sería volver a poner a esos organismos internacionales como reguladores de la vida económica y social de los países de América del Sur”.

Para el integrante del GEAL sería “un retroceso de todas las luchas que se dieron en la región y particularmente de la derrota del ALCA en 2005”, refiriéndose a la Cumbre de las Américas de Mar del Plata donde los países sudamericanos rechazaron la propuesta estadounidense de constituir un Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

El tercer punto que desprende de un tratado de este tipo supone “la profundización de las actividades extractivas y el desplazamiento de las industrias contaminantes de Europa (que por legislación están prohibidas) al Mercosur”. Finalmente, el Tratado de Libre Comercio (TLC) “también tendría un impacto en la capacidad estatal de intervenir en la economía porque generalmente estos tratados limitan la intervención estatal, la posibilidad de favorecer a ciertos sectores o sujetos sociales, o desarrollas ciertas políticas sociales u orientar las compras estatales hacia ciertas áreas de la actividad local”.

Para ejemplificar, el entrevistado habló de Colombia. “Hay que ver los efectos de los TLC firmados en América Latina con Estados Unidos y con Europa. En los últimos dos años hay un proceso de movilización y conflictividad social muy significativo en Colombia, con una gran participación del movimiento campesino, los trabajadores y los jóvenes, y una de las razones centrales de esta dinámica de conflictividad es el cuestionamiento e los TLC”, remarcó.

El Mercosur y los gobiernos de izquierda

Durante la entrevista, el integrante del GEAL fue consultado por la posible contradicción que supone para el Mercosur incorporar países que se declaran abiertamente socialistas (como Venezuela o las tratativas que hay para sumar a Bolivia) y este tipo de acuerdos comerciales. “Ciertamente habla de tensiones y de ambigüedades, pero me parece que también habla un poco de la estrategia brasileña que es la que lidera el proceso de negociación con Europa”, explicó Seoane.

Para el cientista social “acá hay una estrategia de los sectores dominantes brasileños, acompañados por su gobierno, que tienen una política de expansión en América del Sur, de integrar al Mercosur en términos de su hegemonía comercial y política sobre el continente. Y por otro lado, en el marco de una caída del crecimiento económico de los últimos años, en parte por el agotamiento del modelo neodesarrollista y por las condiciones internacionales, sale a buscar inversiones extranjeras”. Esto supone “promover estos tratados que ciertamente son un retroceso en la región en el sentido que afirman las salidas más conservadoras ligadas a la dependencia al capital transnacional”.

De todas maneras explicó que la situación de Venezuela es diferente justamente porque “ingresó tarde” al Mercosur y “todavía no ha consolidado un arancel común, no está totalmente integrada y está fuera de la negociación del TLC con Europa”.

¿De dónde venimos?

Finalmente, Seoane recordó que este tratado no es nuevo, sino que es la recuperación de un intento anterior. “El Mercosur inició la negociación de este TLC en el 2000, después de haber firmado una serie de acuerdos desde 1995. O sea que el TLC viene de lejos, del tiempo de la negociación con el ALCA. Cuando EE.UU. lanzó la ofensiva del ALCA, Europa también lanzó la suya en la disputa por los mercados latinoamericanos”, sostuvo. Sin embargo “esta negociación con Europa se abandona en 2004, casi en simultaneo con la derrota del ALCA”.

Por eso planteó la preocupación ya que “es sintomático que un tratado que fue bloqueado en 2004 en las luchas contra el libre comercio, sea reactivado ahora”.

 

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